IV.

213 14 4
                                    

 La lluvia caía a cántaros, como si el cielo hubiera decidido desahogarse por completo. El aire se sentía cargado de humedad, haciendo que cada inhalación se sintiera fresca y acuosa.

 En una mañana así, es fácil encontrar refugio en un rincón acogedor con una taza de café, mate o unas tortas fritas; para observar el mundo exterior a través de la puerta del patio, con la satisfacción de estar resguardado del aguacero.

 Myriam se encontraba parada en el umbral de la puerta, disfrutando del sonido constante de la lluvia cayendo sobre las hojas de los árboles y las tejas del techo, creando una banda sonora relajante que la envolvía en una nostalgia matutina. Con el pelo alborotado por la humedad y envuelta en una remera de Divididos, junto a un suéter cómodo, tenía la mirada perdida en la distancia, observaba como las gotas de agua caían en las plantas de su patio, creando charcos en el suelo.

 El tiempo parecía ralentizarse mientras contemplaba el mundo exterior desde su rincón de tranquilidad, y sus pensamientos fluían en armonía con la melodía de la llovizna.

"Vos...¿No estás actualmente en pareja, Javier?"

 Esa pregunta, se acordó de esa pregunta...

 ¿Por qué había preguntado eso?

 No le debería importar la respuesta. No debería querer saber. No quería preguntar.

 No está bien, ¡No está bien!

 Lo que sea que le estaba pasando, le estaba afectando a su vida diaria e incluso perturbaba sus mañanas.

 Con cautela, desbloqueó su celular. Ya se lo esperaba, la primera noticia que le apareció fue lo del ascensor.

"JAVIER MILEI Y MYRIAM BREGMAN PASAN LA NOCHE ENCERRADOS EN UN ASCENSOR, ¿HABRÁ ALGO FLORECIENDO ENTRE LOS CANDIDATOS?"

 Por supuesto, todos estaban alarmados por la noticia. Después del debate, cualquiera esperaba algo sobre ellos juntos, los periodistas se comerían cualquier cosa cruda con tal de conseguir audiencia.

 Que frustración.

 Lo único que podía hacer la abogada era mantener el perfil bajo unos días, hasta que la histeria colectiva se calmase lo suficiente para que dejasen de llamarla por teléfono o dejen de ahogarla con correos interrogativos y de mal gusto.

 Todo era abrumador, era asfixiante, era...

 "Gatito mimoso, ¿no?"

 BASTA.

 Harta de sus pensamientos intrusivos, se dispuso a preparar unos mates, iba a pasar la tarde leyendo un libro, recostada en el sillón. Quizás miraría una película, necesitaba tiempo a solas.

 De repente, cuando empezó con su rutina de buscar los tachitos de azúcar y yerba, su celular sonó. Era una alerta de mensaje.

 Por dentro, la candidata rezaba que no fuese algún periodista chismoso que hubiese conseguido su celular.

 Pero no, nada más lejos.

"Buen día, zurdita"

 Era él, no había otra persona en el universo que se dirigiese a ella con ese insufrible apodo. De todas las personas con las que esperaba conversar hoy, quizás él era la última.

 ¿Cómo consiguió su número?, ¡Nunca se lo había pasado!

 La mujer se tomó una pausa para evaluar la situación, intentó con todas sus fuerzas enmudecer el latido insoportable de su corazón, que sin razón, ni permiso, se alborotó.

 "Buenos días, Javier ¿Se puede saber cómo conseguiste mi número de celular?"

 Quizás habrán pasado cinco segundos, o diez, o treinta, o una eternidad como lo sintió.

 "¡Tengo muchos contactos! Las ventajas de ser el candidato con más votos a su favor, zurda ;)"

 Ella rodó sus ojos.

 Qué molesto ¿Solo quería molestarla? Ya estaba con los nervios a flor de piel, remitente de los últimos días.

 "¿Cómo estás?"

 Que raro. ¿Él estaba siendo amable o preguntaba por costumbre?

 No sabía si debía seguir contestándole, después de todo, debería mantenerse fuera del foco de las noticias unos días. Pero no pudo contenerse, cada célula de su cuerpo fue en contra de ella.

 "Nerviosa. Mi cara está en todos los noticieros habidos y por haber"

 Sin darse cuenta, se recostó en el sillón, sin terminar de preparar su mate, para seguir la conversación.

 "La mía también, pero no me molesta ser el centro de atención, normalmente lo soy. A los noticieros solo les gusta facturar con espectadores y a los periodistas les gusta meterse en donde no los llaman >:c"

 Quizás sea la primera cosa en la que están de acuerdo. Era un poco chocante ver como esta persona se expresa usando emojis, últimamente lo único en lo que la candidata se jactaba es que estaba conociendo (sin querer) muchos aspectos nuevos de esta persona que decía odiar.

 "Si, creo que voy a quedarme unos días encerrada hasta que se dejen de romper. ¡No dejan de llamarme por teléfono!"

 "Jaja ¿Seguro creíste que era uno de ellos, eh?"

 "Si, no sé de dónde sacaste mi celular, pero no saques más información mía de cualquier lado. Si queres saber, pregúntamelo a mi"

 Eso sonó más incitador de lo que esperaba. Intentó apurarse para corregirlo, pero se paró en seco cuando el economista empezó a responder rápidamente.

 "¿Me hubieses pasado tu celular si yo te lo hubiese pedido? ;)"

 La abogada sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral y a su rostro colorearse de la, últimamente, recurrente matiz carmesí.

 "¿Vos cómo estás?"

 Necesitaba cambiar de tema.

 "Aburrido como la mierda. Abrazado a mi bebé"

 ¿Abrazado a que...?

 El candidato envió una foto de su perro, intentando mordisquear su camisa. Myriam sonrió, tenía que admitir que se veía adorable y era mucho más grande de lo que se imaginaba.

 "♡ "

 "Bueno, tengo que irme, tengo una reunión en media hora y tengo muchas cosas que hacer :("

 "Esta bien, solo no estés sacando más información mía por ahí"

 "Jaja ¿Yo? Soy incapaz, zurdita. Soy un gatito mimoso. Cuídate ♡ "

 Súbitamente, se sintió insegura por ese apodo, aunque en primer lugar había sido él quien había insistido en darle uso. En su cabeza sonaba ridículo. No lo pensó mucho y respondió.

 "Chau, gatito."

 Por un segundo, se sintió como una adolescente de nuevo.

 No podía creer lo que había pasado en la última hora. Le había agradado mantener una conversación con Javier Milei, la persona con los ideales más desagradables y la personalidad más arrogante, e incluso había logrado distraerla. 

 No lo admitiría, pero quería seguir la charla.

 Fue cuando la abogada se dio cuenta de la foto de perfil en WhatsApp de su rival. Tenía un bicho regordete y naranja, con una motosierra saliendo de su cara. No sabía que era o de donde, pero se veía bastante extravagante.

-Qué raro que es...- Pensó en voz alta, y se volvió en sí misma para terminar de preparase su mate.

Políticamente incorrecto (Javier Milei x Myriam Bregman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora