Responsabilidad

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Morgan con sutileza preguntó.

– ¿Me estas hablando en serio?
– ¿Crees que esto es una broma para mí?
– ...
– Habla de una vez por todas, no tengo tu tiempo
– No tengo esa cantidad...

Morgan respondió con algo de honestidad, esa cantidad era sumamente grande, sin embargo, no estaba dispuesto a pagar tanto por un simple golpe. Y pronto la desesperación apareció en su cabeza, ¿Qué tendría que hacer para pagar esa cantidad sin recurrir a su dinero? Se había metido en un problema grande, sin querer se condenó con un hombre que ni siquiera deseaba volver a ver.

– Puedo ayudarte.

Dijo el hombre recostandose en el carro de Morgan cruzando los brazos.

– ¿Cómo?
– Sé el niñero de mis hijos.
– Ah...

Lo que los ojos y oídos de Morgan escuchaban era una estupidez, todo lo que pasó esta noche le parecía una ridiculez innecesaria, era como si su vida se había vuelto más estúpida de lo que ya era.

– A Benjamín al parecer le encantas, es un niño que no deja que las personas se le acerquen fácilmente. Por lo que me eres útil cuidandolos.
– Mmm... No sabía eso pero aún así...

Morgan logró captar que el niño al que se refiere es el chico al que cuidó mientras esté hombre tenía una aventura con esa bruja escandalosa que tiene por acompañante, de solo recordar aquella escena tanto del niño como del hombre le ardía la cabeza y le picaba la mano, eran las ganas inmensas de pegarle un puñetazo para enseñarle que los hijos son una prioridad. Quizás cuidar a esos niños sería más divertido y sería una salvación pero dudaba completamente de las intenciones del hombre.

– ¿Piensas pagar entonces?
– No, bueno sí, pero no tengo esa cantidad justo ahora.
– Acepta, nos beneficia a ambos, dejo pasar este incidente y ganas dinero mientras cuidas a los niños.
– ...

Claramente quería rechazar la propuesta pero ver la imágen del niño llorando le calentó nuevamente el corazón, ¿Qué sería de él y de sus hermanos si se mantenían solos? Morgan sentía la necesidad de aceptar y de cuidarlos lo más pronto posible, se ve que esos niños no deben de pasarla bien junto a su padre y con esa mujer que de lejos se ve que no es su madre materna.

Mi cerebro me dice que debo negarme, pero mi corazón me grita que debo aceptarlo.

– Lo haré... Pero no será por mucho tiempo.
– Tampoco quiero tenerte cerca para siempre, ¿Sabes?
– Lo digo porque en 6 meses debo volver como bailarín, claramente no te importa pero debo dejártelo en claro.
– Entiendo.

Massimo saco su teléfono y se lo dio a Morgan.

– Dame tu número, te enviaré la ubicación para que hoy temprano llegues.
– ¿Hoy?
– Ya es de madrugada...

Morgan un poco avergonzado agarró el teléfono y agregó su número en los contactos del hombre. Después de entregárselo lo miró con sutileza, sin duda esa mirada nunca cambiaba, iba a ser difícil trabajar con él pero por ese niño y por la deuda que tenía daría lo mejor que pudiera.

– Espero que seas puntual.

Antes de darse la vuelta Massimo no pudo evitar mirar de pies a cabeza a Morgan, era inevitable no mirarlo, aunque Massimo detestaba a las personas que se vendían o seducían hombres a su antojo y más si eran hombres como lo suponía que era Morgan, pero aún así con Morgan era diferente, lo toleraba pero eso no quería decir que no lo detestaba, sin embargo, no mentía cuando decía que a su hijo realmente le agradaba Morgan. Frunció el ceño al darse cuenta de los actos que hacía, por lo que rápidamente se dio la vuelta y regresó con Sayan.

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