Uno

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Un asalto, una dona y un salvador.

Llegar a casa, eso era lo único en lo que pensaba Jisung mientras corría a toda velocidad en aquel oscuro y asqueroso callejón, oh, pobre chico, él solamente quería comprar una estúpida dona para poder comerla de regreso a casa.

Se lo merecía, después de todo, había tenido un largo y horrible día, comenzando desde el momento en el que se despertó tarde, todo era culpa de aquel proyecto que debía terminar o de lo contrario reprobaría, corrió un verdadero maratón para poder llegar a las justas a la escuela, pero todo su esfuerzo había sido en balde, puesto que el profesor no revisó el proyecto, le dieron un reporte por llegar tarde y otro por dormir en clase.

Por dormir, llegar tarde y por contestar de mala manera, según el profesor de matemáticas, Jisung tuvo que quedarse en detención, era la primera vez que tenía que quedarse en aquel salón, le obligaron a escribir un ensayo donde tenía que reflexionar sobre las acciones que lo llevaron hasta detención.
¿De qué jodidas acciones hablan esas personas? Simplemente estaba cansado y eso provocó que se quedase dormido, sin embargo, él jamás le contestaría de mala manera a sus profesores, el de matemáticas simplemente estaba molesto con su existencia y no lo podía culpar, si él fuera profesor, también estaría hastiado de los adolescentes irresponsables e irrespetuosos.

La detención le atrasó todo su horario, por lo tanto, tuvo que correr de un lado para el otro mientras completaba todas las cosas que aún tenía pendientes, tal vez debería dejar de ofrecerse como voluntario cada vez que el equipo de básquet buscaba ayuda, pero en su defensa, él solamente era un tonto enamorado que simplemente quería ver aunque sea cinco segundos a la persona que le gusta, incluso si el simplemente verlo involucraba tener que crear folletos de campaña para el equipo, folletos que tendría que repartir y pegar por toda la escuela.

Su día apestaba, además de dormir poco más de una hora, también tuvo que ayudar al entrenador a pegar los folletos, aceptó con la esperanza de ver al chico que le gusta, pero aquel no estaba entrenando, ni en ninguna zona cercana, a decir verdad, ninguno del equipo lo estaba.

Pegó todos los volantes en todos los lugares disponibles, no sabía si habían quedado bien o no, en lo único que pensaba era en llegar a casa, preparar chocolate caliente y refugiarse en las cálidas mantas de su cuarto, después de eso, dormiría profundamente, probablemente al día siguiente se levantaría hasta el medio día, pero no importaba, después de todo, era fin de semana. Con todo un plan en mente, Jisung recogió todas sus cosas y salió emocionado y cansado de la escuela, comenzó a caminar por aquellas conocidas calles, pero debido a todo su cansancio y su repentino apetito, decidió tomar un atajo, uno que le llevaría a la tienda de conveniencia que quedaba cerca de su casa, tomó la aventada decisión de tomar aquel atajo, incluso si este involucraba calles horribles y oscuras, lo único que quería era comprar una dona y después irse a casa.

Él caminó rápido hasta la tienda, compró la dona y sin más, continuó con su trayecto hacia su casa, comenzó a comer aquella dona, él no era consiente de aquel hombre que merodeaba por aquella calle. Jisung estaba alegre por aquella dona, era la primera y única cosa buena que le pasó en el día, pero su felicidad duró poco, unos pasos pesados se acoplaron a los suyos, los cuales empezaron a ser torpes, esperaba que la persona detrás de él le rebase o algo, sin embargo, no lo hacía.

Escuchaba los zapatos de la otra persona estamparse contra el suelo, él apresuró su paso, la otra persona también, en algún punto, escuchó el sonido de una navaja o algún otro objeto cortante, fue entonces que comenzó a correr despavorido por aquel callejón frío, oscuro y asqueroso.

El callejón parecía tan grande, incluso le dio tiempo para pensar en algún tipo de negociación con el posible ladrón, vamos, él no tenía nada de valor, solamente tenía una dona a medio comer y lo que le sobró después de comprar la dona y no era tanto, solamente llevaba como dos monedas en sus bolsillo y en su mochila apenas cargaba con un cuaderno, un bolígrafo y su proyecto, robarle a él era una completa pérdida de tiempo.

Jisung se entusiasmó al ver por fin la salida del callejón, desde donde estaba podía ver a la perfección todos los autos y luces de la cuidad, aceleró un poco más su paso, corrió despavorido, en algún punto pensó simplemente tirarse al suelo y dejar que el ladrón perforase alguna parte su cuerpo con su navaja, sin embargo, decidió no rendirse cuando vislumbró a un chico cerca de su desastrosa escena de asalto, corrió hasta lograr estar al lado del desconocido, decidió confiar en que este no era cómplice del ladrón o incluso algo peor, con los nervios a flor de piel le tomó del brazo y comenzó a caminar a la par del extraño. Jisung sentía que estaba temblando y no era por el frío, era por el miedo de que algo le suceda, el chico hizo una mueca, sin embargo no le miro, Jisung intento respirar un poco más tranquilo, sintió que el chico intentaba soltarse de su agarre, no lo culpaba, él también se extrañaría e intentaría soltarse si de la nada alguien llega a colgarse de su brazo sin ninguna explicación.

—Por favor, ayúdame —. Susurró, esperando que aquel extraño le entendiera.

Y así termina el primer capítulo, espero que les esté gustando, le he puesto mucho empeño en este libro, tiene un pedacito de mi corazón, así que supongo que es todo lo que tengo que decir, nos vemos, xoxoMay🐊

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Y así termina el primer capítulo, espero que les esté gustando, le he puesto mucho empeño en este libro, tiene un pedacito de mi corazón, así que supongo que es todo lo que tengo que decir, nos vemos, xoxo
May🐊

¿A primera vista? MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora