Capítulo 3

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Levi
Sábado 28 de Noviembre.

Los rayos del sol entrando por mí ventana me despertaron, tallé mis ojos para terminar de despertarme, me levanté y aún adormilado tomé rumbo hacia mi baño, me lavé los dientes y tomé una pequeña ducha, me vestí y bajé a desayunar, hoy es sábado y no tengo nada que hacer, usualmente iría al café de Miley pero no tengo ganas de ir, así que mi plan era quedarme en casa jugando videojuegos o tocando mi guitarra.

Tomé asiento en el comedor, Nathan estaba preparando la mesa y mi madre terminando el desayuno.

— Al fin despiertas, bella durmiente. — se burló y soltó una risa.

— Cállate, es muy temprano para peleas, tocino. — ¿Qué por qué le digo tocino? Es una larga historia.

Un día estábamos de compras en el supermercado mi madre, Nathan y yo, justo pasábamos por el lugar de los tocinos y Nathan tomó una bandeja. Una mujer que iba pasando no podía alcanzar la bandeja y decidió pedirle ayuda a Nathan, lo gracioso es como le pidió ayuda "niño del tocino, ¿Puede bajarme una bandeja también?" Solté una gran carcajada y Nathan solo ayudó a la mujer, cuando la mujer se fue volví a reír y Nathan solo apresuró el paso para huir de ahí.

— Pero si son las 9:30 de la mañana Levi, y ya te dije que dejes de llamarme así.

— Para mí las 9:30 es muy temprano... Tocino. — y solté una carcajada.

— Estúpido. — soltó en voz baja.

— Dejen de pelear, siéntate Nathan, vamos a comer.

Mi madre traía un pequeño recipiente con leche caliente y nos repartió a cada uno un poco y un trozo de pastel, debo decir que mi madre es muy buena en la repostería, para nuestros cumpleaños siempre nos prepara pasteles o dulces y es algo que amo de ella.

— ¿Como les fue ayer? ¿Es agradable la hermana de Miley? — miré confundido a mi madre y pregunté.

— ¿Sabías que la hermana de Miley vendría?

— Claro, Nathan me lo dijo. — tomó un sorbo de leche.

— Por supuesto, Nathan le dijo hasta a el vecino y se le olvidó contarmelo a mí. — lo miré y solo desvío la mirada.

— Cariño, no tiene caso, ¿Ya la conociste no? Eso es lo que en verdad importa. — me dió una sonrisa tranquila — Y no han respondido mi pregunta ¿Es agradable?

— A Levi, le gusta. — le dí una patada a Nathan por debajo de la mesa y éste se quejó.

— No me gusta, solo es simpática. — tomé un trozo de pastel y lo llevé a mi boca.

— Ya veo... — mi madre no parecía estar convencida con mi respuesta.

— Terminé, me voy a mi cuarto. — llevé los platos a lavar y me retiré.

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Ya en mi cuarto, conecté mi guitarra y empezé a tocar suavemente, me perdí unos minutos en la música, tanto que no me dí cuenta que estaban tocando la puerta de mi habitación.

— Tocas muy bien.

Esa voz me sacó del pequeño trance en el que me encontraba, me dí la vuelta y ahí estaba ella, parada en mi puerta.

— Avery, hola ¿Qué haces aquí? — pregunté un poco nervioso por la repentina visita.

— Pues, venía a conocer a tu madre, ella es muy linda, me regaló un poco de pastel, que por cierto estaba delicioso. Después me preguntó que si quería pasar a verte y le dije que sí, toqué varias veces la puerta pero no escuchabas, así que decidí entrar y sin permiso... Perdón. — agachó la cabeza.

— Ya veo, no te preocupes, puedes entrar si quieres.

Tímidamente entró y comenzó a ver todo mi cuarto, iba tocando e inspeccionando cada cosa, pero se detuvo frente a un póster que tenía puesto a la par de mi cama.

— ¿Chase Atlantic? ¿Es una banda? — preguntó y tocó aquella imagen.

— Sí, es mi banda favorita, tienen canciones muy buenas, deberías escucharlos, por ellos decidí aprender guitarra.

— Ya veo, los escucharé. Por cierto, linda guitarra.

— Gracias, es un regalo de cumpleaños de parte de mi padre.

— Hablando de cumpleaños ¡No me dijiste que ayer estabas de cumpleaños! No te felicité así que lo haré ahora ¡Feliz cumpleaños!

— Gracias. — reí a lo bajo — ¿Como supiste que era mi cumpleaños?

— Miley me lo dijo justo cuando se fueron, salí corriendo detrás tuyo para felicitarte, pero ya se habían ido. — volvió a ver el póster.

— Miley, debí suponerlo. — Avery volvió a verme y me dedico una sonrisa. Sigo creyendo que su sonrisa es muy bonita.

— ¿Puedo preguntarte algo? — preguntó apenada.

— Claro, dime.

— ¿No vives con tu padre?

Me sorprendió un poco su pregunta y al parecer ella se sintió mal, empezó a disculparse.

— ¡Perdón si te incomodé! No tienes que responder si no quieres. — empezó a ponerse nerviosa.

— No, no tienes que disculparte, solo me sorprendió un poco la pregunta y, respondiendo a eso, no vivo con él, él trabaja en otra ciudad fuera de Montreal y nunca lo veo, nos visita pocas veces, como en navidad, pero de lo contrario no nos visita. — tomé asiento en mi cama — A veces lo extraño, porque ocupo el apoyo de un padre y él no está, y cuando está nunca tiene tiempo para Nathan, mi madre o para mí porque siempre dice que tiene que resolver asuntos de trabajo en su computadora, celular, etc. — Avery tomó asiento al lado mío y me escuchó atentamente — supongo que tiene otra familia y no tarda en abandonarnos.

Sin querer comenzé a sollozar, lágrimas caían por mis mejillas, de pronto sentí la mano de Avery tomar la mía, levanté mi cabeza y la miré.

— Lo siento mucho, se que no debí preguntar. Pero déjame decirte algo, si él tiene otra familia, está perdiendo una que vale oro y pierde a un hijo tan espectacular como tú, si el decide irse no hay nada que hacer, pero recuerda que tienes a Nathan, tu madre, Miley e incluso a mí... Nosotros sí te valoraremos y eso es mejor que el cariño falso que tu padre de puede dar, así que, porfavor deja de llorar ¿Sí?

Limpié mis lágrimas con mi ante brazo y suspiré, tenía razón, con mi madre y mi hermano era suficiente.

— Gracias — dije quitándome la guitarra que aún tenía puesta — Espera aquí, voy al baño.

Lavé mi rostro y despejé un poco mi mente, al salir del baño miré que Avery estaba tocando la guitarra, hacía una que otra melodía, pero para no saber tocar lo hacía muy bien.

— ¿Tocas guitarra también? — Me acerqué a ella.

— No, pero me sé algunos acordes. — siguió tocando.

— ¿Te gustaría aprender? — pregunté con la intención de enseñarle.

— Por supuesto, enséñeme maestro. — me entregó la guitarra y solté una ligera risa.

Así pasamos toda la mañana, Avery aprendió bastante rápido a tocar, es muy buena memorizando y se deja llevar por la música. Llegó la hora de almorzar y Avery se tenía que marchar.

— Me tengo que ir, Miley me dijo que regresara al medio día. — me entregó la guitarra y camino hacía la puerta.

— ¿Vendrás mañana? — pregunté, pues me gustaba su compañía.

— Claro, pero primero debo preguntarle a Miley, si me dice que no, me escaparé. — ambos reímos — nos vemos, Levi. — salió de la habitación.

— Adiós. — cerré la puerta de mi cuarto y me tiré en mi cama.

Es espectacular, sin duda vamos a formar algo especial.

¿Qué demonios se supone que éramos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora