La Noche del Flechazo: Amor, Café y un Acto de Valentía
Le dolían demasiado los pies y las piernas, debió pensárselo dos veces antes de aceptar el trabajo de medio turno que su abuelo le había ofrecido en la cafetería, ¿a quién se le ocurre mezclar el entrenamiento de básquet con ser mesero durante cuatro horas? Debía hablar con su abuelo para que le cambien su día de descanso, nunca más volvería a trabajar los viernes después de su entrenamiento, antes tendrían que matarlo.
A veces envidiaba a su hermanito, oh, Jeongin solamente iba a la cafetería para ser adorado por todo mundo, si supieran que el crío siempre lograba sacarle canas verdes hasta a las personas más dulces del mundo, y no lo mal entiendan, Minho amaba con todo su corazón a Jeongin, sin embargo, casi siempre lograba sacarlo de sus casillas, el niño era un pequeño y fuerte remolino de energía y él se sentía como un anciano con problemas de columna, ¡Apenas tenía 17 años!
Minho suspiró y continuó con su camino, se sentía como un muerto en vida, ese día el entrenador había decidido castigarlos por no dar el cien porciento en el último partido, su turno en la cafetería fue un fastidio, su abuelo también le había levantado un castigo por llegar tarde, de nuevo y como si el mundo conspirara en su contra, también había tenido que soportar a unos críos insoportables, con mamás dementes y esposos incluso más imbéciles que las mamás.
Aún sentía rabia por aquel niño que tiró una taza humeante de café encima suyo, oh, esa no fue la peor parte, lo peor fue ver a la mamá rabiosa porque su hijo se salpicó con unas cuantas gotas del café caliente, vamos, él estaba seguro que había recibido mínimo una quemadura de tercer grado, el infante apenas y había sido rosado por el café, y el papá, oh, el señor quería resolver el problema peleando, primero por el café derramado y la pequeña e insignificante gota que fue directamente al brazo de su hijo, después fue porque creyó que le estaba coqueteando a su esposa, claro, el tipo debía de estar demasiado loco si creía que coquetear con su esposa implicaba estarla insultando como un cretino.
Su abuelo le había reprendido, terminó con un rasguño en la mejilla izquierda, con un golpe horrendo en el ojo derecho y con un descuento de su generoso sueldo, además también le habían obligado a cerrar y como parte de su castigo todos los empleados habían sido retirados de la cafetería, dejándole el trabajo de limpiar y cerrar.
Minho estaba agotado, con dos golpes en su cara, una quemadura horrible en ambos brazos y unas cuantas heridas nuevas en las palmas de sus manos, ansiaba llegar a casa y ser consentido por su madre, quería abrazar a Jeongin y llorar porque en todo el día no le había visto, quería saludar a su papá cuando llegase a casa después de su turno policial.
Minho estaba soñando despierto mientras caminaba por la calle, pero un estruendo le sacó de su ensoñación, giró su mirada por todos lados, hasta que se topó con un chico temblando en medio de la penumbra, atrás de él estaba un señor, este estaba un poco demasiado cerca del chico, en ese momento maldecía la noche y la poca iluminación que había en ese callejón, porque no podía distinguir demasiado bien la escena y mucho menos si ambas personas estaban demasiado lejos, solamente distinguía dos siluetas, una más grande que la otra, siendo la que él suponía que era de un chico la más chica, y por lo que podía deducir, estaba encorvado, de pronto, el chico comenzó a correr hacia su dirección, volteaba a ver constantemente a los lados y atrás, entonces Minho lo entendió, el chico estaba huyendo de aquel sujeto.
Rápidamente sacó su teléfono de su bolsa y le marcó a su papá, sabía que cuando se tratase de situaciones como estas tenía que marcarle inmediatamente a su papá y este lo resolvería, así que cuando este le contestó inmediatamente le explicó toda la situación y le dio la dirección, su papá le dijo que si tenía oportunidad que ayudase al chico al menos hasta que la policía llegase al lugar.
Suspiró una vez más y decidió continuar con su camino, comenzó a caminar a paso lento para que cuando el chico saliese por fin del callejón pudiera acercarse a él, no le esperaría como un acosador porque en lugar de generarle confianza le daría miedo, al menos si él fuera el chico pensaría que él era un cómplice el ladrón.
Escuchó pisadas detrás de él, evitó voltear para evitar que el chico desconfiara de él, grande fue su sorpresa cuando el chico llegó hasta él y se aferró a su brazo, se tragó su gemido de dolor e inevitablemente hizo una mueca.
-Por favor, ayúdame -. Le susurró el chico, simplemente se limitó a fruncir las cejas, esto por el dolor de su brazo, el cual crecía con el paso de los minutos porque el chico no dejaba de apretarle cada vez más fuerte, respiró para no soltarle un insulto y mandarlo a la mierda, se removió levemente, intentando aflojar el duro agarre.
-Tranquilo, ya he llamado a la policía, llegarán pronto.
Aquello pareció tranquilizar y extrañar al chico, supuso que le iba a preguntar algo más, pero toda palabra quedó estancada en su boca porque la policía había llegado, Minho agradeció a todos los santos aquello, el chico en verdad parecía querer arrancarle su brazo quemado.
El chico por fin soltó su brazo y él por fin pudo respirar en paz, cerró los ojos fuertemente mientas aquel chico le agradecía, en algún momento el extraño estrechó sus manos y sin más se fue para ser interrogado por los policías. Minho pensó que ya podía irse a casa después de ayudar al pobre chico, sin embargo, su papá le detuvo para interrogarlo, casi hace una pataleta en medio de la calle por estar siendo retenido una vez más, él simplemente quería descansar.
Después del interrogatorio y de ser obligado a caminar porque su papá no le llevaría en la patrulla hasta su casa, comenzó a caminar de nuevo, pero aquel chico rápidamente corrió hasta él, le tocó el hombro con una de sus manos y él detuvo su paso una vez más.
-Muchas gracias por todo.
Él simplemente se encogió de hombros y no volteó a verlo, supuso que no tenía nada más que decirle así que comenzó a caminar de nuevo, no quería ser grosero con el chico, simplemente estaba demasiado cansado, el chico pareció desesperarse, al menos por lo poco que podía escuchar detrás de él, el pobre parecía estar en un debate mental horrible.
-¡Mi nombre es Jisung!-. Le gritó el chico, él se debatió internamente si debía gritarle de vuelta su nombre o simplemente ignorarlo una vez más, suspiró una vez más, decidió responderle aunque sea a eso.
-Soy Minho, tonto.
Sin más, continuó su camino, sabiendo que al llegar a casa sería reprendido por su papá por haberle contestado así al pobre chico.
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¿A primera vista? Minsung
Fanfiction¿Cómo iba a ser amor a primera vista? Si no pudo verle el rostro, apenas y recuerda cómo fue rosar con sus dedos aquella suave piel, el simple toque fue electrizante para él, lo único que nunca podrá olvidar es aquella melodiosa voz, tan atrapante y...