Capítulo 15

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El palco se fue vaciando conforme los minutos corrían en el marcador.  

El partido se les complicaba cada vez a nuestros jugadores. El Real Madrid había escogido una estrategia espectacular tanto a nivel defensivo como a nivel de ataque. Y parece ser que nuestros jugadores no estaban tan compenetrados como de normal. 

Cuando el equipo enemigo metió el tercer gol los ánimos del estadio bajaron más si es que eso era posible. Pedri no dejaba de pasarse las manos por el pelo, a Balde y a Ferrán ya hacia rato que los habían metido en el banquillo. La habitual sonrisa de Ansu dejó de aparecer al comprender la gravedad que estaba tomando el partido. Y Pablo era ya otro tema. 

Sus ánimos fueron bajando al ver la falta de compenetración que había en su equipo hoy. Su agresividad había pasado a segundo plano para dar paso a la tristeza. Sabía que este partido era muy importante para él. 

Los tres pitidos que marcaban el final del partido resonaron en todo el estadio. La afición culé abandonó el estadio rápidamente mientras los merengues disfrutaban del triunfo. 

Me pasé las manos por la cara, bastante triste por el partido que se acababa de disputar. Aunque me doliera mucho por los jugadores, también necesitaba un momento para que este mal trago que había sufrido mi equipo pasara para poder animar a los jugadores. 

Suspiré y cogí mis cosas lentamente preparándome para bajar al túnel de vestuarios a esperar a Pablo. Bajé las escaleras intentando mejorar mis ánimos y al primero que me cruce fue a Ansu. 

Le di un abrazo intentado transmitirle mis ánimos y poco después se unieron a nosotros Balde y Ferrán. 

-Gavi te va a necesitar hoy- me dijo el valenciano con algo de pena

-¿Está muy mal?

Los tres jugadores me miraron compasivos y mi corazón se estrujo un poco al pensar en el sufrimiento de mi jugador. 

Antes de que cualquiera de los cuatro pudiera decir algo vi como Pedri salía junto con Pablo de los vestuario. El canario se acercó a mi a darme un abrazo y cuando se separó de mi sentí como una mano cogió la mía con delicadeza. 

Miré al jugador andaluz y sin necesidad de decir nada entendí lo que quería. Le dediqué una débil sonrisa y con la mirada nos despedí del resto de jugadores. Ambos comenzamos a caminar sin decir una palabra. Se notaba a Pablo más decaído que de normal, pero aún así nunca me soltó la mano en lo que caminábamos a su coche. 

Mientras Pablo metía las cosas en el maletero me atreví a romper este silencio tan triste. 

-¿Quieres que conduzca yo? Así descansas

El jugador me miró y asintió. Me tendió las llaves del coche y lo arranqué en lo que él terminaba de colocar sus cosas. Cuando se subió al coche tecleó una dirección en el navegador que no conocía por lo que supuse sería la de su casa.

-¿Te importa quedarte conmigo hoy?- dijo el jugador en voz baja

-Claro que no, dónde me necesites ahí estaré 

Noté como una débil sonrisa cubría sus labios y arranqué el coche siguiendo las indicaciones del navegador. El trayecto lo pasamos en silencio pero sí que noté como Pablo a la mínima buscaba contacto físico conmigo. Cuando dejaba de usar la palanca de cambios enseguida buscaba mi mano para entrelazarla con la mía. Creo que él necesitaba tener claro que no lo iba a dejar solo. 

Aparqué lo mejor que pude frente a su casa y ambos nos bajamos del vehículo. Pablo cogió sus cosas y nos adentramos a la casa del jugador. Dejó sus cosas en su habitación y en voz baja me dijo que se iba a dar una ducha. Asentí mirando como se iba al cuarto de baño y con un suspiro me tumbé en el sofá a estar con el teléfono. 

Rato después parece que mi mente se dió cuenta de que estaba en casa del jugador por primera vez. A lo mejor no eran las circunstancias ideales para estar aquí por primera vez, pero si estaba aquí es porque Pablo quería y necesitaba que yo estuviera aquí. 

Poco después la silueta sin camiseta del jugador y con tan solo unos pantalones apareció en el salón. Sin decir una palabra se tumbó sobre mi apoyando su cabeza contra mi pecho y me abrazó por la cintura. Sin decir nada le comencé a acariciar el pelo. No se cuánto tiempo nos pasamos en silencio, pero no se sintió nada incómodo. 

-Lo siento- dijo el jugador levantando la mirada hacia mi

Fruncí el ceño mirándolo, dejando de acariciar su pelo y dejando mi mano sobre este. 

-¿Pero qué dices?

-Tu equipo ha perdido a fin de cuentas

-Una derrota no define toda tu trayectoria Pablo, ni la del club que llevo amando desde que tengo uso de razón ¿entiendes?

Él asintió sin rebatirme nada y se acercó a mi para besarme los labios. Sonreí por inercia y lo cogí por la nuca para acercarlo más a mi. 

Nos pasamos lo que quedaba de tarde tumbados en el sofá sin hacer nada más que ver la televisión y estar el uno con el otro. Cenamos algo rápido que pedimos a domicilio y más tarde el andaluz me dejó algo de su ropa para poder dormir más a gusto. 

Nos metimos ambos en la cama y esta vez la que se tumbó sobre el otro fui yo. Pablo apagó la luz y me comenzó a acariciar el pelo. 

-Tana

-¿Mhm?

-Gracias por no dejarme solo

Cogí la mano que no me estaba acariciando el pelo y se encontraba en mi cintura y la entrelacé con la mía para después besarla. 

-Estas cosas salen del corazón

Noté como Pablo me besaba el pelo y poco después mis ojos comenzaron a cerrarse presos del sueño. 

Me dormí escuchando los latidos del corazón de Pablo contra mi oído. 

Nunca pensé que serías tú - Fanfic de Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora