Borrachera sentimental

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Narra Ámbar;

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Narra Ámbar;

10:45 a.m

—creéis que voy a impresionar a León con este vestido?—  — Querida, a la que tienes que impresionar es a ti misma.— Marina tenía razón, Esmeralda había probado un vestido de novia que le quedaba pegado al cuerpo con un poco de escote no muy descubierto y una abertura haciendo lucir una de sus piernas largas. —Estas perfecta bestie.— dijo Charlotte tomando un sorbo de su café.

—Tu que opinas Ámbar?— me pregunto Esmeralda mirándose al espejo un poco confundida. —Te queda bien, lo mejor es que escojas este vestido.— ella asintió, al parecer creo que lo iba a comprar. — Entonces me llevaré este.— habló muy decidida. Esmeralda se marchó para los probadores. —Y tú cuando piensas casarte con Erick?— —No lo sé Charlotte, cuando me lo pida.— respondí algo incomoda. Mejor para mi si no me lo pide, la verdad no quisiera ir tan rápido con el.

—Mejor dime tu Charlotte cuando piensas comprometerte?—  ella ni se lo pensó dos veces respondió  muy decidida. — A mi no me gusta comprometerme, soy más de líos.— Marina hizo una mueca de asco.  — A mi eso ya me aburre.— le respondió la pelirroja. —Chicas perdonad por la tardanza.— regresó Esmeralda  sujetando su vestido en una percha y por encima una bolsa transparente.

Miré la hora en mi teléfono dándome cuenta de que ya tendría que estar en casa. Erick no tardaría en volver y otra vez se me olvidó pedirle permiso de salir. Tragué saliva apagando mi móvil.  —Yo me tengo que ir, nos vemos luego.— me despedí de las chicas con dos besos en cada mejillas. —Que aburrida es.— pude oír murmurar a Charlotte... hipócrita. Pero que me esperaba de ella si es una niña de papi.

Al salir mi teléfono empezó a vibrar era... Erick. Justo cuando iba a responderle se me resbaló el teléfono de las manos cayendo al suelo, este se apagó teniendo un gran arañazo sobre la pantalla. —Joder.— susurré agachándome para recogerlo. Me levanté empezando a caminar, sentía que me faltaba algo pero no le eché tanta importancia, me importaba más la reacción de Erick al ver que no le respondí.

Mientras caminaba alguien me tocó el hombro dándome un susto pero me calmé al recordar esos ojos. —Se te cayeron las llaves.— extendió su mano esperando que las cogiese pero yo me había quedado en un trance. —Otra vez tu?— sin querer lo dije en voz alta. Mis mejillas se tornaron de color rojo por la vergüenza que estaba sintiendo en este momento. —No creas que yo también quiero verte.— sus palabras fueron tan frías que apuñalaron mi corazón.

Me armé de valor tomando las llaves pero al instante me arrepentí ya que nuestras manos rozaron. Ni si quiera esperó a que le diese las gracias se marchó golpeándome levemente el brazo. Voltee un poco mi cabeza encontrándome con las chicas afuera... mierda la había cagado. Las ignoré y seguí mi camino.

[...]

Caminé hacia el salón con temor y ahí estaba sentado en el sofá esperándome. —Te fuiste a ver con ese imbecil, verdad?— negué asustada sacando mi teléfono de mi bolso. —No te respondí porque se me cayó el móvil de las manos y se rompió la pantalla.— —Acaso te pregunté?— agache mi cabeza negando. —Me dijo Esmeralda de que te vio con un tipo raro hablando, fue el verdad?—

—No.— Mentí mirándole a los ojos.  —Segura?— su tono de voz puso mi piel de gallina, se levantó dando unos cuantos pasos lentos hacia mi. Estaba asustada pero no quería demostrarle eso, dejé caer mi bolso al suelo, cerré mis ojos solo por un momento al acorralarme contra la pared. Volví a agachar mi rostro, este me agarró de la mandíbula haciendo que lo mirara a los ojos. — Mírame a los ojos y dime que me amas.—

Como no decía nada volvió a repetir lo mismo. — Dime que me amas Ámbar.— dejo caer su cabeza sobre mi hombro. —Nunca te amé.— fui sincera con el. —Algún día me amarás.— se aparto marchándose como siempre.  Tome mi bolso subiendo las escaleras. Pasaron las horas y ya había anochecido, mis suegros habían salido a cenar, yo había terminado de darme una ducha pensaba dormir pero Erick me interrumpió.

No pensé que estaría en casa, a esta hora debería pasar el rato con una de sus amantes pero en vez de eso estaba enfrente de mi apestando a alcohol, solo suspiré.  —Ves lo que me haces?— quiso acercarse a mi pero no podía ni estar de pie tuve que sostenerlo para que no se cayera. —Apestas a al...— —Shh cállate Ámbar.—puso su dedo sobre mi labio. —No sabía lo hermosa que te ves de cerca.— lo dijo con un brillo en los ojos.

—No sabes lo que dices porque estas ebrio.— el se  empezó a reír sin sentido. —Sabes, es mi culpa que lo nuestro sea una mierda.— y ahora se da cuenta, emborracharse lo hace muy vulnerable. —Pero me mata la idea de saber que otros pueden estar mirando a mi chica.—  —Erick, estoy muy cansada solo quiero dormir.— lo ignore intentando tumbarme pero todo fue en vano. Este me agarró de la mano susurrándome lo siguiente;

— Tengo miedo de perderte aunque me cueste admitirlo.— me miró por un par de segundos, luego sus ojos bajaron a mis labios, quiso besarme pero  hizo una mueca de asco... se fue corriendo directamente al baño empezando a vomitar. Me tumbé apagando la luz, por que no podíamos tener una relación normal y tenía que ser todo tan complicado?

[...]

Estábamos todos reunidos en la villa de Esmeralda y León. Nos habíamos reunido allí para hablar sobre la boda de ellos, estaban ahí hasta los mayores.  Esmeralda parecía estar muy emocionada, no paraba de hablar y León... digamos que estaba con la cabeza en otra parte. —Nuestros hijos hacen una buena decisión al casarse.— Dijo el padre de León. —No crees que son muy jóvenes?—  —Matilda , por favor , yo me casé a los diecinueve.— habló la madre de Esmeralda.

—Los niños ya son mayores de edad, si se casan por amor es lo mejor.— añadió su padre. —Muy bien dicho Felipe.— dijo mi suegro.  —Que aburrida la conversación de los mayores.— bostezo Gael. —A mi me interesa.—  — A veces eres muy aburrido Erick.— volvió a hablar Gael, mi novio le respondió sacándole el dedo corazón.

—Darling no van a venir a tu boda esas dos camareras no?— —Obviamente que no, Charlotte.— Rodeó los ojos la rubia insoportable.  —Pues vamos a recordar que este idiota de aquí le pidió salir a la indigente esa.—  habló la pelirroja. —Así que aunque queráis o no, ellas vendrán si o si.— comentó Erick.  —Yo no se que le viste a Lara.— aportó Charlotte mirando un poco mal a Gael.  — Cariño ya te lo expliqué miles de veces.—   —Aha si , si.— se cruzó de brazos.

—León a ver si no te vas a echar para atrás el día de tu boda como un capullo cuando veas a Elena.— Se rio burlonamente mi novio. —Elena solo fue un pasatiempo, yo solo tengo ojos para mi futura esposa.— siguió hablando. — Tengo claro que Esmeralda es la indicada.— dijo con una gran sonrisa.

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