IV. Solo un mordisco.

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—Estoy jodido—admitió Bakugo, entrando con un portazo a su dormitorio.

Kirishima no voltea a verlo en el momento, pero tiene una idea del estado de su amigo. Su voz cansada, el calor que entró la habitación junto a él: Bakugo había corrido hasta aquí. Si era para decirle eso o por otra razón, todavía no lo sabe.

—Bienvenido, Bakugo. Me alegro que estés bien, yo también lo estoy, ¿Qué que hago? Oh, gracias por preguntar. Es nuestro proyecto de-

—Kirishima.

Lo interrumpe sin reparo y camina hasta el escritorio donde está su amigo y voltea su silla giratoria sin tapujos. Kirishima tenía razón, Bakugo se veía cansado, sudado y sobre todo caliente. No, no en ese sentido, sino en el sentido que su cuerpo soltaba un extraño vapor que se preguntaba si era posible y no iba a explotar en algún momento. Sin embargo, lo que no espero era esa mirada por parte de Bakugo, ni esa emoción, mucho menos esa mueca.

No esperaba esa expresión por parte de Bakugo.

Kirishima mira preocupado y ansioso la gran sonrisa en la cara de Bakugo, en conjunto con unos ojos brillantes, radiantes, vivos. Con una gran sonrojo abarcando gran parte de su rostro y temblando como un chihuahua recién nacido en la nieve. No, Kirishima jamás hubiera esperado eso.

—Estoy jodido.

Vuelve a decir, pero esta vez con una convicción en su voz que asusta de sobremanera al pelirrojo.

"Estoy jodido" es lo único que piensa con tristeza Kirishima.

Pues ni en un millón de años se preparo para tener que ver a su mejor amigo—aka su crush—enamorado.

•••

—Y entonces me dijo "gracias por buscarme" y, puto Dios, pelos de mierda, debiste verlo. Esa sonrisa, esas pecas y eso putos y condenados ojos hermosos, ¡Maldición!—Bakugo echó su cabeza hacia atrás y exclamó fuertemente, completamente emocionado.

—Si, ya los mencionaste... tres veces.

Después de los claros signos de atracción por parte de Bakugo, Eijiro se vio en la necesidad de saber hasta el mínimo detalle de que carajos sucedió en menos de dos horas entre ellos. Apartó cualquier libro o trabajo que tenia en frente y tiró todas las cobijas y almohadas al suelo entre las dos camas, creando un "nido" donde habían estado sentados un largo rato hablando de cada detalle sobre aquella... ¿Cita?. Kirishima necesitaba saber como había pasado de un Bakugo indiferente aunque insistente hacia alguien, a un Bakugo completamente flechado que no dejaba de sonreír por un tipo que había conocido en ese mismo día.

¡Diablos, ¿así se veía él?!

—Lo que no termino de entender como descubrir que es tu amigo de cuando tenías cuatro años y hablar media hora con él ya estás enamorado. Es tan...—"injusto"—raro viniendo de ti.

—¡Wow, ya va!—exclamó molestó Bakugo;aunque parecía más bien nervioso si le preguntaban, y levanto la mirada hacia el pelirrojo—. Jamás dije que estaba enamorado, esa es una mierda totalmente diferente, ¿Ok?—aclaró decidido—. Simplemente... me atrae, idiota.

—Bakugo, he visto muchas personas con atracción... ¡Esta cosa tuya supera todos los niveles!—asegura Kirishima, pasandole una bolsa de papitas fritas a su amigo, quien decide agarrar.

—No seas estúpido, siempre me he sentido atraído así. Soy muy intenso y lo sabes—mastica molestó las papas, con la boca abierta y mostrando cero modales.

—Esto es completamente diferente a cuando te gustó Shindo, ni Mirio, mucho menos Shinso—ennumera Kirishima—Amigo, con este último ni siquiera se sabía si estabas realmente atraído, demonios—murmura para si mismo.

No Me Muerdas, Imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora