Capítulo 5

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San corría a toda velocidad a través del oscuro bosque, asustado y exasperado. Su única guía era el tenue olor de la sangre que se hacía cada vez más fuerte a medida que avanzaba. No sabía cuanto tiempo llevaba corriendo, pero no pensaba detenerse hasta encontrarlo. 

Gritaba su nombre una y otra vez, desesperado por hallarlo, pero por más que le llamara no recibía respuesta alguna. Sus piernas estaban a punto de ceder al cansancio y el aire comenzaba a faltarle, sentía que en cualquier momento iba a desfallecer. Su cuerpo le pedía rendirse, pero su corazón se lo impedía. Sabía que lo encontraría, tenía que hacerlo. 

Logró ver una silueta a lo lejos, por lo que aceleró aún más su paso, invadido por la esperanza de quizás fuera él. Se detuvo abruptamente cuando se encontró a tan solo unos metros de distancia de la figura que permanecía estática. La oscuridad le impedía detallar su rostro, por lo que lenta y cautelosamente fue acortando la distancia entre ambos.

Sus ojos se abrieron de par en par, sintiendo su cuerpo congelarse. Wooyoung se encontraba de pie frente a él, inmóvil y con una mirada inexpresiva.


— Wooyoung... — Una cansada sonrisa se dibujó en un rostro, aliviado de por fin haberlo encontrado. Pero no tomó más que una par de segundos para que esa sonrisa se desvaneciera.

— S-Sa..n... — El cuerpo del menor se tambaleó un par de veces antes de caer sobre sus rodillas, su torso cubierto de la sangre que brotaba sin parar de la profunda herida a través de su cuello.


Las lágrimas empezaron a correr por su rostro, horrorizado por aquella escena. Wooyoung dejó salir un último suspiro antes de que su cuerpo entero cayera al suelo, siendo recibido por el mayor quien corrió hacia él al verlo desplomarse. 

San le sostenía en sus brazos, sintiendo como el cuerpo del menor se enfriaba cada vez más y notando como el color abandonaba su piel. Le llamó múltiples veces con una voz ahogada, las lágrimas nublando su vista. 


— No.... No no no no... — Negaba frenéticamente con su cabeza, incapaz de aceptar lo que presenciaba. Todo lo que se pudo escuchar fue el doloroso y desgarrador grito de San mientras se aferraba fervientemente al cuerpo sin vida de Wooyoung.



Sus ojos se abrieron de golpe al mismo tiempo que en un brusco movimiento se levantó de la cama, quedando sentado sobre esta. Su cuerpo estaba empapado en sudor y su respiración agitada y entrecortada, invadido por el terror que al momento se disipó al notar que solo había sido un mal sueño. Al encontrarse solo en la cama inmediatamente paseó ansiosamente su mirada por toda la habitación en busca del menor. El aire empezaba a faltarle y la ansiedad comenzaba a consumirlo de nuevo al no ver rastro del pelinegro.

Un par de segundos después la puerta del baño se abrió, haciendo que San levantara la mirada al instante para encontrarse con los ojos de Wooyung quien lo miraba aterrorizado y preocupado. 

El menor dejó caer al piso la toalla con la que secaba su cabello, apurándose en acercarse a San y tomarlo de la mano en un intento por calmarlo, pues el mayor respiraba con dificultad y lágrimas caían de sus perturbados ojos.


— San, SAN! Hey! Tranquilo, todo está bien, aquí estoy, ves? Estoy bien, solo fue una pesadilla, todo está bien... — El menor apretó su mano con fuerza para tranquilizarle, llevando su mano libre hacia el rostro ajeno y dejando suaves caricias sobre este.

𝑨𝒈𝒂𝒑ēDonde viven las historias. Descúbrelo ahora