Gwendolyn Blake - Cap. 11

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—¿Qué se supone que dibujas?

—No puedo decirte, tienes que adivinar.

—Mmm... ¿Un gato?

—No.

—¿Una vaca?

—No.

—¿Una oveja?

—Ni siquiera tiene forma de oveja. Eres muy malo en este juego, Finn.

—¿Qué se supone que es?

—Un perro, es obvio. ¿Por qué dijiste todos esos animales? —Gwen apoya el lápiz sobre la mesa, agotada. Finn era muy malo, de verdad.

—Tiene manchas, cuatro patas, orejas...

—¿Sabes qué creo?

—¿Qué? —lo mira.

—Que es muy original —hace una mueca y se echan a reír juntos.

  Se escucha cómo golpean la puerta del otro lado.

—¡Finney! —grita Terrence, el padre de los niños —¡Robin está aquí, dice que quiere hablar contigo!

  El castaño abre la puerta de su habitación rápidamente, viendo a a Robin allí, parado con una sonrisa. Él le devuelve la sonrisa mientras el morocho se acerca a él.

—Hola, lindura.

—Hola, Rob.

—Bueno, yo mejor me voy, tengo que hacer mucha tarea —Gwen sale de la habitación, dejándolo solo.

—¿Qué haces aquí? —pregunta mientras cierra la puerta.

—Quería visitarte —agarra su cintura y le da un casto beso —Y ofrecerte algo —murmura.

—Mhhm, ¿qué es?

—Este fin de semana es largo, hasta el miércoles no vamos al colegio porque faltan los profesores.

—Sí, lo sabía. ¿Crees que no me informo?

—Ay, lo siento, princesa. Solo te lo estaba recordando.

—Mhhm, ¿entonces?

—Quiero quedarme contigo esos días.

—Si es así, acepto. No voy a hacer nada.

—Pero nosotros dos, nadie más. Solamente nosotros, juntos, en tu habitación —Finn suelta una pequeña risa.

—Por Dios, Robin, ¿es una indirecta?

—Tal vez —sonríe con sensualidad y se inclina para besarlo con profundidad y necesidad.

  Robin mete su mano debajo de la remera de Finn, haciéndolo estremecer.
  La puerta se abre de repente, interrumpiéndolos y haciendo que se separen de inmediato.

—Mierda, Gwen, ¿no puedes tocar la puerta?

—Lo siento —sonríe, levantando una ceja.

—¿Qué necesitas?

—El lápiz, lo olvidé.

—Ah, claro. Ahí te lo doy —se acerca a la pequeña mesita y agarra el lápiz, dándoselo a su hermana —¿Ahora puedes irte?

—Sí, perdón. ¡No rompan la cama! —grita mientras sale y cierra la puerta.

—¡Gwendolyn! —le pone traba a esta y se sonroja. Se gira para ver a Robin —Dioses, mi hermana es tan... —se detiene —Ya sabes.

—No hay problema —sonríe.

—¿Puedes volver a besarme? —se pega a su cuerpo nuevamente.

—Tú no debes preguntar eso —vuelve a agarrarlo por la cintura y lo besa con pasión. Finn rodea su cuello con sus brazos, profundizando el beso.

Un Romance Complicado - RinneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora