Capítulo 13

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ALAN

Suelto un suspiro largo antes de mirar el nombre de mi nuevo trabajo y entrar.

Al entrar una chica con un delantal y un uniforme raro me recibe. Me da lo que creo que es también un uniforme, y me indica donde está el baño.

No puedo creer que tenga que ponerme esta cosa hasta la hora en que me vaya para mi casa. Todavía no he empezado bien a trabajar y ya me quiero ir.

Me pongo la camiseta y el delantal malhumorado.

—Me parezco a cenicienta. Estúpida ropa.—Mascullo bajito.

Estoy aquí por culpa de mamá, ya me dolían los tímpanos de los oídos escuchándola quejándose y diciéndome que necesito buscar un trabajo y no estar de vago en la casa.

Pero si yo ni la molestaba. Me quedaba ahí en mi habitación tranquilo sin molestar a nadie.

Me digno a salir por fin. Recojo mis cosas y la pongo en la mochila que tengo y la dejo en el banquillo.

—Oh, ya volviste. Ven te voy a explicar como funciona esto.

La misma chica que me recibió cuando vine se acerca a mí. Es alta, pero no lo suficiente para alcanzarme, tiene el pelo de color negro, lizo y largo.

La miro con aburrimiento cuando me empieza a explicar como debo hacer los pedidos. Es un trabajo fácil y sencillo,

—Ahora ve, y toma el pedido.

Con el bolígrafo y el cuadernito en manos me dirijo a una mesa donde están unos cuantos adolescentes.

—Bienvenidos, ¿su pedido? —Les pregunto sin mirarlos.

—Ah, queremos dos malteadas de fresa, y una de chocolate por favor.

Y así paso el transcurso de mi día hasta que por fin puedo irme a casa.

Camino solo observando las luces navideñas que hay en todo el lugar, son demasiadas bonitas. Mi mirada se posa en una vitrina que tiene un collar con un dije de una media luna.

Entro, pido su precio a una señora bajita que me atiende, y no me lo pienso mucho para comprarlo.

En el camino hacia casa, alguien menciona mi nombre a lo lejos, y me giro para ver quién es.

Me es inevitable no sonreír cuando veo a Nick corriendo.

—Te hace falta ejercicio, Nicki. —Me burlo de ella cuando posa sus manos en sus rodillas para coger aire.

—Te estaba llamando como una loca y no respondías. ¿Cómo te fue?

—¿Cómo me fue en qué?

—En tu nuevo trabajo estúpido.

—Ah, sí, sí. Me fue... normal. ¿De dónde venías tú?

—Estaba donde don Toño. ¿Lo recuerdas verdad? El señor que cuida mi mamá de vez en cuando. Bueno, necesitaba ayuda con algo y fui ayudarlo. Y mira lo que me regaló.

Miro su mano abierta y sonrío con ternura cuando veo mentas de diferentes sabores.

—¿Quieres? —me ofrece una y la cojo.

Comenzamos a caminar y yo me quedo como un bobo observándola su perfil.

Tiene una coleta, se le salen algunos mechones de cabellos, pero sigue pareciéndome igual de linda.

Ella va caminando tranquilamente, perdida en su mundo. A veces me gustaría saber que pasa por esa cabecita que tiene.

Caminamos un poco más hasta llegar a casa.

Después de despedirme de ella, entro a casa, y lo que me recibe son los gritos de Leslie corriendo por la casa entera detrás del cachorro.

—¡Te vas a caer! —Le grita mamá.

—Ya llegué. —Anuncio.

Espero a que mamá termine de poner la mesa para cenar y darme un baño rápidamente. Me coloco ropa cómoda y justamente cuando me voy a dormir recuerdo algo que hace que me levante rápidamente de la cama.

Busco en mi mochila, pero no veo nada. Busco en mi mesita y tampoco lo veo ahí.

Me sujeto el cabello con frustración.

—¿Dónde lo puse?

Piensa, Alan, piensa.

¿Y si se me cayó en la calle?

Reviso el pantalón que traía puesto hace un rato y me relajo cuando veo que el collar está ahí.

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Holaaa, de nuevo, este cap lo escribí un poco cortoo. Esto a sido todo por hooooy, nos vemos la semana que vienee. Chaito, cuídense muchooo✨️😽

Alan & NickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora