Capítulo 4

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"Momento de reflexionar"

—¡Maldición! —gritó Nie Mingjue, mandando una mesa a volar de un golpe.

—Da-ge, debes calmarte —Lan Xichen temía que, a este paso, el mayor tuviera una desviación de Qi. No le importaba el estar pidiendo disculpas o el tener que pagar los daños al encargado de la Posada, pero no debía permitir que el Nie perdiera los estribos.

—¿Cómo quieres que me calme Xichen? Ese idiota nos vio la cara y ahora estamos en un problema por su culpa. —se sentó, bufando y echando humo por todos lados—. No entiendo como fue tan basura, ¿Crear pruebas?, ¿Mandar a matar a un grupo de ancianos?

—Yo también sigo desconcertado por toda esta situación, la verdad es que no me esperaba algo como eso.

—No entiendo como confiamos en él, sabíamos el tipo de persona que es, conocíamos su ambición y su juicio. No entiendo como confiamos ciegamente en sus palabras.

—Creo que fue porque nos confiamos al creer que ya no cometeríamos el error de confiar o de ser alguien como Wen Rouhan al ver cómo terminó todo.

Ambos se quedaron callados, pensando en los acontecimientos de los últimos días, en las verdades que les había refregado en la cara, en los detalles que habían ignorado. Aunque, ¿para qué pensar en ello ahora? al fin y al cabo ya estaba todo dicho y hecho.

—Huaisang me lo dijo, él me aseguró que Wei Wuxian era inocente, y no lo escuché. —Dejó la taza en la mesa, su mirada estaba fija en el piso, permitiendo que su mente divague un poco, pensando en el pasado.

—Wangji también intentó decírmelo, quise escucharlo, pero permití que la voz de los ancianos fueran más importantes que la de mi propio hermano. —Xichen miró sus manos, las miro como si estuvieran sucias, manchadas—. Por nuestra culpa, Wei Gonzi tuvo un destino como ese.

A pesar de que ambos pensaban lo mismo, sus pensamientos comenzaron a tomar un camino distinto. Uno pensaba en lo mucho que se había equivocado, en todas las señales que había ignorado y en todas las cosas que debía de corregir, mientras que el otro pensaba una y otra vez en todas las mentiras que habían dicho en su cara y que las había creído tan fácilmente como si fuese un joven ilusionado e inexperto.

—¿Con qué más crees que nos haya mentido ese malnacido? —preguntó el Nie, rompiendo aquel silencio que se había formado.

—¿Crees que nos ha engañado con algo más?

—No me sorprendería. En este punto, ya no creo nada de lo que ese hombre nos ha dicho. —Xichen asintió a las palabras de su Da-ge.

Mientras ambos mayores discutían, Lan Zhan se encontraba sentado en una de las mesas que se encontraban fuera de la Posada, mirando a la Luna como a una vieja y fiel compañera de penas.

—Wei Ying, ¿Me estás viendo?, si lo haces ¿Por qué no vuelves a mí?, ¿No es prueba suficiente la culpa que siento para que entiendas mis sentimientos? —Espero una respuesta, mirando a la luna como si esta tuviera las respuestas y las palabras correctas para calmar su inquietud, pero esta se mantenía callada, distante, siendo otro espectador de su dolor—. Tú eres mí alma gemela, mí confidente, mí compañero, eres la persona más importante para mí. ¿Qué se supone que haga ahora?, ¿Cómo puedo sobrevivir en un mundo en el que no estás junto a mí? —Ahogó un sollozo al mismo tiempo que estrujaba sus túnicas en la zona del corazón, sufriendo por el dolor que sentía—. A-Yuan no puede hacer otra cosa más que preguntar por ti o llamarte entre sueños, puede que ahora tenga a su familia, pero todavía le faltas tú. ¿Cómo puedo explicarle lo que sucedió?, ¿Por qué un pequeño como él tiene que pasar por todo eso?

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