Una mirada diferente

Un baile diferente

Miró su reloj y notó que ya era la hora de su presentación por lo que salió del salón y fue a los baños que se mantenían cerca del lugar. Se vistió con algo más tallado y sensual, se miró al espejo y pudo notar que su rostro lucía pálido. Suspiro mirándose, apesar de tener un físico destacable y una vida más estable tenía la sensación de que se estaba perdiendo de algo más increíble, sus ojos celestes con una leve combinación de blanco y azul se veían apagados apesar de ser  claros como el cielo.

Solo necesito bailar como normalmente lo hago e irme.

Hoy era un baile un poco solitario, anteriormente bailaba con un grupo de bailarines destacados pero ahora solo baila él. Parecía una exageración pero algunas personas solo asistían a la fiesta por verlo bailar, el escenario era el único lugar en el que realmente resaltaba.

Mojó nuevamente sus manos con agua, secó sus manos con una toalla, tomó de su bolso la máscara negra que hace conjunto con su traje rojo llamativo, se colocó la máscara mirándose por última vez al espejo y así fue como salió del baño y volvió a ingresar al lugar. Justo a tiempo, la música que resonaba con fuerza se detuvo llamando a los demás e indicando que el show ya iba a empezar.

Dejó sus pertenencias a una asistente ya conocida, esa era Angelina, es una chica muy amable y humilde. Era el tipo de persona que le agradaba a Morgan, por lo que le resultaba fácil confiar sus cosas en ella.

– Gracias por cuidar de mis cosas.
– No es... Nada.

Respondió con timidez, un leve sonrojo salió de las mejillas de esta chica tan risueña, si no fuera homosexual seguramente estaría con una mujer así.

Después de pasar un momento agradable vino la ansiedad y la preocupación a su cabeza, el presentador llamó el nombre de Morgan pidiendo unos aplausos y dándole paso a la música que Tom seleccionó para este evento.

Renegade... Una canción con un ritmo caliente y emotivo, mordió sus labios para calmar el cuerpo que flaqueaba. Cerró los ojos y se dejó llevar por la música, fue así como salió al escenario y empezó a moverse con fluidez. Una sonrisa coqueta salió de ese rostro pulcro que anteriormente estaba temblando del miedo.

Este era Morgan.

Tenía dos versiones de él, la música como anteriormente se dijo, era como la droga que lo consumía por completo y lo cambiaba drásticamente. No se puede negar que hubieron hombres que miraron con lujuria al pequeño Morgan que se desenvolvía como nunca, eran bestias que observaban una presa ligeramente encantadora, la entre pierna de muchos  ardió motivados durante ese acto.

Ese era el motivo por el cuál trataban de zorra caliente entre medio de lobos feroces a Morgan, las mujeres que presenciaban esta escena se murieron de envidia porque la mayoría no podían dejar de ver el espectáculo tan animador y caliente de este joven, lo que más resaltaba de él eran esos ojos grandes y caídos.

Era lo único de su rostro que no permanecía cubierto, Morgan lo estaba haciendo sensacional como siempre, pero hubo algo que le presionó el pecho. Pudo notar la presencia de unos ojos marrones feroces que ardían con un fuego ardiente combinado con un odio obstinado. Era la primera vez que durante un baile en donde solo existía la música y él, notara la mirada tan penetrante de una sola persona.

Con sutileza miró a la dirección de esos ojos que no podían parar de verlos ni él podía dejar de sentir esa presencia extraña. Eventualmente hicieron contacto visual y aunque fue por un periodo corto de tiempo fue algo inexplicable. Su corazón tembló y su respiración se agitó, la nube en la que había estado bailando se esfumó como polvo dándole un golpe de realidad, aunque no dejaba de sentir esos ojos, como un profesional siguió la presentación, él siempre había disfrutado sus bailes exóticos, sin embargo, este baile estaba lleno de inquietud y nerviosismo. Los únicos responsables eran esos ojos que no podían perder de vista, gracias a esto pudo experimentar lo que es vivir un infierno bailando.