27. Paseó Nocturno

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La clase de Moody dejó muy marcada a Madison, pues ya habían pasado un par de días desde aquel día y su mente no había dejado de pensar en aquel extraño recuerdo.

No era una coincidencia, había soñado con eso, había sentido la sensación de estar recibiendo aquel hechizo mientras Moody lo ejecutaba ¿Cuál sería la razón para todo eso? ¿Por qué sabría la sensación de ser maldecido por un cruciatus?

Las noches se volvieron complicadas, su mente solo trabaja en alguna forma de poder descubrir quién era esa persona, el porque tenía ese extraño recuerdo y el porque parecía estar muy enterrado en su memoria.

Una de esas noches en las que apenas había podido dormir, terminó por tomar un viejo hábito…

Salir a dar un paseo nocturno.

Solo iba con la compañía de su varita y la esperanza de no ser atrapada. Necesitaba un lugar tranquilo, necesitaba despejar su mente y solo por un momento… dejar de recordar ese sueño.

No tardó mucho en llegar al alféizar de su ventana favorita, aquella que tenía las mejores vistas y que estaba en el punto intermedio de las torres Gryffindor y Ravenclaw. Maddie siempre adoraba sentarse en aquel lugar, podía pasar horas y horas y jamás iba a aburrirse pues tenía las mejores vistas de todo el colegio y desde ahí podía ver el lago negro.

Su día favorito eran los de luna llena, tal y como esa noche.

Ciertamente estaba algo tranquila, algo extraño para los días que se había cargado llena de pensamientos, pero atribuía su tranquilidad a qué sabía que la noche siguiente estaría viendo a su hermano de nueva cuenta, pues era la llegada de los colegios invitados a Hogwarts y era una de las cosas que la tenían tranquila.

La luna estaba hermosa, brillando como siempre lo hacía en esas noches. Le brindaba mucha tranquilidad y le ayudaba a mantener su mente en orden, pues se la pasaba enfocando toda su atención en la belleza de la noche con tal de no pensar en nada más allá de las estrellas, sin embargo, su calma se vio interrumpida cuando un par de pasos se hicieron audibles a sus espaldas.

Maddie no sabía el porqué de su reacción, pero tan pronto sintió una presencia había levantado su varita en lo alto y apuntado en dirección hacia aquella persona que había perturbado su tranquilidad.

— ¡Demonios, Granger! Casi me matas de un susto — gruñó Maddie con molestia, llevándose una mano al pecho mientras bajaba su varita.

— Lo siento, sólo quería tomar aire — se disculpó la castaña, llegando hasta donde la Ravenclaw estaba sentada.

Maddie soltó un suspiro, dejando caer su cabeza contra la pared de una forma suave mientras enfocaba de nueva cuenta su atención hacia la luna. Hermione tomó aquella como una silenciosa invitación, avanzando con cautela hasta quedar sentada a un costado de Maddie.

La castaña subió ambas piernas, abrazandose a ellas mientras miraba de igual forma el cielo estrellado.

Madison no se molestó en realizar ningún movimiento, extrañamente se sentía muy a gusto con la presencia de la Gryffindor y le estaba brindando más tranquilidad de la que ya estaba experimentando. De reojo observó como en el rostro de la castaña se dibujaba una ligera sonrisa, provocando una sensación de calidez en su pecho que solo hizo que la propia Maddie desviará su mirada pues sabía que de mantenerla sobre el perfil de Granger, iba a quedarse observando por más tiempo.

— ¿Está todo bien, Sinclair? — finalmente preguntó Hermione para romper el silencio.

— Yo… — Maddie dudo por un segundo — No lo sé —

𝑴𝒆𝒕𝒂𝒏𝒐𝒊𝒂  ~ 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora