Capítulo Dos

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AAECE
























Apartamentos Sixtyfour, Barcelona

Y ese milagro que me contesta el rey Chuy? Te hablé hace una hora y nada — bromeó Jael, haciendo que su hermano rodara sus ojos a través de la pantalla.

— Exagerada, lo que pasa es que iba manejando, y luego no te iba a prestar atención bien. Cómo va todo, ya empezaste a hablar con la lengua pisada o aún no se te pega el acento?

— Ja-ja, que gracioso. Aún hablo el castellano perfecto, mucho más refinado que tu. Acá está todo súper tranqui, mañana nos vamos para Sevilla para el partido de el sábado, de hecho debería estar empacando.

— Entonces por qué estás hablando conmigo?

— Parece que no me conocieras. Ya tengo una maleta hecha siempre para antes de los partidos. Cómo está todo allá?

— Siempre con tus locuras de "mujer prevenida vale por dos." Estamos todos muy bien, hoy el Chiquetito dijo "bibi" para pedirme el biberón. Ya está creciendo mucho. Que no se te olvide que tú serás su madrina de bautizo, eh?

— Si, yo fui quien te lo pidió. Quién será el padrino?

— Aún estoy viendo. Aunque creo que sigo firme en quien ya había elegido. No te molesta, verdad?

— Que, que sea Alan? No, para nada. No quiero que haya momentos incómodos, eso es todo. Mucho menos por que le tengo mucho aprecio.

— Aprecio o lo quieres aún? Jael Galilea a mi no me puedes engañar. Ese hombre es el único que tú quieres.

— Te detesto, te detesto por que me conoces de sobra. Me cuesta tanto dejar de quererlo, y en serio quiero avanzar. Por mi bien y por el suyo nos tenemos que soltar. Además, hay alguien que está interesado en mi y la verdad es que es un muy buen prospecto como pareja — agregó la joven doctora, creando una confusión enorme en su hermano.

— Quien? Jael, no mames tienes un montón detrás, este "prospecto" que dices en serio debe ser un príncipe o un millonario.

— Es João, João Félix. En serio es un muy buen hombre, y me siento mal por que no estoy lista para darle la oportunidad que tanto me pide.

— Quién te viera, tan carbona que fuiste para darle una oportunidad a Alan.

— He cambiado mucho, Jesús, justamente por eso. Mi relación con Alan me abrió los ojos en muchos aspectos. Ahora no tengo miedo a enfrentar nuevos retos solo porque sean desconocidos.

— Sabes que deberías de enfrentar? Hablarle a el pobre hombre que dejaste en crisis. Te ama más que a su vida, yo soy testigo.

— No lo hagas más difícil! Tú crees que yo no lo amo?! Tú crees que yo no me arrepiento en cada momento de no haberme despedido de él?!Es el amor de mi vida, Gilberto, por Dios!

— Entonces por que no le hablas?! Ustedes están destinados a estar juntos! Estás siendo una cobarde! Otra vez! Llevas toda tu vida teniendo miedo a lo desconocido! Deja de ser una cobarde.

— Sabes que?! Mejor hablamos cuando te calmes y sueltes este tema. Adiós Jesús, que Dios te cuide, te amo.

— Igualmente, tontita.

AUNQUE AHORA ESTÉS CON EL - Alan Mozo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora