Capítulo 15

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Rin no volvió a intentar sobrecargarse con trabajo luego de aquella tarde, por el contrario, pasó las semanas siguientes en una completa calma.

La mujer día a día acariciaba la ropita de su bebé, ansiando con todo su corazón conocer pronto su carita. No había un día en el que no soñara con la llegada de su hijo. 

En ese tiempo viviendo en la casa de Sesshomaru, ambos habían aprendido a convivir. Era una convivencia sana y cordial, ninguno de los dos intentaba cruzar el límite de la amabilidad. 

Y Rin buscaba siempre mantener intacta aquella muralla que le impedía a Sesshomaru siquiera intentar otro tipo de cercanía. Aunque ella no lo sabía, esa era la única razón por la que el hombre no intentaba nada más. 

Le había costado demasiado convencer a Rin de irse a vivir a su departamento como para arruinarlo de la noche a la mañana. Secretamente, deseaba que Rin no únicamente pasará su embarazo en su casa, sino que también se mantuviera viviendo con él, mientras cuidaban juntos del bebé y quizás, en un futuro, algo más pudiese suceder entre ambos. 

Por su parte, a Rin se le hacía cada día más difícil reprimir los sentimientos que sentía hacia Sesshomaru. Ella siempre había estado enamorada de él y ahora, conviviendo juntos, ese amor seguía creciendo, alimentado por falsas esperanzas, y eso le molestaba demasiado. 

Solamente quería pasar rápido, esta etapa tan delicada y poner completa distancia entre ambos. Ya luego arreglarían juntos el asunto de las visitas al bebé y de cómo sería el tema de la crianza. 

Porque lo único que los unía era  precisamente eso: el bebé. Si no fuese por ese pequeñín que venía en camino, se hubiese asegurado de no volver a ver nunca más a Sesshomaru. Sin embargo, el destino había decidido que una nueva vida surgiera de aquella unión que se había dado en el pasado. 

Rin suspiró desechando esos pensamientos que siempre acudían a ella en momentos de ocio. 

Esa era la razón por la que prefería mantenerse ocupada, para evitar darle vueltas y vueltas al mismo asunto. Ese asunto no merecía su atención ni mucho menos uno solo de sus pensamientos, Sesshomaru no merecía ocupar su mente como lo hacía, él no la merecía. 

Y mientras pensaba en esto, la puerta del departamento fue tocada. La mujer del servicio se apresuró en atender, pero Rin le indico con un gesto que ella lo haría. 

La joven embarazada se acercó a la puerta y la abrió, encontrándose con una mujer que desgraciadamente conocía. 

—Tú—dijo Kagura viéndola de arriba a abajo con desdén.

Rin se quedó muda por un instante sin saber qué contestar. Por la expresión de la mujer, podía intuir que no estaba enterada de su presencia en el lugar. 

—Sesshomaru no se encuentra—fue lo único que se le ocurrió decir, puesto que era obvio que había ido a verlo a él. 

—Bien, lo esperaré—contestó la mujer haciéndola a un lado para pasar. 

Rin sintió un ligero golpe en su hombro y de pronto una sensación de cólera la invadió. 

«¿Quién se creía esa tipa para apartarla así?», se preguntó, cerrando el puño y conteniendo apenas el impulso de darle un cachetón. 

Ella no se iba a rebajar con una mujer tan vulgar como esa, no merecía que le prestará siquiera atención. Sin duda, Sesshomaru y esa mujer eran tal para cual, concluyó dejándola en la sala sin decir más. 

Rin se encerró en su habitación y no quiso presenciar el momento en el que Sesshomaru llegaría y se encontraría con su amante. No quería saber lo que se dirían o si la invitaría a hacer algo más. De hecho, podía imaginarse una serie de escenarios que no hacían más que hacer que su corazón se estrujara con un profundo dolor. 

Fue inevitable no recordar aquella tarde en la oficina, cuando ilusamente lo espero y él llegó en compañía de esa mujer. Su corazón se rompió ese día de una manera que jamás imaginó. 

Y lo odiaba por eso. 

Siempre lo odiaría. 

Horas más tarde, cansada de no saber qué pasó con la dichosa mujer, Rin salió del encierro de su habitación, guiada por una enorme sensación de curiosidad. 

El corazón de la joven se oprimió cuando escuchó risas provenientes de la cocina, por un instante dudó en mirar, pero una parte de su ser necesitaba presenciar lo que sea que estaba sucediendo, para así poder evitar volver a perder el tiempo haciéndose vanas ilusiones. 

Los ojos curiosos de Rin se asomaron por la entrada de la cocina, mirando sin siquiera poder parpadear, algo que no le agradó en absoluto. 

Una lágrima resbaló de los ojos de la joven, al tiempo que sentía una vez más todas sus ilusiones rotas. 

Luego de presenciar un beso entre esa mujer y Sesshomaru, Rin se dio la vuelta rápidamente y quiso correr de regreso a su habitación, sin embargo, en el proceso notó que un líquido empezaba a deslizarse entre sus piernas como si fuese un grifo que de repente hubiese sido abierto. 

«¿Qué es esto?», se preguntó Rin con sus ojos borrosos, horrorizándose al tiempo en que una respuesta acudía a su mente: había roto fuente…

CORAZÓN ALMIBARADO | SESSHRIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora