Texas Show Bar

Cap.☆2☆ Outsider

☆Capítulo 2: Forastero☆

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Una advertencia rápida aquí, como viste el primer capítulo fue narrado en escritura normal, pero en los puntos de vista de Camila será estilo country...
(lo entenderás cuando lo leas)

¡Feliz lectura!

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Camila POV.

- ¿Se enteró Mila? - Mi hermana Ana llegó muy emocionada, hablando mientras yo limpiaba el mostrador de bebidas de la barra.

- Los chismes de pueblo se difunden rápido, la gente habla.- dije divertida, volviéndome hacia ella, Ana soltó una pequeña risa.

-Una visitante muy misteriosa pasó por la ciudad, escuché que era una gran motociclista.- Fruncí el ceño ante su discurso y terminé riendo, siempre se
habla mucho de los forasteros.

-¿Has notado que a la gente de aquí le gustan los forasteros? ¡Tenemos mucha curiosidad, que Dios nos ayude! - Levanté las manos negando con la
cabeza y Ana asintió.

- Parecía que estaba buscando un lugar donde quedarse pero no lo encontró y terminó yéndose.- Mi hermana hizo una mueca encogiéndose de hombros.

-Fredericksburg necesita invertir en más hoteles y posadas.- Hablé con normalidad, saliendo detrás del mostrador, Ana se quedó allí para servir algunas bebidas mientras yo me dirigía a una mesa para atendera un cliente que acababa de llegar.

- Vaya, Camila, ¿cómo estás, vaquera? -El señor Francisco me saludo sonriendo bajo su gran bigote gris.

-¡Tu Francisco! Voy muy firme y fuerte.- le dije sonriéndole ampliamente.- ¿Y qué quieres hoy?

-Venme a tomar un café recién hecho, temprano en la mañana una taza de café siempre viene bien.- Estuve de acuerdo con él, a los del campo nos gusta mucho un buen café.

-¡Saliendo ya, Francisco! - Me apresuré de regreso al mostrador, encendí la cafetera, esperé a que el café terminara de calentarse y luego lo serví en una taza de porcelana con dibujos de vacas.

Fui hacia él nuevamente, le entregué la taza y recibí una buena propina como agradecimiento.

- Qué bueno que el Señor no sala el gallo temprano en la mañana, a doña María eso no le gusta.- Hablé un poco más en seria, refiriéndome a su esposa que a veces hacía un gran escándalo cuando lo veía borracho temprano en la mañana.

- Mi madre ya está acostumbrada, no es culpa mía si la cachaca me encanta.- Solté una pequeña carcajada ante lo que decía, nuestros acentos eran
bastante divertidos por momentos.

- ¡Camila!-Escuché a Ana llamarme y me volví hacia ella, mi hermanita parecía preocupada y yo pronto también lo estaba.- Llamó el empleado de nuestra finca vecina y dijo que los lechones de nuestra finca están tratando de entrar a su plantación de maíz.

- ¡Vamos! Tengo que ir allí y resolver esto.- dije sosteniendo mi sombrero y corriendo hacia mi hermana tomando las llaves de la camioneta.- ; Dile a
Shania que me fui rápido? ¡ No tardo!

- Está bien, te cubro la agenda, ahora ve para allá.- Ana prácticamente me empujó fuera del bar e inmediatamente me dirigí al depósito de chatarra y lo
puse en marcha, escuchando el rugido del motor.

Salí de allí a toda prisa, no es la primera vez que pasa esto, mis cerditos siempre eran traviesos y se escapaban del salero para correr.

Tomé el camino largo mirando el paisaje y aceleré un poco más, necesitaba llegar rápido antes de que los cerditos hicieran daño al maíz de los demás que estaban allí.