Alquiler

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 —Tienes un plazo de un año, ¿no es así? —Preguntó el rubio a su amigo.

—Si. —Respondió secamente —Si no logro obtener un heredero dentro de un año entonces la casa quedará en nombre de Dina.

—¿Querrás decir de Zeke?

—Es lo mismo —hizo una mueca.

—¿Te buscaras a una novia que se quiera embarazar de ti? —decía escéptico.

—No quiero una novia. Solo una mujer.

—¿Ah?

—Quiero un vientre de alquiler. —Le comentó a su amigo. —Buscame una mujer dispuesta a pasar los siguientes nueve meses de su vida con mi hijo en vientre. De preferencia que sea linda y que sobre todo no sea molesta.

Armin rió nerviosamente, pensó que era una broma. Eren llegaba a tener ideas bastantes locas, ¿pero un vientre de alquiler?

—¿Por qué me ves así? —preguntó el castaño.

—¿Estás jugando?

—No.

El rubio siguió sonriendo. Sin duda alguna su amigo había llegado a la cúspide de sus locuras.

Odiaba el olor del hospital, le traía malos recuerdos que hacían doler su cabeza

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Odiaba el olor del hospital, le traía malos recuerdos que hacían doler su cabeza. Pero al mismo tiempo, el lugar que más odiaba visitar por consecuencia era el que más visitaria esos proximos días, si no es que semanas.
La mujer se abrazó a sí misma, un frío recorrió su espina dorsal. Abrió la puerta de la habitación y trato de poner su cara más seria, no quería verlo con lástima.

Miró al paciente por unos segundos, los dos no decían nada. Al cabo de un rato el hombre habló.

—Hola, mocosa —carraspeó tomando bastante voluntad para contener sus emociones. No lloraría, no lo haría.

—Hola... primo —Él mencionado frunció el ceño.

—No me mires así.

—No te estoy mirando mal.

—Lástima —ella cambió su expresión a una de sorpresa. —No sabes esconder tus emociones muy bien, al menos no delante de mí. ¿Qué te trae por aquí, Mikasa?

—¿Qué? ¿acaso no es obvio? ¡eres mi familia!, debo de estar a tu lado, si no estoy yo, ¿entonces quién lo hará? no es como si tuvieras amigos para visitarte.

El hombre solo hizo una mueca, esa niña tenía la razón.

—¿Tú me internaste aquí?

—Si, es el mejor hospital para tratarte.

—Y el más caro.

—Si... y el más caro. —Ella miró al suelo con pena. —¿Pero qué querías que hiciera? ¡casi pierdes la vida, Levi!

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