Con apoyo

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Zeke tomó en sus brazos a su hermano menor.

Se sentía como un oso. Si es que con eso se podría describir. Los brazos de el rubio lo aplastaron con tanta fuerza, la cercanía de ellos dos incluso hacía que la barba de Zeke picara levemente a Eren.

-Hace años que no nos vemos, loquito. -Mencionó mientras se separaba lentamente del castaño.

-Han pasado dos meses a lo mucho.

-Se sintieron como años para mi. -Eren rió.

-Vamos, siéntate.

Los dos hermanos tomaron sus respectivas sillas y a su vez, Eren pidió algo para beber. Durante ese transcurso de tres minutos Zeke inspeccionó cada movimiento del contrario. Claro que estaba contento de tenerlo a su lado, pero que él lo llamara a su oficina era raro. Por lo general eran reuniones en su casa, cosa que hace la familia, pese a que la suya no era la típica al menos su relación era tan cariñosa como la de los demás.

-Y bien, hermanito... Que me trae aquí.

Suspiró. Tan perceptivo como siempre. -Quería saber como estabas.

Alzó una ceja. -Vamos, dilo.

-Me hiere que creas que solo te hablo para pedirte algo. Me recuerdas a Armin.

El hombre soltó una risa socarrona -Salvo que a él si le hablas para eso. Vamos, ¿Reunión en tu oficina? Mejor me hubieras invitado a unos tragos.

-La verdad es que necesito un favor. Uno grande.

-Desde ahí hubieras empezado.

-Como sabrás la colección se acerca y eso significa bastante trabajo.

-Por suerte yo estudié psiquiatría -decía mientras daba vueltas en su asiento -la mejor decisión que pude haber tomado fue deslindarme casi al completo de esta empresa.

-Es un favor serio -Zeke se enderezó rápidamente al momento en el que el tono de su hermano cambió.-Armin se tomó unas vacaciones. Además de Red Swan tengo otros proyectos. Hacerme cargo de todo esto me volará la cabeza. Por favor, ayúdame.

El rubió miró aquella mirada de perrito que tanto se estaba esforzando por hacer el castaño. Mierda, a veces deseaba no caer ante esos ojitos. Desde que Eren era niño hacía de las suyas y ese hábito nunca se le quitó.

-Vale... Te ayudaré en lo que pueda, pero cabe aclarar que no soy tan bueno como lo era antes.

-Padre te enseñó bien. Yo sé que te irá bien.

-Eso espero, por el bien de mis comisiones mensuales. -Ellos carcajean, unos segundos después entró la secretaria de Eren junto con dos platillos. -Mi desayuno favorito, si querías que te ayudará eh.

Empezaron a comer, entre platicas recordaban algunos momentos vergonzosos del castaño. Obviamente era Zeke era el que lideraba la conversación, siendo él quien tenía grabados en su memoria cada momento embarazoso de la vida del contrario. Como buen hermano mayor debía cumplir su respectiva misión, molestar a su hermano pequeño con cualquier cosa que se le ocurriera.

-Jajaja ¿Recuerdas cuando una manada de palomas te persiguió en el parque? -decía entre risas. -Dios santo, ¡me hubiera encantado tener una cámara en ese entonces!

-No es gracioso ¡basta! -Eren tomó una bola de papel y la lanzó hacia el rubio.

-¡Auch!

-Ni te dolió ¡ridículo!

-Jajaja ¿Desde cuando eres tan bueno lanzando? deberíamos volver a jugar béisbol ahora que mejoraste.

-Callate. En mi vida volveré a jugar contigo, eres un tramposo.

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