Tensión en el ambiente

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Massimo le indicó con la mano que tomara asiento, por lo que rápidamente se quitó la mochila que cargaba encima y se sentó en la silla con las manos sudorosas.

– ¿Estás listo para firmar?
– Sí... Bueno... Algo...
– ¿Nervioso?
– Un poco...

Morgan tomó confianza a la pregunta que le hizo con tranquilidad por lo que contestó con honestidad. Mientras jugueteaba con sus manos esperaba las indicaciones de Massimo.

– No estés nervioso, no te voy a pedir nada fuera de lo común.
– No es eso...
– ¿Entonces?
– Son cosas mías, gracias por preocuparse Sr. Morrone

Massimo se sorprendió al ver como aquél hombre que le hablaba con informalidad antes ahora lo trataba con formalidad.

– Bueno... Lee el contrato y después firma, si tienes una objeción házmela saber.

Le indicó a Morgan mientras se levantaba y caminaba de un lado a otro con lentitud esperando que Morgan firmara, sacó un cigarrillo de su bolsillo y enseguida de encenderlo y llevárselo a la boca se sentó en el escritorio al lado de Morgan quién leía atentamente el contrato. Gracias a su concentración Massimo podía ver la expresión de concentración de Morgan y también notar sus acciones que eran normales pero de algún modo le hacían sentir inquieto.

Morgan nervioso se llevó un dedo a la boca mordiendo su uña, Massimo vio atentamente como el dedo de Morgan se humedecía por haber hecho contacto con sus labios, sin notarlo tragó en seco.

Morgan quién al fin pudo terminar de leer las normas del contrato se exaltó al mirar el salario que iba a tener, era extremadamente mayor que un pago normal de niñero.

– Eh, Sr. Morrone.
– Dime...

Morgan se dio cuenta de cuán cerca estaba Massimo de él, sentía como si Massimo estuviera tan cerca de su boca como si lo fuera a besar mientras absorbía el humo de su cigarrillo por lo que atemorizado se levantó de su asiento.

– Bueno, el salario de aquí es muy...
– ¿Poco? ¿Quieres que agregue más?
– ¡No!
– ......
– Digo... Es que, es más que el doble que un salario común.

Explicó rascándose el cuello incómodo por la cifra tan grande que indicaba en el papel.

– Es fuera de lo común porque los niños no son cualquiera, son mis hijos y merecen el mejor cuidado.
– Lo entiendo pero...
– Nunca creí que tuvieras alguna objeción por la cantidad de dinero, si solo es eso lo que te disgusta, simplemente acéptalo.
– ......
– ¿Otra cosa?
– No.

Tal parecía que el hombre no accedería a ponerle un salario normal, no era que no le gustaba el dinero era que simplemente sentía que le regalaba dinero sin sentido y eso le disgustaba un tanto.

– Firma.
– Ok...

Morgan nuevamente tomó asiento y Massimo se movió de lugar, retomando su lugar en la silla de su escritorio. Miró la mano que temblaba con fuerza mientras firmaba.

¿Por qué estás tan nervioso? ¿Qué te inquieta?

Se preguntaba acariciando el anillo que portaba en el dedo anular, Morgan que por fin firmó se lo entregó a Massimo.

– Daré mi mayor esfuerzo

Morgan hizo una reverencia pero no se percató que estaba cerca del escritorio por lo que al bajar su cabeza sin cuidado se golpeó con la orilla del escritorio. Massimo sostuvo el puente de su nariz mientras se preguntaba si realmente estaba bien que él fuera el cuidador de sus niños.

– Auch...

Soltó un quejido mientras se sobaba la frente, su rostro rápidamente se sonrojó de la vergüenza inmensa que sentía en ese mismo instante, quería que la tierra se lo tragara o que la corriente lo ahogara. Ni en su primer día de trabajo podían faltar los errores que lo hacían ver como un idiota.

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