Capítulo 3

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Era viernes por la tarde y me encontraba en casa de Elena. Ella estaba sentada en una silla mientras yo le planchaba el pelo y la música de mi playlist se reproducía a todo volumen por el pequeño altavoz de mi mejor amiga. 

-Tengo una ganas Tati- dijo ella sonriendo mientras miraba el teléfono

La miré a través del espejo que teníamos enfrente y no pude evitar no sonreír. Llevaba ilusionada por lo de esta noche desde esta mañana y no había dejado de hablar de Samuel desde que había llegado a su casa para arreglarnos juntas.

-Pues esto ya estaría Ele- dije mientras terminaba de pasar la plancha por unos mechones de su pelo

Ella sonrió satisfecha con el resultado y ambas pasamos a maquillarnos mientras hablábamos de lo que creíamos que iba a pasar en la fiesta. Me miré al pequeño espejo que se encontraba frente a mi y después miré la bolsa de maquillaje. No sabía que coño hacerme, pero tampoco quería maquillarme demasiado.

-Ponte un poco de sombra a conjunto con el vestido, rímel y un poco de gloss, estarás perfecta- dijo mi mejor amiga sacándome del apuro

Le sonreí agradecida y me puse manos a la obra. Comencé con la sombra de ojos. Me puse diversos tonos de azul, ya que iba a seguir el consejo de Elena y combinarlo con mi vestido. Pasé al rímel y después me apliqué gloss en los labios haciendo que se vieran brillantes.

-Estás guapísima Tati- me dijo Elena girándose hacia mi 

-Me encanta el maquillaje que te has hecho Ele

En sus ojos habían diversos tonos de rojo haciendo que sus ojos destacaran un poco más. El rímel hacia que sus pestañas se hicieran ver más largas y el labial rojo le quedaba de muerte. 

-Creo que a Samuel le encantará el rojo de tus labios

Ella se sonrojó y yo me reí de verla así. Pasamos a ponernos nuestros vestidos y sonreí al verme en el espejo. Había elegido el vestido perfecto para hoy. Un vestido azul claro caía por mi cuerpo amoldándose y ciñedonse en las partes correctas de mi cuerpo. Me quedaba unos pocos dedos por encima de la rodilla. 

-A Mateo se le va a caer la baba al verte

Sonreí y la miré. El vestido rojo que había elegido le sentaba como un guante. Sus curvas quedaban marcadas gracias al vestido y no podía estar más guapa. 

-Que buenas estás Ele

Ella estalló en carcajadas y nos pusimos los zapatos y bajamos a la planta de abajo. Estaba todo preparado para una larga noche de fiesta. Las bebidas estaban colocadas, los altavoces listos para reproducir música a todo volumen y el salón despejado listo para hacer de pista de baile. 

Elena y yo nos servimos nuestro primer cubata y las primeras personas comenzaron a llegar haciendo que la música comenzase a sonar dando por comenzada la fiesta.

Al poco tiempo sentí un apretón en el brazo proveniente de Elena y me señaló la entrada con la cabeza. Mateo y Samuel. Acababan de llegar y los dos estaban guapísimos a decir verdad. Mateo recorrió la estancia con la mirada y enseguida se encontró con nosotras. Avanzaron hasta nosotras y mi novio dejó un beso sobre mis labios antes de alagarme. Miré a Elena y vi como Samuel le daba un abrazo a modo de saludo. 

-Estás guapísima cariño

Sonreí a modo de respuesta y empecé a bailar con él dejando a Elena entera para Samuel. La noche prometía y más con la persona que tenía enfrente quién lo estaba dando todo bailando contra mi. 

Unas dos horas después había perdido a mi novio, mejor amiga y futuro cuñado. Llevaba un cubata y medio, no quería pasarme con la bebida esta noche. Me apoyé en una pared intentando que el calor se me pasara un poco. La gente lo estaba pasando en grande y las bebidas iban de aquí para allá.

Mi mirada conectó con otra. Con una persona que estaba sentada en los sofás de la casa junto con más gente. No me hacía falta mirar nada más ya que con sus ojos sabía perfectamente quién era. 

Vi a Pablo sonreír y yo le di un asentimiento de cabeza a modo de saludo. Nuestras miradas se tuvieron que separar ya que Elena llegó a mi lado algo nerviosa y preocupada. Fruncí el ceño al verla.

-¿Ele? ¿Estás bien?

-Tati, quiero que no te alarmes ante lo que te voy a decir

Todas mis alarmas se dispararon y la miré fijamente. Esto no empezaba bien. 

-¿Qué ha pasado? ¿Es Samuel?

Ella apretó los labios y miró su cubata. Su pierna derecha chocaba contra el suelo seguidamente a causa de sus nervios. Me estaba empezando a preocupar. 

-Es Mateo- dijo en voz baja, aunque así la pude escuchar 

-¿Qué pasa con él?

Me cogió de la mano y suspiró nerviosa. 

-Se está liando con otra chica en la planta de arriba- soltó de golpe 

Sentí como mi boca se secaba y mi corazón martilleaba contra mis costillas. No podía ser verdad. Mateo me quería, no podía estar poniéndome los cuernos en una fiesta en la que sabía que yo me iba a enterar si lo hacía. Empecé a negar con la cabeza frenéticamente. no quería creérmelo. 

-No puede ser- dije finalmente con un hilo de voz

Ella asintió y sin decirle nada más comencé a subir las escaleras. Quería verlo con mis propios ojos. Quería ver a la persona que me decía día a día que me quería con locura y el cuál me llamaba por motes estúpidamente cariñosos sabiendo que los odiaba. Y vaya que si los vi con mis propios ojos. 

Mateo presionaba a la chica contra la puerta. Ambos se besaban con ganas y poco más y follaban ahí. Mi corazón no dejaba de martillear en mi pecho y sentí como el mundo se me caía encima. Debido al temblor en mis manos lo que quedaba de mi segundo cubata cayó al suelo empapando el suelo y haciendo que estos dos se separaran y se girasen a mirar en mi dirección. Cuando mis ojos conectaron con los de Mateo sabía lo que debía hacer a continuación. 

Mateo me miraba sorprendido. ¿Enserio se pensaba que no me enteraría? Soltó a la chica y caminó rápido hacia mi. Intentó cogerme de las manos pero le empujé impidiéndoselo.  

-Cariño porfavor

-Tres años juntos y todavía no sabes que odio los apodos cariñosos- le dije con toda la rabia posible 

-Aitana escúchame porfavor- dijo queriendo aparentar pena

-Pero que te voy a escuchar Mateo, que te acabas de liar a una tía en mi puta cara tío

-Aitana, yo no quería te lo juro, pero es que el alcohol y el ambiente...

Le miré flipando. ¿Enserio estaba sacando la excusa absurda del alcohol? Reí sin querer hacerlo. 

-El que te quiere de verdad sabe poner límites por mucho alcohol que beba

-Aitana porfavor no me dejes- suplicó

Negué con la cabeza y una capa de lágrimas cubrió mis ojos. Tres años. Tres años en los que habíamos vivido de todo juntos, y los acababa de mandar a la mierda por un puto lío de una noche. Inspiré hondo y abrí mi bolso. Saqué un condón y se lo puse en la mano.

-Toma, acaba lo que tengas que acabar y por lo menos le haces un favor al mundo no reproduciendote 

Sus ojos se abrieron de más y yo me giré para irme. Él no me dijo nada más y yo intenté no pensar más en todo lo que dejaba atrás. Volví a bajar las escaleras, pero esta vez estaba soltera y con ganas de disfrutar de la fiesta.

Nunca pensé que serías tú - Fanfic de Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora