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Temprano en la mañana, Kyōken y Jinko entrenaban de rutina en el campo de entrenamiento de la base.

Jinko se veía preocupado y su compañero podía darse cuenta de esto, ni siquiera hacia bien los ejercicios. Cuando estuvo a punto de decir una palabra luego de mucho pensarlo este le interrumpió.

— Oye, crees... Que el alguien que menciono la niña... pueda ser el mismo que atacó a mis amigos...?— Dijo preocupado y algo triste al recordarlo.

— No podría estar seguro, si este "alguien" resulta ser más peligroso de lo que aparenta, sucesivamente se volverá la prioridad de la organización. A su tiempo sabremos la verdad— Dijo pero él también estaba algo inquieto.

— Por cierto, ¿Quien cuida a la niña ahora?

— ¿No la cuidabas tú?

—¡¿Qué?!

— Es broma, está a cargo de protección de testigos, lo más probable es que el jefe la cuide directamente. Le gustan los niños.

— Ohh entiendo. Dime, ¿Qué haremos hoy?

— Mmh nuestra agenda está libre, podríamos tomar un descanso— Piensa un poco mientras se seca el sudor del entrenamiento.

— ¡Día libre!— Dice feliz y se le ocurre una idea— Salgamos un poco, hay un lugar de comida al que siempre quise ir.

— Me invitas a comer?

— Ahora tengo algo de dinero, yo invito— Posa orgulloso y el otro ríe.

— Bien bien, necesito comprar unas cosas de paso.

Luego de dejar preparadas unas cosas en su cuarto, se colocaron ropa más cómoda pero adecuada para salir; lo cual sorprendió un poco a Jinko ver a su compañero tan casual. Aunque seguía luciendo serio y aburrido según él.

Cómo salieron al mediodía la primera parada fue un restaurante al que Jinko insistió en ir, eligieron una mesa y tomaron su orden. El albino quiso probar el Chazuke mientras que Kyōken ordenó una tarta salada de Higos.

— En verdad te gusta eso?— Decía el chico con una mueca de disgusto.

— Tú no sabes lo que es una buena comida— Decía el azabache orgulloso.

La comida llegó y ambos se dispusieron a comer, no podían evitar cada tanto hacer contacto visual ya que estaban de frente al otro, lo cual fue un poco incómodo. Luego del restaurante visitaron más lugares, fue el turno de Kyōken de elegir, así que fueron a una tienda de ropa.

Husmearon en los pasillos y eligieron unas cuantas prendas, bueno, el azabache era quien compraba y elegía ropa, tanto masculina como femenina. El otro en cambio solo estaba en un rincón cargando con las bolsas que le iba entregando.

— Realmente necesitas todo esto? Si quiera puedes pagarlo?— Decía malhumorado cargando con todo mientras el otro caminaba cómodo y ligero.

— Es necesario para cuando deba disfrazarme en las misiones, además te compre algo de ropa. Deberías vestirte mejor la próxima vez que salgamos, no vendrás conmigo con esas fachas— Decía revisando más vidrieras con ropa interesante, el otro solo le jalaba de atrás para que no ingresará en más tiendas.

— Oye no critiques mi ropa, es lo mejor que tengo. Además me veo Divino— Sonrie orgulloso mientras el otro le ve con cara póker.

— Si si a la chingada.

El día parecía a ver pasado más rápido, ni siquiera se dieron cuenta en qué momento comenzó a anochecer. Caminaron por la ciudad mirando como encendían los faroles indicando la llegada de la noche, también transitaba más gente que durante el día, tal vez era el día libre de esas personas también.

Estaban camino a los departamentos que alojaba a los agentes en la base, hasta que notaron que todo se veía más vacío de lo habitual, no había nadie. Buscaron en el edificio y encontraron que la mayoría de los agentes estaban siendo detenidos, otros se defendian, y unos pocos se escondían.

Dudando de que hacer llegaron a un acuerdo y se escondieron también, pudieron encontrar a sus superiores Jisatsu y Mōnsuta juntos.

— Que sucedió?— El albino susurraba a sus superiores mientras se escondian junto a ellos.

— Alguien filtro información de la organización y alteró los datos— Jisatsu parecía serio y algo preocupado, era su deber encontrar al traidor y no pudo hacerlo a tiempo— Nos acusaron de movimientos ilegales de mercancía sumamente peligrosa.

— Y la información real es que nosotros investigabamos ese tráfico, no que estábamos en él— Decía también serio pero molesto el pelirrojo— Ni que necesitaramos dinero.

— No pueden hacer nada para cambiar eso?— Decía el azabache susurrando también— Mōnsuta-san podría asesinarlos y ya

— Lo mismo dije!— Decía molesto agarrando el cuello de la camisa del castaño.

— No podemos hacer eso, si lo hacemos de esa manera perderemos la confianza de las autoridades y nos verán como un peligro.

— Y nos quitarán permisos esenciales para la organización— Decía el azabache pensando en voz alta.

— Y entonces qué hacemos????— El albino sonaba preocupado.

— Deberemos hacerlo a la antigua... Trabajaremos en las sombras hasta que hallemos al traidor, así probaremos nuestra inocencia. Mientras tanto... No podemos dejar que capturen más miembros verdad?— El castaño sonreía maliciosamente, los otros le veían confundidos pero su compañero comprendió a lo que se refería.

— Desafiemos a la gravedad— El pelirrojo sonríe malicioso y con una mirada de emoción, da un gran salto y queda fuera de la vista del resto.

Para lo siguiente recomiendo escuchar "Play with Fire" de Sam Tinnesz (No tiene nada que ver pero la idea está fachera)

En el tumulto de ruido y gente, se oye que alguien activa la alarma de incendios. El ruido fuerte alertaba a la gente y al mismo tiempo les distraía, los agentes del FBI que detenian a los espías parecían perder un poco la paciencia y mandaban a algunos a desactivarla.

Aún con el ruido una figura algo pequeña sonreía desde lo alto del lugar, nadie sabía cómo había llegado ahí.

— Mmm deberían atraparlo, es un agente también— Una voz desde dentro de la multitud instó a los policiales a perseguir al hombre en las alturas.

— Se atreven a desafiar a la gravedad?— El pelirrojo habló seguro y alzó las manos, los muebles se levantaron por los aires y todos estaban asombrados y unos pocos asustados.

— Que no los distraiga!— Uno de los hombres gritó y el resto reaccionó persiguiendo a la gente.

— Y... Bang!— Mōnsuta hizo seña de disparo con sus manos y los muebles cayeron al suelo destrozando todo y generando gran temblor.

Con la distracción del pelirrojo, el resto del equipo como Jinko y Kyōken se encargaron de silenciarlos y dormirlos uno por uno a espaldas del resto.

— Esto pudo haber Sido más divertido— El pelirrojo sonríente volvió a hacer la seña de disparo, el suelo bajo los hombres se deslizó y cayeron a una especie de callejón sin salida que estaba debajo de el edificio.

El resto que había Sido dormido y silenciado parecía simplemente haber desaparecido, ya que nadie se percataba de su ausencia.

Había varios agentes que habían Sido detenidos... Pero estos fueron liberados por sus compañeros, podía decirse que tenían secuestrados a miembros del FBI. Estaban en problemas, pero no podían dejarlos hasta probar su inocencia.

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⏰ Última actualización: Feb 19 ⏰

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