Promesas

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Morgan rápidamente se acercó a la cama del niño y se sentó acariciando su espalda, dándole unas palmaditas.

– ¿Me dejas abrazarte?

Preguntó Morgan en un tono dulce y suave para que el niño sintiera que pudiera apoyarse en él, Milán ni siquiera lo pensó, solamente se levantó de la cama y se tiró a los brazos de Morgan llorando intensamente.

– Ya... Ya...

Morgan nuevamente abrazándolo le dio unas palmaditas como forma de apoyo.

– Llora, llora hasta que agarres el valor para confesarme por qué esos ojitos tan hermosos e inocentes lloran con dureza...

Milán asintió sin decir nada, lloró por unos diez minutos, Morgan durante ese momento se mantuvo callado y simplemente lo abrazó hasta que su llanto cesara. Al momento en que dejó de llorar, se alejó un poquito de Morgan, lo suficientemente para poderse ver frente a frente.

– ¿Me dirás por qué lloras?
– Mmm...

Milán dudó con bastante miedo si confesarle lo que le sucedía o no, sentía que Morgan siendo una persona tan hermosa se reiría por la penosa y absurda razón de sus lágrimas.

– Oh, vamos, cuéntame.
– Te vas a reír...
– Mi niño, no podría reírme de la tristeza que abunda en tu corazoncito

Respondió Morgan acariciando la mejilla y limpiando las lágrimas que recorrían el rostro de Milán.

– ¿Lo prometes?
– Lo prometo.

Milán lo pensó por unos segundos, pero al ver la expresión tan honesta de Morgan sintió la confianza de confesarle cómodamente lo que sentía.

– Unos niños se burlan de mi apariencia, dicen que soy obeso, que estoy muy feo y que debería morirme por querer jugar cosas de niñas porque soy una marica...

Milán nuevamente lloró, su pequeña vos constantemente se quebraba al contarle lo que le sucedía a Morgan.

– Son unos idiotas.

Expresó sin pensarlo, sentía rabia, ¿Cómo un niño tan pequeño ya era discriminado por su físico y sus gustos? Es apenas un niño.

– ¿También piensas que estoy gordo...?
– ¡PARA NADA! Eres el niño más hermoso, adorable y encantador que he conocido. Tan solo con verte me dan ganas de abrazarte porque eres tan hermoso!

Expresó Morgan agarrándole las manos a Milán, dejándole un beso suave en ellas.

– Milán, no importa tu apariencia, ni tus gustos, ni la opinión de los demás, lo único importante es lo que contiene este corazón y esta mente.
– Pero me hacen burla...
– Entonces, hay que cambiarte de escuela
– Mi padre no quiere...
– ¿Ya le comentaste de esto?
– ¡No! Si se lo digo, seguramente estará decepcionado de mí... Por tener un hijo tan... Malo

Sollozó Milán.

– No, no, no supongas algo que no ha pasado, mi niño, tienes que decirle
– No quiero...

Morgan apretó sus labios sintiendo lástima por la situación de un niño tan pequeño, pero sentía rabia con los maestros que ni siquiera les prestaba atención a esta clase de situación.

– Bien, te ayudaré.
– ¿Lo harás...? ¿Cómo?

Milán ladeó la cabeza pensativo ante las palabras de Morgan. Morgan sonrió al ver una expresión y actitud tan jodidamente hermosa.

– Debes decirme quiénes son los niños malos que te están molestando.
– No...
– ¿Por qué no?
– Porque me van a pegar
– Te prometo que no lo harán, pero debes decirme, ¿sí?

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⏰ Última actualización: Nov 24, 2023 ⏰

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