¿Quién necesita una pelirroja? (PAUSADA)

Cinq. La pari

NO A LOS LECTORES FANTASMAS, DEJA UN COMENTARIO O UN VOTO ;)

La biblioteca había sido uno de sus lugares favoritos en el mundo. Pero en ese instante, le parecía realmente irritante. Tanto silencio la agobiaba, y tampoco era que tener que escribir un ensayo sobre Pociones le ayudara demasiado a que su mal humor se fuera.

—Me rindo—declaró la rubia soltando un suspiro que hizo eco entre todo ese silencio.

—Collingwood—le retó Madame Pince, ya anciana y con más canas de las que uno podría contar además de que tenía unos anteojos pasados de moda sobre su ganchuda nariz a la vez que fruncía el ceño—. Será mejor que se calle si no quiere irse de la biblioteca.

Cuando desapareció de la visión de India, esta puso los ojos en blanco.

—Merlín, ¿acaso Filch no se la ha cogido en un buen tiempo? Tiene un humor de horrores—exclamó ella.

—Anda, silencio—le espetó Rose que tenía un libro de literatura en sus manos.

—¿Ya terminaste la redacción? —preguntó incrédula.

—Ajá—respondió—. Y no, —dijo antes de que India siquiera preguntara lo que tenía en mente— no puedes copiarla.

India se cruzó de brazos e hizo puchero.

—Vale, Slughorn se pondrá de la vena cuando vea que no he hecho la tarea pero bueno...queda en tu consciencia mi querida amiga—dijo la chica con un aire dramático.

Rose rodó los ojos y siguió con su lectura.

—¿Enserio no te importaría que suspenda Pociones? ¿Tú? ¿Mi mejor amiga?

—Basta, India. Sabes que no lo haré—dijo concentrada en su lectura.

—¿Y ahora me ignoras con esa basura? —replicó apuntando el libro.

—No es basura. Es un libro, de los que tú siempre aprecias y tratas con todo el amor del mundo—rectificó la pelirroja.

—A esos no los aprecio. Cada libro es sagrado, pero en mi opinión los libros románticos o novelas rosa no son libros.

—A veces no entiendo por qué odias tanto las historias de amor—dijo su amiga negando con la cabeza.

—Porque esto —dijo tocando el libro de El diario de Noah— es basura que te llena la cabeza con las ideas del verdadero amor, que obviamente no existe, Rosie.

—Oye, eso no es cierto...

—Y lo dice la chica que seguro paso por la separación de sus padres—su tono irónico daba a entender que estaba todavía dolida con ese tema.

—India...—sabía que debía tener cuidado al hablar. Ese tema era como caminar sobre una capa de hielo, demasiado fina— tu padre...

—Tiene una novia. Una jodida y puta novia. También mi madre anda con un hombre, aunque no puedo culparla tampoco. No hace falta que hablemos de las razones por las cuales no quiero verles, esas las conoces demasiado bien, Rose—frunció el ceño—. Solo creo que aquí—volvió a tocar el libro—no hay nada sincero. Solo dos imbéciles que tratan de superar todo, y al final mueren, no antes de que ella lo olvide. Como todo el mundo. El amor no los salva.

Rose la observó con pena, y eso irritó más a la chica.

—No me mires así—le espetó—. No quiero tu lastima, Rose.

—No te observo con lastima. Estoy pensando en que yo casi paso por lo mismo que tú, pero eso fue antes de que nos conociéramos—admitió ella.