Cap. 2

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Después de su primer día en la escuela, Diana regresó a su apartamento provisional en la ciudad. Allí, encontró una carta de bienvenida de la escuela que había pasado desapercibida en su prisa por prepararse para su nueva identidad como maestra.

Ella tomó la carta y entró a su apartamento, se sentó en su escritorio y comenzó a leer detenidamente:

"Estimada Miss Diana,

Damos la más cordial bienvenida a nuestra comunidad educativa. Nos complace mucho contar con usted como parte de nuestro equipo de maestros y esperamos que su tiempo aquí sea gratificante tanto para usted como para nuestros estudiantes. En nuestra escuela, valoramos la excelencia académica y el bienestar de todos los que forman parte de ella.

Nuestra misión es proporcionar una educación de calidad y fomentar un ambiente de aprendizaje positivo y enriquecedor para todos nuestros alumnos. Creemos en el potencial de cada estudiante y trabajamos incansablemente para ayudarles a alcanzar sus metas académicas y personales.

Esperamos que encuentre satisfacción en su rol como maestra de historia y lenguas, y que contribuya a inspirar y guiar a nuestros jóvenes a medida que avanzan en su educación.

Le adjuntamos el reglamento escolar, el cual es fundamental para mantener un ambiente de respeto y disciplina. Cualquier pregunta o inquietud que tenga, no dude en comunicarse con nosotros.

Atentamente, La Dirección de la Escuela"

Tras leer la carta de bienvenida, Diana notó que había más hojas en el sobre. La segunda hoja contenía el reglamento escolar detallando las sanciones en caso de comportamiento inadecuado. Para preparatoria y secundaria, se mencionaban amonestaciones y castigos en caso de acumular tres o más. Para primaria, se describía la privación del receso y el tiempo de reflexión mirando la pared en una esquina. En el jardín de niños, simplemente se quedaban mirando la pared en una esquina.

En la tercera hoja, había un formulario que solicitaba su talla para el uniforme escolar. Recordando que ya había completado uno de estos formularios, lo llenó nuevamente y se preguntó por qué necesitaban su talla dos veces.

Finalmente, en la última hoja, encontró su contrato de trabajo adjunto con una nota que indicaba que debía firmarlo y enviarlo junto con el formulario. A pesar de su extrañeza por la duplicación del formulario y el contrato, firmó el contrato nuevamente y se preparó para enviarlo a la escuela al día siguiente

Ya era domingo por la tarde cuando el timbre de la casa de Diana sonó. Al abrir la puerta, se encontró con un repartidor que sostenía un paquete en sus manos. Diana lo saludó cortésmente, pero notó que el joven repartidor parecía un poco nervioso, quizás impresionado por la belleza de Diana.

El chico se limitó a entregar el paquete y balbuceó un "gracias" antes de retirarse rápidamente. Diana llevó el paquete al interior de su casa y lo abrió con curiosidad. Dentro del paquete, encontró su nuevo uniforme escolar.

El vestido era elegante y sencillo, constaba de un vestido largo con pliegues en la parte del pecho y era de un radiante color blanco. Las mangas añadían un toque de distinción al diseño. A Diana le gustó el vestido, y al probárselo, notó que le quedaba perfectamente.

Con su nuevo uniforme en la mano, Diana se sintió más preparada que nunca para su misión de atrapar a la peligrosa hechicera. La determinación brillaba en sus ojos mientras se preparaba para enfrentar los desafíos que le deparaba la escuela y su búsqueda encubierta.

La regresión de la mujer maravillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora