Mentiras/ capítulo 12

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No recuerdo más que ese maldito nombre, pero podía ver todo lo que sucedía, hasta la chica que iba a decidir mi muerte. Lo vi todo, pero veía que alguien más estaba en mi lugar... No podía moverme y a la vez pasaban imágenes del hombre que salió volando en partes frente a mi, llenando mi cara de su sangre. Pero ese nombre... mi hermana, mis abuelos. Me dieron de vuelta la luz, mejor dicho. Tengo un motivo para salir de aquí. Debo encontrar a la persona que nos arrebató a mi hermana. Tengo saltos de memorias, recordé de pronto que aparecí a unos metros de H sin saber qué pasó en esos pocos segundos. Es como si... hubiera disociado unos segundos.

Faltando cinco segundos H iba a explotar
en mil pedazos...
–El que terminó decepcionando, fuiste tú.
Dijo Sam.
–¿Tú crees? Respondió H confiado.

Pero su final no iba a ser ahí, sabía que la chica que tiró al suelo estaba a la par suya. La alzó con su mano izquierda sujetando de su cabello. La chica medio despertando, el último rostro que vió, fué
de un sujeto psicópata que sonreía mientras con su mano derecha tocó su vientre, seguido; la golpeó en mismo lugar. Escupiendo saliva y sangre del golpe y soltando un pequeño grito de dolor.

La voz terminó su conteo. –Dos... uno...

La chica explotó en el aire siendo sujetada por H y este disfrutaba ser bañado por su sangre mientras abría la boca. Fue repugnante, asqueroso e inhumano. Rápidamente Sam salió corriendo mientras ese enfermo estaba distraído disfrutando de la muerte de una persona, se notaba que de
verdad sentía placer por este tipo de cosas.

La tercera ronda comenzó inmediatamente. Sam tuvo la suerte de no ser escogido con la luz roja.

–Bien mantengamos lejos por esta ronda. Dijo Kiliam.
–No, si nos vamos muy lejos y en la siguiente ronda nos toca de nuevo ser la maldita papa, debemos hacer de nuevo lo que hicimos al principio. Dijo Sam en voz baja y viendo hacía todos lados.
–Bien, cambiaremos. Dijo Vergil. –Le romperé la cabeza a quién se nos acerque.
–Buena idea tonto. Y ¿Si en el transcurso de la paliza que estés dando nos tocan? Preguntó Kiliam molesto.
–Bueno pues les devolveré el toque dejándolos inconscientes.
–Suena bien... asentó Kiliam con sarcasmo.

Y así fué. Un hombre con la patata intentó tocar a Sam. Y Vergil tomó su lugar, esquivó su mano agachadose y conectó un gancho en su barbilla. De pronto alguien tocó su espalda y era una mujer.
Vergil la empujó suavemente y presionó Con sus rodillas los brazos de la chica en el suelo, seguido tocó la frente de la chica.
–Quédate ahí cariño. Ni te levantes.
Vergil miró ahora como unas seis personas más se abalanzaron hacía él y empezó a esquivar a como pudiese. Toque que recibía, toque que devolvía. Golpeaba y esquivaba. Lanzando patadas, empujando, golpeando. Pero algunos eran insistentes y se iba notando el cansancio. Un chico lo
sostuvo por la espalda mientras otros dos querían dejarlo inconsciente. Pero Kiliam cambió con Vergil.

–¿De qué les sirve agarrarme? Si al final solo uno de ustedes podrá pasarme la patata idiotas.

De pronto de un cabezazo hacia atrás, logró soltarse del chico y Vergil cambió con Kiliam. Seguido conectó con su puño derecho a uno de los sujetos con un impulso que lo obligó a girar y con su pierna izquierda lanzó un golpe directo al abdomen del otro chico, sacando el aire de su cuerpo.

Se veía a lo lejos al sujeto alto de pelo largo donde nada más tenía a un hombre del cuello y sin pasarle su luz roja. Pero...
–Aquí me quedaré contigo, sosteniendo tu cuerpo. Cuando el marcador nuevamente llegue a cero, te tocaré en un milisegundo.

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