XIX

7 2 2
                                    

Nicolas me mira sorprendido cuando salgo de mi casa con un vestido blanco simple pero igual de largo que el de las damas de honor.

Las chicas decidimos no usarlos hasta la boda para no estropearlos ni mancharlos y la verdad me parece una muy buena idea porque así no se lo tengo que enseñar a Nicolas todavía.

— Estás preciosa, estrellita.

Me mira de arriba a abajo en cuanto estoy frente a él y no puedo evitar reírme por el hecho que pensara que este es el vestido que me pondré esta tarde.

Es tan lindo.

— No es el vestido que llevaré en la boda, Nicolín, pero gracias igualmente.

Vuelve a darme un largo repaso con la mirada antes de pasar su mano por mi cintura para acercarme hacia él, — sigues siendo preciosa, cariño.

Me pongo de puntillas y me acerco a darle un beso en la mejilla, pero recuerdo la crema que me he echado esta mañana en los labios para que estén hidratados por mucho tiempo sin necesidad de ponerme gloss.

Evito tocar mucho la mejilla de Nicolas cuando le doy el beso y él se aparta rápidamente para mirarme confundido.

— ¿Qué ha sido eso?

— Ayer hice todos los tratamientos y cuidados de piel que encontré para estar guapa hoy, eso incluye la crema que me he puesto esta mañana y que no debo estropear.

— Tu siempre estás guapa, ¿qué clase de excusa barata es esa para no darme un beso en condiciones?

— No es ninguna excusa. Si quieres un beso en condiciones espérate a después de la boda.

Se aleja un poco y me mira con seriedad absoluta, tal y como mi padre mira a sus socios cuando tiene que cerrar un trato muy importante.

— Maia, amore mio, sea lo que sea que haya hecho mal podemos hablarlo. Ya me castigaste de una forma horrible después de destrozar la cocina de mi madre, creo que aprendí la lección y no lo repetiré.

— Nicolas, amore mio, lo siento, pero no es ningún castigo. Tendrás que conformarte con abrazos y mini-besos.

Me mira una última vez buscando la diversión en mi mirada y al no encontrarla suspira y se dirige hacia su coche, me abre la puerta de copiloto y cuando voy a sentarme, evitando reírme de su expresión triste, Nicolas me detiene.

— Prométeme que después de la boda me devolverás todos los besos que no me has dado hoy.

Vuelvo a rozar mis labios con su mejilla simulando un beso, — lo prometo.

...

Damos un par de vueltas antes de volver las chicas a un lado y los chicos al otro, todos cansados y mareados de repetirlos tantas veces.

Tenemos que hacer un pequeño baile clásico y ligero, pero con muchas vueltas y eso cansa demasiado, aunque la mayoría ya nos hemos acostumbrado a hacerlo tantas veces.

Me recuerda a esos bailes de Orgullo y Prejuicio.

Tienes razón, se parecen muchísimo.

¿Será Nicolas tu Darcy?

Seguramente, pero en versión italiano rubio.

— ¿Podemos descansar ya, Nicolas? Estamos todos agotados y ya nos sale perfectamente.

Asiente distraído mirando a mi tío que está intentando ligar con Clara y me da un beso en la mejilla antes de salir corriendo hacia ellos.

Desde que llegamos Nicolas intenta buscar la aprobación de mi tío de cualquier forma y, la verdad, eso me parece adorable.

Un verano junto a ti. (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora