Cada músculo de su cuerpo percibía el examen obsesivo que su contrincante realizaba con su mirada. No dejaba de verla. Ya habían pasado dos horas, dos infinitas horas de mierda en esta reunión y sus ojos vigilaban cada uno de sus movimientos, obsesivamente.
¿Enloqueció?
¿Qué le pasaba a este hombre?
¿Quizás ella estaba despeinada?, ¿Tenía algo en los dientes?, ¿Se había puesto demasiado maquillaje?
Oh sí, esta mañana temprano decidió maquillarse (algo inusual) e intentó esconder el porqué, y negarlo rotundamente. La razón estaba ahí, era tan clara como el agua.
"Solo quiero arreglarme un poco más", se repitió una y otra vez.
¿Para un Congreso?
Sabía a quién iba a ver. O por quién iba a ser vista.
Aunque no esperaba ser vigilada por un halcón constantemente. Era obvio que él estaba demasiado aburrido y había encontrado entretenimiento observándola.
La abogada estaba por explotar y, de manera abrupta, agarró su celular.
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¿Por qué?
¿Por qué carajo esa mujer se veía tan hermosa con un simple rímel de ojos?
Parecía otra persona, parecía sacada de alguna revista...¡Y sus labios!
La puta madre...en serio...
¿Se había puesto un color más llamativo?
Un carmesí deslumbrante, embriagador, sugerente y vivo.
¡Dios!, ¡Parecía un acosador!
¿Pero cómo iba a evitarlo?
Un imán invisible arrancaba sus ojos y lo obligaban a encadenarse a su piel.
Su mirada azul comenzó a bailar entre cada hebra dorada y brillante como el sol. Las suaves ondas caían sobre sus hombros con gracia, aportando un toque de elegancia a su aspecto. La luminosidad natural de su melena rubia creaban un halo de belleza que emanaba de su presencia.
Fue cuando, su trance interno se vio interrumpido por la vibración de su celular.
"¿Qué te pasa?, ¿Te debo plata o algo?"
Ella lo estaba viendo, mientras fruncía el ceño.
Se dio cuenta. Bueno, no era tan difícil darse cuenta, no estaba siendo para nada sutil.
Respondió rápidamente, con una sonrisa burlona adornando su rostro.
"No, acá ando nomás. Disfrutando de las vistas ;) "
Fue su intención ponerla nerviosa.
Ya no podía disimularlo, ni esconderlo.
Quería encender sus nervios.
Quería ser el causante de cada uno de sus temblores.
Quería su atención, ¡Solo para él!
Por suerte, todos en la cámara de diputados estaban concentrados en la reunión y no se jactaban de la conversación visual que ambos estaban teniendo.
La reunión no podría ser más aburrida, no le gustaban estas reuniones, sentía que eran una pérdida de tiempo, aún más ahora, no necesitaba esto, él iba a ser elegido presidente.
Tenía que serlo.
Por suerte para el economista, la junta ya estaba por terminar. Algunos colegas se acercaron a saludarlo y a conversar con él, pero en este momento, lo único que quería hacer era ir detrás de ella.
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Políticamente incorrecto (Javier Milei x Myriam Bregman)
RomanceArgentina, un país hermoso en donde la política estaba profundamente dividida entre dos facciones importantes. Myriam Bregman y Javier Milei eran los líderes de los partidos opuestos que luchaban por el control de la nación, respectivamente, la izqu...