Me desperté debido al frío que me calaba hasta los huesos.
Me giré en la cama, dispuesta a encontrar los brazos de cierto futbolista que tan bien conocía para recibir un poco de calor corporal. Abrí un ojo y lo vi de espaldas a mi. Como una niña pequeña lo intenté girar hacia mi con cuidado y cuando lo conseguí me refugié bajo sus brazos, protegiéndome del frío que había llegado con la llegada de noviembre.
Noté como el jugador se removía un poco, acoplándose a mi cuerpo y abrazándome entera, haciendo que una sonrisa cubriera mis labios y volviera a cerrar los ojos. Poco a poco el frío fue siendo reemplazado gracias al calor corporal que el andaluz me brindaba y al edredón que nos cubría.
-¿Me echabas de menos o qué?- preguntó la voz ronca de Pablo, en voz baja
No abrí los ojos. Seguí disfrutando unos segundos más de la comodidad que me generaba estar con él, los dos solos, tumbados en una cama.
-Tenía frío, ¿por qué has dejado de abrazarme?- le reproché como una niña pequeña a la que le habían quitado su juguete favorito
Noté como el pecho del jugador vibraba a causa de su risa.
-Si quieres que te abrace todas las noches solo tienes que decírmelo- volvió a susurrar contra mi pelo
No pude evitar sonreír al escuchar su propuesta, pero no dije nada más. La habitación del andaluz se sumió en un silencio cómodo.
Una de sus manos se coló por debajo de la camiseta de pijama que me había dejado la noche anterior. Las yemas de sus dedos estaban calientes, y comenzaron a trazar figuras abstractas sobre la piel de mi espalda. Mi piel se estremeció ante su tacto como siempre lo hacia. Me acarició la espalda de arriba abajo sin dejarse un centímetro de piel por recorrer. Me relajé más sobre su tacto si es que eso era posible.
Su mano subió hasta salir por el cuello de la camiseta, acariciando mi nuca con delicadeza y cariño. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo ante la suavidad con la que me tocaba.
-Tenemos que levantarnos Tana- dijo con voz suave sin moverse un dedo
-¿Cómo quieres que me levanté si me acaricias así?- le dije de vuelta
Noté su sonrisa contra mi pelo. La mano que me acariciaba paso a coger con delicadeza mi nuca, haciendo que abriese los ojos cuando levantó mi cabeza con su mano. Me encontré con su mirada castaña puesta sobre mi y una sonrisa perezosa sobre sus labios.
-Buenos días Tana- dijo antes de besarme
-Buenos días Pablito- dijo besándole esta vez yo los labios
Nos costó bastante levantarnos de la cama, pero finalmente lo tuvimos que hacer. Era mi primer día de trabajo oficial y el jugador debía ir a entrenar y grabar algunas campañas en las que debía estar presente como redes sociales del club.
La primera en ducharse fui yo. Dejé que el agua caliente cayera sobre mi piel. Empecé lavándome el pelo con el champú del jugador, puesto que no tenía mis cosas aquí. Bien es cierto que la mayoría del tiempo lo pasaba en casa del jugador, pero en ningún momento pensamos en trasladar todas mis cosas aquí.
Una media hora después salí de la ducha con una toalla envuelta a mi alrededor y el pelo mojado. Salí del cuarto de baño para volver a la habitación y poder vestirme en la habitación del andaluz. Lo vi sentado en el borde la cama nada más entrar.
-Por fin sales del cuarto de baño- dijo levantándose de la cama y cogiendo sus cosas
-Tampoco he tardado tanto, exagerado- dije abriendo el armario
ESTÁS LEYENDO
Nunca pensé que serías tú - Fanfic de Pablo Gavi
FanfictionEn la vida de Aitana todo iba sobre ruedas. Buenos amigos, un buen novio y una familia que la quería mucho. Aunque aquella noche todo se torció y fue cuando se dió cuenta que el hermano mayor de su mejor amiga le podría ayudar en todo.