Huit: l'étincelle

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POV India

Volver a la rutina se hizo más difícil, aunque tratara de mostrarse como lo hacía siempre, su rostro detonaba la falta de su seguridad habitual.

Levantó la mirada, deseando que su labio inferior no temblara como lo hacía en esos instantes. Su piel estaba más pálida, sus ojos chispeantes de alegría, ahora estaban apagados. Hasta su cabello parecía haber perdido color.

-Indie, ¿estás bien? -Rose se había comportado de lo mejor con ella desde que despertó de su coma, haría ya dos semanas.

Nadie podía saber que la razón de su bajón de ánimo y personalidad, se debía a las recurrentes llamadas de sus padres, que aunque tuvieran sus buenas intenciones, lograban que India se sintiera más hostigada y quisiera tirarse de la Torre de Astronomía pero sin varita.

Asintió sin ganas, como ida. La verdad era que la castaña se la pasaba en su mundo, tratando de buscar una salida al enriedo que era su mente en esos momentos.

-Tu padre está distinto-la pelirroja solo había visto a Bastián Collingwood en una foto-la única que tenía la chica-, y sabía que la relación de ambos no era demasiado buena gracias a la posición que ostentaba su padre.

No habló del suceso por el cual India le dio un ataque horrible de nervios, al verlo entrar en su habitación en San Mungo, ni de cómo su medio hermano empezó a gritar al ver a la chica tan demacrada pidiendo salir de allí. Aquella fue la gota que colmó el vaso, como si ya no hiciera falta recordarle que no tenía un padre casi nunca, ahora había alguien más que heredaría lo que sus hermanos abandonaron por la decisión de su madre. Un estúpido título y a un padre poco interesado, se repetía ella.

-Tiene un hijo-susurró-. Un heredero-negó con la cabeza para ahuyentar las lágrimas que parecían acumulársele en los ojos-. Merlín, no quiero verlos.

-¡India! -chilló la Weasley, al notar que su amiga perdía el equilibrio, sus libros caían al piso. Antes de que la castaña les fuera a hacer compañía, un James Potter que venía demasiado atento a la chica Collingwood, casi tanto como Scorpius Malfoy. Prácticamente, se habían convertido en una sombra.

-¿Q-qué paso? -murmuró asustada, empezando a temblar.

James la aferró y la levantó en sus brazos con cuidado. India parecía un pajarito herido, tan frágil que era lamentable ver a India Collingwood, una problemáticanata, alguien con tanta chispa, reducida a un mísero cerillo.

-No te preocupes, te tengo-le aseguró susurrando al oído con voz protectora, mientras la castaña se acurrucaba en el pecho del chico-. Ve Rose, yo la llevaré a su habitación.

La Ravenclaw asintió, no sin antes morderse el labio y dedicarle una mirada de preocupación a su amiga que se alejaba en los brazo de su primo.

(...)

POV James

La curiosidad crecía en su interior. No podía negar que en un primer instante de ese año, India Collingwood le llamara la atención físicamente, pero al ver su negativa, allí se propuso conquistarla.

Tal vez toda esa apuesta no fuera más que un trasfondo para seguir su rivalidad con Malfoy, pero no podía negar que verla en aquel estado le movía algo en su interior.

La observó con detención. Sus manos, tan pequeñas, estaban cerradas en puños. Sus ojos estaban entreabiertos, y delataban nervios... tal vez miedo. Su cabello estaba hecho un desastre, más de lo normal. Y por como temblaba no podía negar que estaba en un estado de algún tipo de colapso.

Le parecía increíble que siendo que la conocía hacía ya seis años, supiera poco y nada de la vida de esa chica.

-¿Cómo estás? -preguntó.

Soltó un suspiro.

-¿Cómo se supone que debo estar? -casi parecía ser la misma con él. Todavía estaba allí su tono de desdén.

El Potter sonrió.

-¿Tal vez bien? -levantó una ceja-. Nos diste un susto de muerte a todos, Collingwood.

Ella blanqueó los ojos.

-Recuerda que te estoy llevando en brazos.

-Y San Potter tenía que dar la nota-ironizó-. Gracias por la atrapada.

James se encogió de hombros.

-No hay de qué. Vivo para ayudar a las damiselas en apuros.

Le propinó un golpe en el hombro.

-¡Oye, duele! -chilló el chico.

-Sigue hablando así, y la próxima irá a tu mentón, Sir Potter-se burló.

-Vale, no debo hablarte así-ella asintió-. Dime Collingwood, ¿cómo es que he tenido que soportar que seas un dolor de culo todos los veranos desde hace seis putos años y no tenga ni coño de idea de tu vida?

India se tensó en sus brazos y pensó que tal vez no hubiera sido una buena idea preguntar aquello.

-Disculpa no quería...

-Déjalo-dijo negando con la cabeza-. Después de todo, no puedo vivir con el secreto. Bien aquí vamos. Mis padres se conocieron cuando eran jóvenes, la típica chorrada y toda esa mierda de jurarse amor eterno y bla, bla, bla.

»Resulta que ella tenía una buena carrera en el Ministerio, y mi padre un título importante en la realeza de Inglaterra. Ambos creyeron que podrían con todo. No contaron con que tendrían una familia tan numerosa, pero ellos se alegraron, sobre todo mi padre cuando pensaba en todos los herederos que tendría. Todo vino a pique cuando nací yo. Pensé que podríamos estar bien, pero cuando nació Ben fue el divorcio definitivo. Mi padre quería que uno se quedara al menos con él; todo lo que le importaba era su descendencia, no nosotros. Mi madre, por más loca de la chaveta que esté, creo que hizo bien al alejarnos de Bastián. »Todavía no se qué creer de mi padre, ni por qué mierda apareció allí. Pasé veranos en su castillo, pero solo porque Gabriel me llevaba. Los odio. Los odio y no quiero verlos más. Ni a su esposa, ni a su hijo, ¡ni a mi estúpido padre!

James quedó descolocado. ¿Qué decirle a alguien que tiene un problema por el cual uno nunca pasó? Dudaba a ciencia cierta que en su familia hubieran discutido por algo que no fuera un pedazo de comida entre él y su tío Ron.

-Lo siento-logró decir, mientras seguía caminando y hacía de cuenta que no veía las lágrimas que caían por el rostro de la oji-azul-. Debe ser muy duro.

-No, no lo es-replicó ella negando-. Me ha hecho fuerte y que no me importe una mierda lo que el mundo piensa de mí-y lo observó a los ojos mientras pasaban más alumnos-. Y ahora, sino te importa Potter, ¿podrías bajarme? No quiero que se crean que me he vuelto blandengue luego de esa visita a San Mungo.

El azabache, totalmente descolocado la bajó, e India Collingwood empezó a caminar por los corredores con sus zapatos de tacón repiqueteando.James sonrió de costado.

Ella todavía conservaba la chispa.

MIIIIIL Y UN PERDONES, RESULTA QUE ESTOY MUY OCUPADA CON EL TEMA DEL INGRESO A LA FACULTAD, LOS EXÁMENES DE FIN DE AÑO Y TODO SE ME AGOLPA. ES CORTO PERO BUENO, PROMETO QUE LOS PRÓXIMOS SERÁN MÁS LARGOS

OS ADORA, LULY

¿Quién necesita una pelirroja? (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora