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Las calles en los suburbios están cada vez mas pobladas por gente de otras zonas, caras desconocidas rodeaban las zonas de los más pequeños que hasta ahora no habían sido descubiertas por los demás.

Unos hombres que ocultaban sus rostros habían tomado a los mayores del grupo de adolescentes y tenían amenazados a los mas pequeños.

--¡¿Quién de ustedes fue?!-- habló un hombre con su cara cubierta pero de aspecto intimidante-- Confiesen ahora si no quieren que le suceda nada a su amiguito!!!-- Tomó a uno de los niños pequeños y lo alzó en el aire.

-- Suéltalo!! No sabemos de que hablan!-- uno de los adolescentes de poco mas de dieciséis años intentó zafarse de uno de los hombres que le sostenía, pero solo logró que lo tirarán al suelo.

-- Ya déjenlos!! Fui yo! Solo suéltenlos....--  Habló Atsushi que ya no pudo aguantar el ver a sus amigos así, revelar su identidad no era algo tan sencillo, muchas organizaciones estaban en su contra, como esa misma....

-- Con que fuiste tú pequeño engendro-- El hombre soltó al niño, lo pateó y caminó hacia Atsushi. Le tomó del cuello y le elevó en el aire-- Escúchame bien mocoso, danos ese pendrive.

-- Y-ya no lo tengo-- dijo el albino con dificultad en la voz debido al agarre-- S-solo mátame y suelta a los demás.

-- No creas que será tan sencillo, los niños merecen un castigo por sus malas acciones después de todo, ¿no lo crees?-- el hombre hizo una seña con las manos a sus compañeros, estos comenzaron a atacar a los amigos de Atsushi hasta no dejar a ninguno con vida.

Atsushi cayó al suelo mientras veía a sus amigos suplicarle por ayuda, pero para cuando pudo reaccionar, ya era demasiado tarde. Solo pudo quedarse arrodillado en el suelo llorando y gritando cerca del cuerpo de los niños con los que había crecido. En ese momento de confusión y sin aceptar totalmente lo que sucedía, dirigió su mirada al hombre que lo había provocado todo.

-- Recuerda que tú ocasionaste todo esto, si intentas volver a usar eso que sabes hacer, solo seguirás perdiendo gente-- El hombre le dirigió una mirada de desprecio y le hizo seña a sus hombres para que abandonaran el lugar.

Aún con tristeza y odio en su corazón, lo único que pudo hace en ese momento fue recostarse cerca de los cuerpos de los niños y sujetar con fuerza las pequeñas ropas que con su trabajo había podido conseguirles. 

Luego de haberse quedado dormido junto a ellos esperando que todo sea un mal sueño, abrió los ojos con pesadez y dolor en su garganta, pudo observar la silueta de un chico como de su edad. Vestía de traje, tenía cabello azabache y unos atractivos ojos color gris, este se le acercó y se agachó hasta quedar a la altura del albino que aún permanecía sentado.

-- Tú eres Byakko?-- le preguntó el joven con una mirada seria, lo que intimidó un poco al albino.

-- S-si... tú quién eres!-- Atsushi se levantó rápido hasta quedar a la misma altura que su contrario-- ya no tengo nada para ofrecer, lo he perdido todo-- dijo deprimido.

El azabache esbozó una leve sonrisa de triunfo y se dirigió al chico que era apenas menor que él.

-- Te encontré, Gran Tigre Blanco-- se acercó más al albino y sonrió nuevamente, pero esta vez de una manera aterradora.

-- T-tú quien eres, no estoy condiciones de luchar contra nadie-- Atsushi intentó hacer una pose de pelea pero su cuerpo permanecía débil.

-- No te preocupes Jinko, no vine a luchar. Vengo a ofrecerte una tentadora oferta.

-- Jinko? Oferta? No quiero tener nada que ver contigo-- le dijo el menor con su tan mencionada mirada de felino.

-- Parece ser cierto...... pues mira, te voy a explicar la situación-- el azabache suspiró, se estaba impacientando un poco y tuvo un repentino cambio de actitud que dejó algo confuso al albino-- Tu vida es una basura, este lugar es una basura, y seguro te crees una basura. Pero, posees un don que cualquiera desearía tener! Por qué no puedes ver algo así, estás desperdiciando tu vida!-- lo sujetó de la ropa y le habló molesto.

-- Q-qué?-- esta vez el menor estaba muy confundido, se supone que quería convencerlo de hacer algo, ¿Por qué le gritaba?-- Entonces dime.... cuál es la oferta.

El azabache le volvió a sonreír de manera triunfante, le soltó y se sacudió la ropa.

-- Puedes decirme Kyōken, y vengo a ofrecerte una vida normal y un mundo con menos contiendas gracias a ti y a los demás. A cambio.... entrégame tu vida.

-- Qué? Espera, espera, si es una propuesta agradable ¿Por qué suena como un trato con el diablo?-- el albino mientras pensaba en lo curioso que sonaba que alguien se llamara "perro rabioso", ¿Realmente se llamará así? ¿Será una especie de nombre en clave como en las películas? Genial.

-- Quizás no me expresé bien-- tosió y se cubrió la boca-- Entrégame tu vida, tu talento, y yo lo haré florecer-- extendió su mano y con mucha desconfianza el albino la tomó.

-- Bien, pero.... esto que yo hago es una maldición. Por culpa de esto asesinaron a mis amigos...-- dijo a punto de llorar.

-- No es así, sólo lo has usado mal. Te enseñaré a usarlo para ayudar a otros, eso compensará las vidas que se perdieron, ¿No lo crees?-- Aún de la mano comenzó a guiarlo entre los callejones hasta llegar a una limosina que los estaba esperando, Atsushi solo se dejó guiar, ya había entregado su vida en su totalidad.

Subieron al auto, un hombre bien vestido y con gafas negras conducía, Atsushi solo permaneció en silencio. El conductor se quitó las gafas y vió a ambos chicos detrás.

-- Así que él es el chico, eh. Ahora entiendo por qué insististe tanto-- El castaño que conducía les sonrió con una mirada pícara y se dispuso a conducir.

-- Dazai-san?!-- Dijo susurrando-- Quiero decir... Jisatsu ¡¿Qué hace usted aquí?!-- siguió susurrando para que el albino que seguía sumergido en sus pensamientos no escuchara.

-- ¿Acaso creíste que me perdería de cómo reclutas a alguien por primera vez? Además de que es.....-- el conductor seguía sonriendo, Atsushi terminó por quedarse dormido en el auto, y los otros dos seguían hablando.

-- Shhh, aún no sabe nada. Y se quedó dormido, debe de ser agotador todo esto-- el azabache recostó al menor en su hombro. 

Este sería el comienzo de su nueva vida... ¿De qué podría tratarse?


                                                                    ¡Gracias por leer!

El arte del espionajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora