XIII

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— ¡Maia ayúdame, por favor!

La llamada salió bien porque mi padre se escuchaba tranquilo y lo único que dijo fue que debíamos discutirlo en casa como personas adultas.

Μπαμπά, άσε τον ήσυχο!

Nicolas salta encima del sofá y rueda hacia el suelo intentando escapar de mi padre y la sartén que lleva en mano.

—¿¡Qué quieres de mi hija, pervertido!?

— ¡Nada, de verdad!

— ¡Papá, le dejas en paz, o vuelvo a Grecia sola!

Con suerte, mi padre se gira lentamente y me mira con los ojos entrecerrados mientras se acerca poco a poco a Nicolas.
Se coloca justo donde está Nicolas tumbado en el suelo y le da un golpe en la cabeza aún sin romper nuestro contacto visual.

— Papá, ya. Vamos a hablar como personas adultas tú y yo.

Él bufó rodando los ojos y deja caer la sartén encima de Nicolas que se queja tratando de levantarse con cuidado y arrastrándose lejos de mi padre que se sienta en el sofá sin apartar la vista de él.

Me acerco a Nicolas, le ayudo a levantarse y le acompaño hasta a la cocina con Athea que está practicando unos dulces caseros que quiere en su boda.

Vuelvo al salón y me siento con mi padre que sigue con el ceño fruncido desde que entré a casa después de cenar con Nicolas y lo encontré con una sartén en mano y un cuchillo, que conseguí quitarle a tiempo, en la otra.
— Papá, cambia esa cara para poder explicarte. Por favor.

Suspira y asiente cambiando su expresión pero aún con los hombros tensos,— vale cielo, cuéntame.

— Tuve un accidente en el mar, me iba a ahogar pero Nicolas me salvó a tiempo y me prometió hablar sobre el tema cuando me sienta preparada para ello y ayudarme a superar el miedo que tengo a ahogarme. También me prometió contarme unas cosas privadas suyas. Y sabes perfectamente lo curiosa que soy, mπαμπάς.

— Ay mi niña. ¿Por qué no me contaste que tuviste un accidente?

— No quería fastidiarte tus vacaciones, y mucho menos preocuparte a pocos días de tu boda.

Se acerca a darme un abrazo y apoyo mi cabeza en su pecho sintiendo esa comodidad y seguridad a la que estoy tan acostumbrada desde que nací.

— Cielo, eres lo más importante de mi vida, eso no va a cambiar por nada en el mundo; no quiero que me ocultes nunca que te encuentras mal o que tienes algún problema, porque quiero ayudarte y demostrar que sigo a tu lado para darte esos mimos que tanto te gustan,— me hace cosquillas y aparto sus manos despacio con una sonrisa.

σε αγαπάω μπαμπά.

— Yo a ti mucho más, pequeñaja. Confía en mí para todo, ¿vale?

Asiento y aprovecho el momento para esconderme entre sus brazos,— entonces, ¿puedes dejar que Nicolas se quede a dormir? Porfa, porfa porfa.

Suspira y deja un beso en mi cabeza,— vale, pero no en la misma cama.

Le doy un fuerte abrazo y celebro feliz.— ¡Eres el mejor!

Voy corriendo a la cocina ignorando a mi padre que susurra en griego lo mucho que se va a arrepentir de esto, y le doy un abrazo por la espalda a Nicolas que está ayudando a Athea con masa de galletas con una pinta riquísima.

— ¡Mi padre ha dicho que sí!

Nicolas se gira apartando mi mano de la masa evitando que pueda probarla,— ¿ha aceptado?

Un verano junto a ti. (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora