29. Nada es bueno... otra vez

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El día de la selección lo pasó mostrándole el colegio a su hermano, llevándolo primero a la torre de Ravenclaw (sin dejarlo entrar pues estaba (“prohibido”) después fueron a tomar el desayuno con el resto de sus amigas, lugar donde Harry aprovechó para unirse a los dos Sinclair. Entre Harry y Maddie terminaron de mostrarle el colegio a Alex, quien estaba encantado con lo grande que eran los terrenos del colegio.

Al final decidieron descansar bajo la sombra de aquel árbol que Maddie recordaba haber visitado antes, el mismo que tenía unas iniciales grabadas en su tronco.

Se mantuvieron un tiempo en silencio los tres, escuchando el golpear de los árboles gracias al aire que estaba haciendo, el cielo se había comenzado a oscurecer debido a las nubes que había, dando a entender que la lluvia no tardaba en hacerse presente.

— ¿Vas a participar? — finalmente preguntó Harry, mirando en dirección a Alex.

Maddie miró con interés a su hermano, esperando su respuesta. La chica vio como su expresión tranquila se tensaba, solo para después escucharlo suspirar.

Alex comenzó a buscar algo en los bolsillos de su saco, terminando por sacar un pedazo de pergamino perfectamente doblado.

— Quiero que padre esté orgulloso — mencionó mientras jugaba con el papel — Sólo así dejará de verme como si fuera un inmaduro que no sabe lo que quiere —

— No tienes que hacer esto ¿Lo sabes? — dijo Maddie con suavidad

— Lo sé — asintió Alex — Pero también quiero probarme a mí mismo, probar que podré cuidar de ti el día que tengamos que irnos de casa, cuando seamos lanzados al mundo real —

Maddie trago con fuerza. No quería que Alex se sintiera obligado a participar solo por tener que mostrarse a él mismo que pudiera cuidar de ella, mucho menos hacer orgulloso a la piedra que tenían por padre.

— Si algún día necesitan huir de la realidad — comenzó diciendo Harry — Mi casa está abierta para ustedes —

Maddie sonrió agradecida, limpiando la lágrima rebelde que se resbaló por su mejilla.

— Aprecio mucho eso amiguito — Dijo Alex, colocando suavemente una mano sobre el hombro de Harry.

Los tres continuaron un rato más bajo ese árbol y no fue hasta que el cielo se tornó completamente gris y las gotas comenzaron a golpear con fuerza, que se pusieron de pie y gracias a un encantamiento de Alex lograron avanzar sin mojarse, pues el chico había logrado convertir una rama grande en una sombrilla que pudiera cubrir a los 3.

Al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

Entre las gradas, Maddie alcanzó a ver a sus amigas sentadas con Hermione, aparentemente las tres mantenían una conversación mientras Ron miraba todo con aburrimiento.

Caminaron en su dirección, dándose cuenta que Hermione le saludo con una sonrisa brillante a lo que Madison correspondió, ignorando la mirada curiosa de su hermano.

— ¿Alguien de Hogwarts ha puesto su nombre? — preguntó Harry apenas llegaron.

— Unos cuántos Dumstrang, Ilvermony y Beauxbatons.

— Supongo que los de Hogwarts lo hicieron ayer que nadie miraba ¿No creen? — mencionó Harry tomando asiento junto a ellas.

— No lo creo, a muchos les gustaría alardear que entraron — respondió Maddie tomando asiento a un lado de Hermione.

𝑴𝒆𝒕𝒂𝒏𝒐𝒊𝒂  ~ 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora