Capítulo 8

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En ese momento el único sonido que había en la cueva era el goteo a causa de la humedad dentro de la cueva, las respiraciones de todos allí y el palpitar de su corazón. Ese silencio, que él mismo había creado, estaba siendo más tortuoso de lo que alguna vez había sentido.

Él alzó la mirada y se encontró con todos mirándolo fijamente, sintiendo como si tuviera la habilidad de su JieJie y pudiera leer los pensamientos de cada uno de ellos.

—Se que no quieren que vaya. —comenzó a hablar—. También se que si insisto en esto ustedes van a tratar de evitar que lo haga ya sea convenciéndome o noqueandome o lo que sea, pero se que saben que ya no pueden aplazarlo más, este encuentro va a pasar tarde o temprano.

—Siempre existe otra opción. —habló Hua Cheng mientras su ojo y E-Ming comenzaron a brillar, intimidando ligeramente al Lan, quien seguía junto a Wei Ying.

—Ya dije que no va a haber ninguna masacre. —Lianhūa se masajeaba la sien, estando sumamente cansada y preocupada por todo esto. Miró fijamente a su pequeño hermano—. A-Ying, sabes que en este momento tú eres mi mayor preocupación y que si en serio no quieres arriesgarte a ir entonces intentaremos arreglarlo para acabar de una vez por todas con esto. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?

Wei Ying estaba por contestar, pero se mantuvo callado al sentir la intensidad de la mirada de Lan Zhan a su lado. Se giró a verlo, esperando a ver furia en sus ojos, y pudo notar que la desesperación reinaba en la mirada del Lan. Acercó su mano a la cara de Lan Zhan pero ni llegó a tocar su piel que este tomó rápidamente y la entrelazo con su mano.

—Creo que lo mejor es dejarlos solos. —habló Lianhūa, saliendo de la cueva en compañía de sus hermanos. Binghe tenía toda la intención de quedarse pero enseguida Hua Cheng lo tomó del brazo y lo jalo afuera mientras lo regañaba con un “Ven para acá, maldito perro”.

—¿Qué sucede? —preguntó el Wei, mirando fijamente aquellos brillantes orbes dorados.

—No vayas.

—¿Por que no?

—Te lo pido, si lo deseas te lo ruego, pero por favor no vayas allá.

—Hey. —liberó su mano del agarre del Lan y, con ambas manos, acunó el rostro del contrario—. Estaré bien. Tengo a mis hermanos que me protegerán, y a tí que me cuidaras la espalda, como siempre lo haz hecho ¿no? —El Lan asintió—. Lamento hacerte pasar por todo esto.

—Wei Ying no tiene la culpa.

—Tu tampoco la tienes. —Juntaron sus frentes, cerrando los ojos y disfrutando del calor y del aroma del contrario, permitiendo un segundo de no pensar y de sentir la compañía del otro—. Pobre Lan Zhan, que desgracia la tuya de ser mí alma gemela.

—No, es mí bendición acumulada.

—¡Ah, Lan Zhan! Debes avisar que vas a decir cosas como esa, mí pobre corazón no aguantará a la próxima. —exclamó mientras se separaba del Lan y estrujaba su túnica en la zona del corazón. Lan Zhan acercó su mano a esa zona y tomó la mano de Wei Ying, dándole un beso en los nudillos.

—Yo cuidaré de él y de ti.

Wei Ying no pudo aguantar la emoción por esas simples palabras, aunque no era la primera vez que le decían que lo cuidaran, esta vez se sentía más sincero y especial. Abrazo con fuerza al Lan, permitiendose el sentir el calor de los fuertes brazos de Lan Zhan.

No dijeron nada más, decidieron que serían solo ellos dos disfrutando del otro, pero el recuerdo de un pequeño enterrado en la tierra pidiendo más niños cruzó la mente de Wei Ying.

—Mi JieJie me contó que A-Yuan se está quedando contigo en GusuLan, dime como esta.

—Esta bien, extrañándote. —contestó, recordando las noches de desvelo que había pasado los primeros días con el pequeño e ignorando el repentino cambio de tema—. Hace no mucho empezó a asistir a clases, es muy aplicado.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2024 ⏰

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