Dentro del bullicioso restaurante, el murmullo animado de conversaciones se entrelazaba con el tintineo constante de cubiertos y platos. El aroma tentador de diversas cocinas flotaba en el aire, creando una mezcla embriagadora. Mesas ocupadas, risas y la música de fondo contribuían a un ambiente vibrante y acogedor, donde la energía colectiva de las personas disfrutando de sus comidas llenaba cada rincón del lugar.
Y claro, todas estas personas estaban observándolos fijamente. Murmuraban lo que ya se esperaban: "¿Están juntos?", "¿Qué hacen ellos dos comiendo juntos?", "¿Ya son pareja?"
Al economista no parecía molestarle en lo absoluto, en realidad, disfrutaba ser el centro de atención. Varias veces ya se le habían acercado para pedirle una foto y él sonreía satisfecho, incluso las meseras lo perseguían con los ojos.
Era casi insoportable.
De todas formas, y por seguridad, no venían solos. En otra mesa adjunta, se sentaron los patovicas de Javier, a quiénes se les pagaba por proteger y no mencionar o acotar media palabra. Ambos hombres fornidos observaban con atención a cada individuo que se acercaba al candidato para pedirle una foto o saludarlo.
-¿Disculpe, señor Milei?, ¿Le molesta si me saco una foto con usted?- Murmuró nerviosa otra mesera, la cuál, probablemente era al menos 25 años menor que los candidatos.
La diputada refunfuñó chasqueando la lengua, e intentó distraerse con la carta del menú, mientras se cruzaba de piernas.
¿Por qué no quería mirar?
Cuando la empleada terminó de saludar a su acompañante y se alejó lo suficiente, el candidato se río por lo bajo, observando atentamente a su compañera. Una sonrisa burlona adornaba su expresión.
-¿Qué?
-¿Qué pasa zurdita?, ¿Te molesta que me pidan fotos?
La mujer rodó los ojos.
-¿Celosa?
Los gestos de la abogada se tensaron y empezó a sentir una contracción en la boca de su estómago.
Si.
Pero no tenía nada por lo que molestarse, ni nada por lo que sentirse así.
-No me interesa lo que hagas con tu campaña, no tengo nada que decir.
Quizás sonó más enojada de lo que esperaba, y se arrepintió. Por su parte, su rival se rió de nuevo y se acomodo sobre su mano, para sostener su mentón, y contempló fascinado a la figura femenil que tenía enfrente.
-¿No?, ¿Nosotros no veníamos a hablar de "temas políticos"?- Tarareo.
-Ni siquiera habíamos quedado en almorzar.
-Y sin embargo acá estás. Fue difícil convencerte, ¿eh?
La estaba buscando con los ojos.
-No quiero escucharte, ¡Y deja de mirarme así!
-¿Cómo, zurdita?
-Cómo si quisieses algo.
-Quizás si quiero algo...
Ambos se quedaron callados. El espacio entre ellos se tejió de silencio y la tensión casi podía palparse.
¿Él era consciente de las cosas que decía siquiera?
No. Seguro no tiene idea.
No. No está hablando en serio.
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Políticamente incorrecto (Javier Milei x Myriam Bregman)
RomanceArgentina, un país hermoso en donde la política estaba profundamente dividida entre dos facciones importantes. Myriam Bregman y Javier Milei eran los líderes de los partidos opuestos que luchaban por el control de la nación, respectivamente, la izqu...