26. Maldiciones imperdonables

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Maddie no vio más a Astoria durante el resto del día, incluso notó su ausencia durante la noche pues no había llegado a dormir y eso le había preocupado al punto de que tanto ella como Charlotte se habían quedado hasta altas horas de la madrugada esperando en la sala común, charlando al frente de la chimenea.

Sintió un pequeño golpe en su mejilla, haciéndole soltar un quejido por haber sido despertada cuando por fin había logrado dormir. Poco a poco abrió los ojos, tomándose un par de segundos para adaptar su vista a la iluminación que entraba por la ventana. Finalmente Madison logró enfocar la mirada suave de Astoria, comenzando a acomodarse sobre el incómodo sofá de la común, soltando un gruñido por el dolor en su cuello mientras le daba un golpe a Charlotte con su pie, tirándole del sofá esperando a que despertara.

— ¡Demonios, Sinclair! ¿No había otra forma de despertarme? — se quejó la chica desde el suelo.

— No — negó Maddie con simpleza, encogiéndose de hombros para después centrar toda su atención hacia Astoria — ¿Cómo estás? —

— Estoy mejor, gracias.

— ¿Dónde has estado? — preguntó Charlotte mientras se incorporaba para tomar asiento a un lado de Maddie.

— Me quedé con mi hermana — respondió Astoria solo para después tomar asiento a un lado de ambas — Necesitaba de ella —

— Quieres… ¿Hablar? — Maddie miró con comprensión a su amiga, entendiendo el sentimiento pues cuando ella estaba triste o muy ansiosa, acudía directamente con Alex.

— Yo… — Astoria dudo un poco — Solo me moleste por lo que dijo Weasley — dijo desviando la mirada.

— Es un idiota — dijo Charlotte con enojo en su voz.

— Uno muy grande si me dejan opinar — añadió Maddie provocando la risa de Astoria — Pero hablando ya de verdad — Madison colocó una de sus manos sobre el hombro de Astoria — Estamos aquí para ti ¿De acuerdo? Y si tengo que hechizar a idiotas como Ronald Weasley créeme que lo haré con todo el gusto del mundo —

— Podemos hacerlo pasar por un accidente y así nadie va a sospechar nada — agregó Charlotte con un tono inocente.

Astoria sonrió ante las palabras de sus amigas.

— De verdad aprecio eso chicas — agradeció Astoria sonriendo — Es bueno saber que cuento con ustedes si algún día quiero ocultar algo —

— Somos expertas, querida — dijo Charlotte guiñando el ojo, ganándose una risa de parte de sus dos amigas — Sobre todo en cadáveres de pelirrojos. Llámanos cuando quieras —

Astoria nuevamente soltó una risa un poco más escandalosa que la anterior. Maddie también soltó una risa, pero esta fue más por el sentido de que al parecer a Charlotte se le olvidó por un segundo que ella también era pelirroja.

— De cualquier forma ¿Qué hacen durmiendo en estos incómodos sillones? — preguntó Astoria mirando a las dos con curiosidad.

— Pensamos que volverías en cualquier momento, así que te quisimos esperar aquí — contestó Maddie mientras daba un pequeño bostezo, moviendo su cuello y escuchándolo tronar — Definitivamente necesitamos mejorar los sillones, me duele el cuello —

— Me tiraste del sofá — reclamo Charlotte mirando a Madison — Lo mínimo que te mereces es ese dolor de cuello —

— En mi defensa — interrumpió Maddie — No querías despertar —

— Ni siquiera intentaste despertarla — mencionó Astoria con el entrecejo fruncido.

— ¿Ah no?

𝑴𝒆𝒕𝒂𝒏𝒐𝒊𝒂  ~ 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora