Un niño se encontraba pintando las paredes de su casa con crayones, estaba dibujando extrañas figuras de colores pero en un sector se pudo ver qué había dibujado una familia. Dejo de dibujar ya que su madre, una mujer castaña se acercó a él y le golpeó la mano donde estaba el crayón para que lo soltará, el pequeño empezó a llorar por el pequeño solo ahora en su mano y ella ignorando su "berrinche" llamo a su esposo.
-¡Thomas! ¡Matthew volvió a dibujar en la pared!- grito enojada y miro al niño con el mismo sentimiento.
Thomas al escuchar el grito de su esposa fue rápidamente al pasillo en dónde estaban.
-¡Matthew Finnick Grayson! ¿¡Qué te dijimos sobre pintar en las paredes!? Estás castigado, limpiarlas todo esto y ahora no festejaremos tu cumpleaños- grito está vez el padre.
El niño solo se limitó a llorar y a llorar hasta que ambos padres se hartaron y lo dejaron solo en aquél pasillo, una mucama se dirigió a él y lo abrazo.
-Tranquilo... Todo va a estar bien ¿Si? Yo limpiarme esto, tu ve a tu habitación a jugar- Le dió un beso en la mejilla y lo dirigió a su habitación. Matthew ahora solamente sollozaba mientras se limpiaba las lágrimas.
La mujer lo dejo ahí y se fue a limpiar las paredes, le pidió ayuda a otra mucama y ambas limpiaron mientras se hablaban.
- Está vez si que se llevó un gran castigo ese niño -
-Si... Sabes me da mucha pena ese niño, le tocó esos padres... ¿Quién le quita el cumpleaños a un niño?-
-Dalia no deberías criticar a los señores Grayson... Pueden despedirte-
-¡¿Pero como no voy a hacerlo?! Se pasaron con ese castigo además nunca le prestan atención, no merecen ser padres- Ella no sabía que Judith, la madre de Matthew, la había escuchado y tomo su hombro y le dijo sería y algo enojada
-¡Despedida!- El grito asusto a ambas mucamas
- P-pero señora Grayson yo- iba a terminar pero Judith la interrumpo
-Dije... DESPEDIDA-Dalia tomo sus cosas y se fue de la casa triste. Todo esto fue visto por Matthew que vio todo por la abertura en su puerta, muy triste pensando que había sido su culpa, cerró la puerta y se escondió debajo de las sábanas para llorar.
Hoy era el primer día de clases del pequeño Matthew, estaba algo ansioso por entrar a la primaria pero sus padres lo acompañaron a la entrada del colegio y lo miraron con una sonrisa.
— Hoy es tu primer día, espero que seas un excelente niño—
—Espero que destaques... Hay que ser el mejor para no ser una decepción— dijo su padre mientras que su madre le acomodaba su uniforme.Se seguía sintiendo nervioso pero muy feliz que sus padres le estén demostrando afecto. Al entrar en la escuela vio muchos niños de distintas edades dirigiéndose a clases, el rápidamente siguió algunos que parecían de su edad al salón. Ahí se les indico que se sentarán y eso hizo, se sentó mientras veía que muchos niños comenzaban a hablarse hasta que por la puerta paso un señor con barba, algo robusto y con cara sería.