Atsushi ya estaba nuevamente consciente, era cargado por el azabache en la espalda mientras caminaban por un pasillo que no conocía.
-- Será un problema si se desmaya seguido-- dijo burlón el castaño. El albino reaccionó y se bajó.
-- Nono no volverá a pasar-- dijo nervioso-- Un momento.... ¿Quiénes son ustedes?
-- A mí ya me conoces-- el azabache alzó la mano con cara neutra-- Trabajo en Operaciones Especiales.
-- Puedes decirme Jisatsu, y soy de Operaciones Encubiertas-- Dijo el castaño alegre, pero que curioso tener "suicidio" como sobrenombre, pensó el albino que apenas sabía que lo que pisaba era suelo.
-- Yo soy Monsutā, y estoy en seguridad y combate cuerpo a cuerpo-- Dijo el pelirrojo orgulloso.
-- "Perro rabioso", "Suicidio" y "Monstruo" ¿Qué se supone que son?-- aprovechó para preguntar.
-- Ah, eso. Son alias, aquí tu nombre no vale nada-- dijo el azabache.
-- Se colocan de acuerdo a qué hacías o cómo eras al momento de entrar-- dijo explicando el castaño, en todo esto seguían caminando por el extenso pasillo.
-- Ya veo, ¿Y cómo será el mío?
-- Yo pensaba en Byakko-- dijo el pelirrojo.
-- Jinko, es Jinko-- dijo cortante el azabache-- Yo lo traje, así que tengo derecho de ponerle nombre.
-- No es un perro-- dijo el pelirrojo suspirando.
-- En realidad suena bien, Okey. Serás Jinko-- dijo el castaño pensativo.
-- Bien-- dijo sin alternativas.
Llegaron al final del pasillo, había una sala tan inmensa que no se comparaba con nada que hubiera visto antes. Debía de haber como dos o tres pisos que no lograba ver completamente, había mucha gente bien vestida, estaba lleno de armas y artilugios que nunca había visto, y computadoras y aparatos de última generación por todas partes. En ese sentido era un paraíso para cualquier aficionado a la tecnología.
Al entrar los recibió un hombre mayor, cabello azabache, y bata de doctor, era el único que vestía diferente además de Jinko. Se presentó como Rorikon, Jinko ya había aprendido lo del alias y no quiso preguntar nada más. Este hombre se mostró amable, pero transmitía un aura extraña.
-- Tú debes de ser Byakko, ¿no?-- dijo el hombre misterioso.
-- Es Jinko-- dijo el joven azabache interrumpiendo.
-- Bien, bien jaja. Veo que le agradas a Kyōken, ¿Cómo te sientes con todo esto Jinko?
-- Raro-- dijo el albino con escalofríos abrazándose a si mismo-- me da cosita.
-- Sin duda es un adolescente-- susurró el pelirrojo al castaño.
-- Y uno muy inmaduro-- respondió el castaño susurrando, ambos chismosos no se molestaban en ir a otro lugar para hablar.
-- Ustedes, dejen de cuchichear. Deben de dar el ejemplo al recién llegado-- dijo llegando a ellos un hombre mayor de cabello plateado y vestimenta japonesa tradicional. Ante su presencia, los tres más jóvenes (sin incluir a Atsushi), se pararon rectamente y guardaron silencio.
-- Si jefe! Íbamos a enseñarle el lugar-- dijo el pelirrojo reverenciando.
-- Bien. Monsutā, ve a enseñarle su nuevo uniforme. Kyōken, encárgate de su información. Y Jisatsu, sígueme, nuevamente la fuga-- el hombre dió sus órdenes y dió la vuelta para que su subordinado le siguiera. Con su retirada todos reverenciaron y el castaño le siguió detrás.
-- Seguimos con el mismo problema? Ya no es casualidad-- ambos se retiraron sin dejar oír al resto.
Luego de esto ambos azabaches se retiraron por caminos diferentes, dejando al pelirrojo solo con el novato. Monsutā comenzó a caminar y jinko entendió que debía seguirle. Llegaron a una habitación llena de casilleros, en uno de ellos ya estaba escrito "Jinko" en él.
-- ¿Qué es esto?-- Dijo el albino abriéndolo con la llave que le entregó el pelirrojo en el camino.
-- El último traje que usarás en tu vida-- el pelirrojo se cruzó de brazos y se recostó en una de las paredes de allí-- A partir de ahora, usarás solo atuendos aprobados. Te conformarás con la identidad que te demos. Comerás y vivirás donde te digamos. No dejarás rastro en la memoria de nadie, eres un rumor que fue descartado con facilidad, no existes, nunca naciste-- El pelirrojo esbozó una sonrisa y el albino comenzó a colocarse el uniforme-- El anonimato es tu nombre, silencio es tu lengua natal, Ya no eres parte del sistema, estás por encima, más allá de él-- Jinko terminó de colocarse el traje y miró a Monsutā con responsabilidad en su expresión.
-- ¿Quiénes somos?-- preguntó serio.
-- Somos "ellos", somos "aquellos", Nosotros somos..... "Los Perros Callejeros"-- El pelirrojo esbozó una gran sonrisa de triunfo y palmeó la espalda del menor-- Y tú amigo mío, eres un cachorro ahora mismo.
-- Es la primera vez que me dicen así y ya no me gusta-- suspiró el albino-- yo..... ¿Qué haré exactamente?
-- Tranquiloo, lo primero será elegir a tu compañero. Pero veo que eso ya está decidido-- volteó a ver al pasillo por donde llegaron y vieron al joven azabache llegar a donde ellos.
-- Monsutā-san, ya está listo-- el azabache volteó a ver a jinko-- Ya no existes, ahora navegarás en el sistema sin dejar rastro.
-- Perfecto! Ten al cachorro, será tu compañero-- empujó al albino y lo acercó al azabache-- explícale la situación, y estarás a cargo de su entrenamiento.
-- Eso es demasiado Monsutā-san-- se quejó el azabache y se retiró junto a Jinko.
-- Tú me arrastraste a esto, ahora te aguantas-- le recordó el albino.
-- Oye, es la primera vez que recluto a alguien. No sé tanto del tema-- se excusó.
-- Y por qué me elegiste?-- se cruzó de brazos y le arqueó una ceja-- Señor Perro.
-- Ey, a mí me respetas. Soy tu superior ahora!-- le dijo algo molesto-- Y sobre lo anterior... eso puedo charlarlo en otro momento-- tosió y vió a otro lado-- Ahora tenemos mucho trabajo. Sígueme!
-- Bien, bien, no apuress. Tanto tiempo sentado frente a la computadora, la actividad física no es mi fuerte.
-- De eso nos encargaremos justamente-- hizo una sonrisa maliciosa y abrió las puertas que daban a un gran patio de entrenamiento.
-- Ay.... no...... y yo feliz de no ir a la escuela, por educación física-- se lamentó el albino mientras exploraba el lugar.
-- Ya deja de lloriquear y ponte a correr. Vamos, vamos!!-- dijo esto e hizo sonar un silbato.
-- De dónde sacaste eso??-- dijo el albino que había comenzado a correr junto con el sonido del silbato.
-- Eso no importa!! Corre más rápido, quiero ver sudor!!-- dijo cómodamente sentado en una silla bajo la sombra.
-- Ahhhhhh!!! Hijo de tu mamáaaa!!!!!!-- gritó el albino aumentando la velocidad al correr.
<3
Pueden copiar y pegar los alias de cada uno en el traductor para entender si quieren :D
ESTÁS LEYENDO
El arte del espionaje
AcakEn un mundo futurista donde la tecnología ha alcanzado niveles asombrosos, el espionaje se ha convertido en un juego de alta tecnología y astucia. La historia sigue a Atsushi, un joven hacker prodigio que ha crecido en las sombras de la red. A pesar...