Capítulo 7

10 4 0
                                    

🍁


Levi
31 de Noviembre.


Me encontraba en clases, bueno, mi cuerpo estaba en clases, porque mi mente no puede decir lo mismo; seguía recordando todo lo que sucedió ayer, pero sobre todo, tenía una sensación de duda que no me dejaba de molestar.

¿Podía enamorarme de alguien que apenas conozco?

Pregunta que le queda perfecta a Avery, ella es la causante de todo el desorden de mis pensamientos, teniéndola a mi lado e descubierto nuevos sentimientos y me siento feliz por ello. Cada que la veo mi estómago empieza a revolverse, mi rostro se torna ardiente y mi lengua se enreda al punto de no poder articular palabra.

¿Esto... Es amor?

Pero...

¿Amor no es cuando ambas personas se corresponden?

¿Avery siente lo que yo siento con una sola mirada?

No lo creo, ella no es tonta como para enamorarse en 3 días, en cambio yo... Soy el tonto que se enamoró a primera vista.

Pero, preferiría creer que no estoy enamorado, no quiero ilusionarme con Avery ni conmigo mismo.

¿Qué tal si lo que siento solo es atracción y no nada seguro..?

Debía meditarlo mejor y no sacar conclusiones precipitadas.

— Ya pueden retirarse. — indicó la profesora.

Salí de mis pensamientos, estaba tan perdido en ellos que la clase ya había finalizado.

¿Presté atención?, no.

Suspiré y tomé mi bolso, salí del salón hacía mí casillero para guardar algunas carpetas y libros. Mientras ponía todo en su lugar, apareció Liam a lo lejos gritando mi nombre entre toda la multitud para que pudiera localizarlo. ¿Liam no había entrado a la clase? ¿No lo había notado?, Dios, me siento culpable.

Liam se acercó hacía mí trotando y me dedicó una pequeña sonrisa.

— ¿Qué tal? — dijo.

— Todo bien, ¿Por qué no entraste a la clase? — pregunté acomodando algunas cosas en mi casillero.

— Te diré, pero no te atrevas a burlarte. — asentí — Me dejó el autobús.

Apreté muy fuerte mis labios para evitar reírme, respiré hondo y me puse serio.

— Wow, hiciste un gran esfuerzo para no reírte. — dijo un poco enojado — Gracias.

— N-No hay de qué. — no podía, debía reírme. Y sí, lo hice.

— Para qué te cuento mis desgracias. — rodó los ojos — Bueno, ¿Que clase toca? — preguntó.

Suspiré para calmarme un poco y responderle.

— Tenemos hora libre. — me dí la vuelta para cerrar mi casillero.

— Genial, ¿Te parece si vamos a dar una vuelta? Para matar el tiempo. — río.

— Está bien.

——

Caminamos un rato y al final terminamos sentados en las bancas del campo de la universidad – sin razón alguna –, ambos estábamos viendo hacia la nada mientras el viento soplaba moviendo las hojas de los árboles de aquel lugar y a su paso revolviendo un poco mi cabello.

— ¿Te has enamorado alguna vez?

Rompí el silencio con aquella pregunta que tanto anhelaba que fuese respondida, ya sea por otra persona o por mí mismo.

¿Qué demonios se supone que éramos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora