Capítulo 7

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Era una noche estrellada, con una brillante luna llena iluminando cada extremo de la ciudad y resguardando los sueños de cada persona. Bueno, tal vez no de todos. Algunos soñaban sobre los monstruos de aquellas historias de terror que sus amigos les contaron, otros con el castigo que habían recibido en el día y demás. Otros sólo tenían presentes una pantalla negra en sus sueños, sin ninguna pizca de imaginación o algo parecido, solo veían esa oscuridad absoluta. Uno de ellos era el líder Jin, quien dormía plácidamente a lo largo de su extensa cama y disfrutando el que su esposa durmiera en otra habitación.

Jin Guangshan mantenía aquella "pantalla" en sus sueños, cada tanto aparecían imágenes pero no duraban tanto. Todo era silencio para él, hasta que sintió una respiración en su oído y susurraban en su nombre.

No se levantó, no era la primera vez que alucinaba entre sueños así que simplemente se acomodó para volver a dormir.

Jin Guangshan

Escucho otra vez, esta vez con un tono más coqueto que la primera vez. Abrió los ojos y observó a su alrededor, notando que no había nadie allí.

Jin Guangshan

Volvió a escuchar, esta vez salió de la cama y fue hasta la puerta de la habitación, sin resultado alguno. Entró nuevamente a la habitación y se propuso acostarse nuevamente a la cama, por un par de piernas sobresaliendo de las sábanas sacaron cualquier idea de su cabeza. Estas jugueteaban entre las sábanas, invitándolo a "jugar" con ellas, y quién era él para negarse ante una petición como esa.

—¿Quién eres, muñeca?, ¿Cómo entraste aquí? —preguntó el líder mientras se acurrucaba junto a la joven, quien cubría la parte superior de su cuerpo con la sabana.

—Soy una persona que el líder Jin conoce muy bien. —habló la mujer con aquel mismo tono coqueto, pero sin salir de su escondite—. Tal vez más de lo que cree.

—¿Enserio? , ¿Eres alguien que conozco? —El líder acariciaba las piernas de la mujer de forma lenta y sensual, esperando a que la mujer muestre su rostro—. Espero no seas la mujer de un amigo mío porque sino estaríamos en serios problemas.

—Eso nunca lo ha detenido, Jin Guangshan. —Una tercera voz se escuchó en la habitación.

Jin Guagshan volteo y sintió el pánico comenzar a invadir su cuerpo cuando vio a la difunta Madam Qin en sus aposentos, sentada en su escritorio mientras lo miraba fijamente. Él se paró abruptamente y avanzó hasta aquella mujer.

—¿Qué es lo que..?

—Parece asustado, líder Jin. —Madam Qin se puso de pie y se puso frente a frente con el Jin— ¿Acaso es por mi?

—¿Cómo es que estás aquí?

—Se podría decir que mi presencia aquí es una respuesta a las acciones maliciosas del líder. —Una sonrisa apareció en la cara de Madam Qin, provocandole un escalofrío al Jin, quien acorraló y tomó del cuello a la mujer, quien no perdió su sonrisa con el golpe.

—¿Acaso te envío esa mujer? —Madam Qin soltó una carcajada, Jin Guangshan sintió todo su cuerpo tensarse y que sus manos comenzaban a sudar ante las escasas reacciones de la mujer que estaba claramente en desventaja

—No solo a mi.

Antes de siquiera preguntar a qué se refería un par de brazos rodearon su cuello y, con una fuerza sorprendente, hicieron que se separara de la mujer y terminará acostado en cama, observando a su atacante.

—¿Meng Shi?

—Me alegra ver que me recuerda, líder. —habló la mujer. Madam Qin se paró a su lado, ambas observando al líder Jin como un lobo hambriento puede ver a su presa, o como una mujer puede ver a su atacante—. Lastima que no le sea útil hacerlo ahora.

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