Maia y su padre, siempre han sido ellos dos contra el mundo.
Solo hasta que su padre decidió seguir su vida y casarse con una italiana preciosa que conoce en uno de sus tantos viajes.
Su padre le promete una vida mejor junto con el cariño materno qu...
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Le mando la foto a Gabry y me la pongo de fondo de bloqueo después de pedir su permiso. Después respondo el texto de mi padre avisándome de que ya debería ir a casa para cenar.
Me levanto del sofá aún con Mikaela en brazos y la dejo a un lado del sofá.
— ¿Te vas ya, Aia?
— Sí cielo, tengo que ir a recoger mi vestido, devolverle la pinza a Cara y luego ir a cenar con mi padre.
— ¿Mañana vendrás a la playa otra vez? — Me sorprendo al ver que es Nicolas quien pregunta esta vez.
— Creo que iré a visitar alguna ciudad o algo, así que llegaré tarde.
— ¿Entonces vendrás por la noche?
— Depende.
Gabry y Mikaela nos miraban ambos sentados en el sofá como si fuera un partido de tenis.
— ¿De qué?
— De si estarás aquí o no.
Pero bueno Maia, ¿y ese atrevimiento?
— Te esperaré toda la noche si es necesario.
— Perfecto
— Perfetto.
— Τέλειος.
Le doy un último abrazo a Mikaela y antes de salir Gabry me avisa de que me enviará su ubicación y que le avise cuando vaya para hablar sobre el trabajo.
Salgo de la cabaña y suelto todo el aire contenido desde que vi a Nicolas sonreír.
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Abro la puerta de casa y encuentro a mi padre cocinando con Athea con música rellenando el silencio.
Subo silenciosamente a mi cuarto para no romper el bonito ambiente que ellos crearon y pongo mi móvil a cargar mientras me doy un baño largo.
Cuando termino de bañarme me coloco mi pijama y bajo al comedor cuando mi padre me llama para cenar.
Mi padre comenzó a poner la mesa mientras Athea repartía porciones de lasaña en un plato y ensalada en otro a su lado.