Capítulo 1

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"Si golpeas al pequeño, el anciano naturalmente saldrá"


"El Patriarca de Yiling ha muerto"

No era un rumor, no era un chisme más, era un anuncio, era la confirmación de que el asedio había sido un rotundo éxito y el patriarca ya no sería un problema.

Las risas y la música resonaban en todas partes de las 4 sectas y ciudades limítrofes, siendo aquella victoria la razón del festejo, pero la secta Jin era la que más destacaba en aquello debido a que allí se encontraban celebrando los líderes y discípulos principales de todas las sectas.

Reía el líder Jin alzando una copa de vino, siendo acompañado por los demás líderes en su brindis.

—Amigos míos, en este día es nuestro deber brindar sin culpa. Derrotamos a otro poderoso enemigo y, nuevamente, hemos conseguido la victoria.

—Estoy de acuerdo, líder Jin. —exclamó el líder de secta Yao, quien ya iba por su tercera jarra de vino—. No hay mejor forma de volver victoriosos que con una buena fiesta y un buen vino a la mano.

—Bien dicho, hermano Yao. Hoy nadie se va, hasta estar bien borracho. —El líder Ouyang bebió todo el contenido de su copa—. Si alguno no puede ni ponerse en pie espero que el líder Jin no tenga problema en hospedarnos por esta noche.

—Todos son bienvenidos. Beban sin problemas. —habló Jin Guangshan, con una sonrisa socarrona tras su abanico.

—¿Cómo se encuentran mi hija y mi yerno? —cuestionó Jiang Fengmian, quien venía acompañado de su esposa.

—Ambos están bien, están descansando ahora junto a mi nieto. —La familia Jiang estuvo más tranquila luego de saber que su Yanli no había corrido peligro luego de entrometerse en el campo de batalla.

Mientras una conversación amena se armaba entre los Jiang y los Jin, la secta Lan estaba más callada y alejada que nunca, sobre todo su líder, Lan Xichen, quien estaba siendo atormentado por sus pensamientos. Desde que salieron de los túmulos funerarios era así.

¿Habían hecho bien?, ¿O se habían equivocado?

Él conocía a Wei Ying, tal vez no demasiado, pero sí lo suficiente como para dudar acerca de si era el monstruo que la secta Jin tanto repudiaba. Pero tampoco quería creer que fuera aquel tipo de persona, sobre todo por el impacto que fue Wei Wuxian en la vida de su hermano.

Giró desde su asiento para ver a su hermano, pero este se encontraba estático, callado, viendo a la nada sin ningún tipo de expresión adornando su cara. Tal vez para otros ese comportamiento no sería extraño en alguien como Hanguang-Jun, pero él sabía que no era normal. Veía aquella tristeza desbordando en su mirada, su postura tensa delataba su impotencia, y sabía que la razón de su mirada pérdida eran los pensamientos que le recordaban que Wei Ying ya no estaba, y sabía que si su hermano levantaba la mirada y veía a alguna de las personas causantes de su dolor, explotaría.

—Er-ge. —La voz de Jin Guangyao lo sacó de sus pensamientos, le dedicó una de sus sonrisas para hacerle saber que lo estaba escuchando—. Me alegro de ver a la secta Lan aquí hoy.

—No nos perderíamos este festejo, sobre todo para agradecer al líder Jin por permitirnos un par de meses para descansar y recuperarnos antes de celebrar nuestro triunfo.

—Es lo menos que podíamos hacer luego del esfuerzo de todos. Sabíamos que debían recuperarse de aquella extensa batalla. —el Jin se giró a ver a su padre, quien le hizo una seña de que sé acercara—. Discúlpenme un segundo. —y se fue junto al líder Jin.

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