II. Darle un mordisco a tu piel.

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—En conclusión... aceptaste ser el conejillo de indias de un estudiante de psicología para sus cosas psico-locas...¿Por qué tenía ojos verdes?

Descrito de ese modo, parecía bastante falta de dignidad por parte de Bakugo.

Lo cual probablemente pudo ser, pero el no se vendería a esos leones caza-chisme que tenía por amigos.

—¡Te dije que no le contarás a estos bastardos!—reclamó Bakugo a Kirishima, ignorando de manera disimulada la pregunta de Kaminari.

Después de aquel significativo encuentro—todavía sin encontrar la razón por la que fue de esa manera—, Bakugo volvió al comedor con sus amigos, en donde todos lo llenaron de preguntas por varias razones.

Una de ellas es que no volvió con el snack que fue a comprar; otra que tardó casi media hora allá afuera; y la última pero no menos importante...

¿Por qué carajos tenía las orejas rojas?

Tampoco es que la máquina estuviera tan lejos a decir verdad, no existe razón para que corriera, por consecuencia no tendría que estar sudoroso y sonrojado.

Bakugo al ver que estaba siendo más obvio de lo que esperaba, le dió (tiró a la cara) el maní a Sero y terminó por marcharse de comedor arrastrando a Kirishima con él.

Al final, pasaron cerca de las cuatro horas sin materia en el baño de hombres con Bakugo contándoles a Kirishima cada detalle de lo sucedido. E incluso, si se saltaba algún detalle, volvía a contar la historia otra vez agregando ese detalle perdido.

Kirishima, por su parte, luce extrañamente molesto. En realidad, desde que Bakugo contó el detalle de la manipulación de Midoriya con llanto falso parecía molesto con el sujeto, aunque no lo conocía en realidad y no sabe si sucedió de la manera en la que lo contó Bakugo.

En la actualidad, después de las dos horas de clase en Derecho Civil, al no tener más clases que asistir ese día se reunieron en los jardines de la U.A a comprar unos bocadillos junto a Kaminari y Shinso, mientras esperan el resto de amigos salieran de sus clases en sus respectivas carreras.

Y puede que de manera accidental—completamente intencionada— Kirishima terminará por contar todo el relato mientras Bakugo iba al baño.

—¡Perdón, lo juro, sabes que no se guardar secretos!—se excusó el pelirrojo, cubriéndose con sus manos para evitar los golpes de Bakugo—. Además, es necesario hacerlo. No sabemos con qué tipo de persona te vas a reunir en unas horas.

Eso de cierta manera era cierto, pero para Shinso y Kaminari no era suficiente.

No es un secreto para nadie que Kirishima tiene sentimientos por Bakugo, bueno... para nadie excepto el mismo Bakugo.

Todos sus amigos apostaron a que el rubio debía sentirse del mismo modo, por eso siempre apoyaron a Kirishima a declararse. Sin embargo, desde el momento en que Eijiro admitió abiertamente sus sentimientos se negó completamente a la posiblidad de declararse.

“—No necesito pasar de nivel o algo así—explicó una noche en el cuarto de Mina—. Mi amistad con Bakugo es perfecta de esta manera, ¿Ok?. Estoy bien con el hecho de que no me ame de vuelta, al menos no como yo quiero”

Un pensamiento un poco triste para sus amigos honestamente, pero al mismo tiempo bastante maduro. Pero, tanto Kirishima como cualquiera de nosotros somos humanos, y los humanos tienen derecho y la posiblidad de pecar.

Pecar en los celos.

Que es lo que suponen sus amigos siente Kirishima en ese momento. Él lo sabe por la manera en la que lo ven, como si se fuera romper. Es molesto en verdad.

No Me Muerdas, Imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora