Capítulo 4

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Secret Omega

Sin duda nada fue igual para Louis luego de la situación que había vivido con su mejor amigo la tarde anterior. Había pasado un día completo y no podía sacar aquella fragancia tan atrayente y adictiva de su mente. Decir que había quedado un poco obsesionado era decir poco.

No podía parar de pensar en Harry. Estaba asustado y angustiado porque las cosas estaban yendo por un camino que no le gustaba en lo absoluto. Sentía cosas que no sabía que podía sentir.

Se encontraba en su habitación, sentado en el marco de su ventana sosteniendo entre sus manos una taza de té mientras veía en dirección al jardín. No había podido dormir en lo absoluto durante toda la noche, ¿cómo hacerlo? Sus pensamientos solo estaban en Harry y la situación de la tarde anterior. No podía decir que se encontraba en sus cinco sentidos, decirlo era fomentar una gran, gran mentira. Pues aunque estaba consciente, no era capaz de pensar con mucha claridad.

Esa tarde la iba a recordar para siempre, de eso estaba seguro. Había sido su primera vez oliendo a un alfa en celo. La primera vez que su omega le había controlado por completo. La primera vez sintiendo humedad por una situación ajena a él mismo. La primera vez que creyó que iba a perder la cabeza de verdad por esforzarse demasiado para ir con toda su fuerza de voluntad en contra de su naturaleza.

Había querido hacer tantas cosas que ni siquiera podía mencionar. Su instinto le había empujado tan cerca de ese límite que realmente estuvo aterrado de traspasarlo. No quería ni siquiera imaginar qué hubiese sucedido si no hubiera podido contra su instinto y se hubiese quedado en esa habitación con el alfa.

No sabía cómo seguir después de eso. ¿Qué pasaría con Harry? Él había mencionado algo que activó una alerta roja en su cabeza y le hizo huir de inmediato, él le había llamado omega... Era su mejor amigo desde que eran pequeños, tantos años... Aún no habían hablado luego de esa tarde, pero estaba preocupado. No quería que las cosas se pusieran raras entre ellos, no quería perderle. ¿Qué iba a pasar con él mismo? Estaba asustado. Sin duda alguna. Las cosas le estaban poniendo en una situación difícil, una situación que en verdad le molestaba, si tan solo realmente hubiera sido un Beta, seguramente todo sería distinto.

Negó soltando un pequeño suspiro, llevando después su taza de té a sus labios para beber un poco. Estaba fría, ¿cuanto tiempo llevaba sentado allí?

[...]

En casa de Harry, Anne retiraba algunas toallas húmedas de la frente de su cachorro. Éste aún estaba recostado en su cama, sin embargo el abrumador y doloroso celo había finalmente terminado. Veinticuatro horas después al fin todo había llegado a su fin.

La mujer suspiró tocando la frente de su hijo con el dorso de su mano para comprobar que la temperatura había bajado considerablemente, como lo había hecho tantas otras veces antes. Era ella quien solía cuidar de Harry durante sus celos, pues el joven se negaba a recibir cualquier otro tipo de ayuda, cosa que a su madre, personalmente, comenzaba a preocuparle un poco. Pasar los celos sin compañía alguna se volvía más y más doloroso con el pasar de los años, pero Harry simplemente se negaba.

—¿Ya te sientes mejor cariño? —ella preguntó en voz baja para no molestarlo, sabía lo sensible que se podía llegar a sentir una persona luego de un horrible celo. Sus dedos peinaron con cariño los bonitos rizos de su cachorro, sus ojos dulces y amorosos mirándole con preocupación.

—Hm... —Harry gruñó sin molestarse en abrir los ojos.

—¿Por qué me gruñes? Mira que después de cuidarte es lo que merezco... —ella se quejó con una sonrisa, apartando también los cabellos rebeldes que caían por la frente de su hijo.

Secret Omega | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora