Maia y su padre, siempre han sido ellos dos contra el mundo.
Solo hasta que su padre decidió seguir su vida y casarse con una italiana preciosa que conoce en uno de sus tantos viajes.
Su padre le promete una vida mejor junto con el cariño materno qu...
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Nicolas va corriendo al coche para adelantarse y, una vez llega ahí, me abre la puerta de copiloto con una sonrisa.
Extiende la mano para que la tome y me da un beso en el torso de ésta, — signorina, per favore vada avanti.
— Oh, grazie mille.
— Un piacere, bella donna.
— ¿A dónde vamos?
— Vamos primero a por las llaves, dejo el coche en la tienda y vamos a dar un paseo y a por el helado. —Rodea la parte delantera del coche, se sube detrás del volante y se coloca su cinturón después de asegurarse de que yo lo tengo puesto.
Agarro mi teléfono y reviso los mensajes que me avisan del torneo de la semana que viene, pero me distraigo con Nicolas asomándose para ver mi pantalla, — ¡epa! Ojos a la carretera, irresponsable.
— ¿A quién escribes? Puedes hacerlo desde nuestro móvil.
Le agarro la barbilla al ver que se vuelve a girar hacia mí y la sostengo para que mire hacia delante, — es sobre el torneo. No te distraigas.
— Ah vale, miraré las fechas para ir a verte. No te preocupes, estrellita, si ya hemos llegado.
— Y entonces, ¿por qué estás dando vueltas?
Vuelve a intentar girar su cabeza para sonreírme, pero la sostengo más fuerte, — céntrate, Ruggiero.
— Porque si aparco ya vas a soltarme.
Aparto la mano y suspiro recogiendo nuestras cosas, — eres increíble, Nicolas.
— Lo sé. Me lo suelen decir bastante. — Vuelve a girar la cabeza hacia mi lado, pero esta vez niego con la cabeza y él suspiró rendido aparcando a un lado de la calle.
Al bajar del coche le sigo hacia una pastelería enorme de colores y con su apellido en lo más alto del local. Seguimos caminando a la par, pero me detengo al notar que Nicolas ha ralentizado sus pasos. — ¿Pasa algo, Nicolín?
Dirijo mi mirada a donde se ha quedado la suya parada y veo a la misma chica del otro día parada al final de la calle mirándonos muy fijamente.
Vuelvo mi mirada a Nicolas y veo cómo una pequeña sonrisa se hace presente en su rostro, — ahora vengo estrellita. Cómprate algo a mi nombre y espérame para hablar con mi madre.
Me da un beso rápido en lo alto de mi cabeza y sale corriendo hacia Lila.
Trato de moverme, pero me quedo bloqueada en el sitio mientras veo cómo Nicolas le pide su mano para dejar un beso sobre ella antes de sonreír y perderse junto a ella bajando la calle.
No puedo evitar sentir un cosquilleo desagradable al ver esa escena, trato de olvidarlo y me muevo hacia la pastelería.