【𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐈𝐕𝐄】

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--¿Ya conseguiste trabajo?-- Estaba apoyada en el marco de la puerta, observaba detenidamente al menor

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--¿Ya conseguiste trabajo?-- Estaba apoyada en el marco de la puerta, observaba detenidamente al menor.

--Si, hace como dos semanas, ya te lo había dicho-- Suspiro, arreglaba su cabello mientras más suspiros salian.

--Y ese chico... ¿En qué trabaja?-- Desvío la vista, en un intento para evitar la penetrante mirada ajena.

--Es comerciante, llego hace poco al pueblo, Mamá-- Dijo con desgano, esperaba un escandaloso e injustificado regaño o algo así por parte de ella.

--Vale, cuídate, llega... antes de las 9-- Dicho eso, se retiro hacia la cocina, lugar en donde pasaba la mayor parte del tiempo.

Algo impactado se sentó en su cama, su madre nunca era tan amable. Solía meterse en todos sus asuntos, por más mínimos q fueran; ni siquiera lo hacía desde una preocupación o desesperación maternal, lo hacía desde el odio, el asco, posiblemente la envidia.

Criticaba todo lo que hiciera, cuando ganaba premios o reconocimientos en la escuela era un martirio, cualquier actividad que reconociera y premiara sus acciones o esfuerzo era algo imposible y estupido para ella. Siempre tenia que bajarlo de su única y tierna nube, llevándolo al infierno, uno el cual la mayor controlaba.

--Llévate un sueter-- Estiró su mano, en la cual se encontraba la prenda antes mencionada. Era de algodón puro, con un diseño algo moderno.

Asintio, sin mayor objeción salio de la cada a paso apresurado, quería llegar temprano, quería darle una buena impresión.

Tenía una camisa, el sueter dado por su progenitora, unos vaqueros y zapatos blancos básicos. Llevaba flores y tenía su cabello bien ordenado, todo su rostro era decorado por un sonrojo que resaltaba como una estrella.

--¿Estás... ahí?-- Golpeo la puerta del mayor, estaba nervioso, sudaba ligeramete y jugaba con sus manos en un intento de tranquilizarse.

--Ugh, eres tu niño-- El anaranjado abrió la puerta, se veia fastidiado, entrecerro los ojos y juzgo con la mirada al más alto.

--¡Jako!-- Detrás de la criatura apareció el hombre, con su típico traje y su boba sonrisa.

--Pense que nos encontraríamos en la plaza, apenas son las seis y media-- Rio mientras miraba su reloj de mano.

--O si... lo siento, es que, ya sabes, bueno-- Estaba demasiado sonrojado y nervioso, cosa que jamás le había ocurrido.

Onceler y Jako mantenian una relación bastante ruda, solían hacerse bromas a cada rato, insinuaciones y eran bastantes insensibles. Brutos como cualquier hombre de la época, no había otro estándar de todos modos.

Se emociono al ver un lado nuevo del menor, solia ser un adolescente idiota, hablaba de porno y mantenía siempre sonrisas burlescas hacia él.

Esas sonrisas que le hacían latir el corazón, quizás, el también estaba sonrojado ahora.

❝Green Days❞ Onceler × MaleOcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora