Damián

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NARRA ÁMBAR;

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NARRA ÁMBAR;

Amanecí como siempre, sin Erick al lado... ya estaba cansada de siempre la misma rutina, aunque me había acostumbrado. Hice mis necesidades en el baño, después salí y me vestí como me solía vestir casi todos los días elegante y chic. Bajé las escaleras con una sonrisa hasta que se me esfumó. —Buenos días amor.— Erick estaba desayunando junto a mis suegros.

Pensé que estaba ya en la empresa, casi nunca suele desayunar en casa. —Buenos días.— me senté al lado suya empezando a comer. —Deberíais salir a cenar esta noche, hace tiempo que ya no salís como pareja.—  —No creo que Erick tenga tiempo.— le respondí a mi suegra, Matilda. —Como que no tengo tiempo amor?— me apretó el muslo con mucha fuerza haciéndome daño.

Tuve que aguantar el dolor. —Está noche mi novia y yo iremos a cenar, está decidido.—  —Tienes al mejor novio del mundo Ámbar.— habló mi suegro limpiándose la boca con una servilleta.   —Hijo vamos que tenemos mucho trabajo en la empresa.— Este se levantó no terminando de tragar lo que estaba comiendo, parecía la marioneta de su padre.

—Te veo en la noche Ámbar.— dijo apurado saliendo del comedor.

[...]

Me pasé toda la tarde comprando, es lo que me relajaba. Ya cansada salí de la última tienda con cinco bolsas en cada mano. Me parecía raro que un hombre llevase detrás de mi desde que entré en la última tienda pero no le eché mucha importancia, me paré un momento para retocar mi maquillaje y pasó lo que menos me esperaba, ese hombre era un delincuente. Me arrebato mi bolso Chanel dejando caer todo mi maquillaje.

—Alto ahí!— Quise correr pero  me doble mi tobillo derecho porque llevaba tacones. —Mi bolso!— chillé alarmada. —Ese hombre es un delincuente!— Un chico que pasaba por allí tranquilamente escucho lo que dije y no dudo ni un segundo en ir tras el. Me levanté como pude del suelo, intenté caminar un poco pero es que no podía por el dolor. Me quedé donde estaba esperando a que viniese el chico con mi bolso.

Después de unos minutos el joven regresó con mi bolso Chanel en su mano, me lo entregó con una sonrisa. —La próxima vez tenga más cuidado.— asentí tomándolo de vuelta. —Gracias.— el asintió mirando hacia abajo ¿Que estaba mirando? ... Aish ya sé.  —Crees que puedes caminar con el tobillo así hasta tu casa?— obviamente negué, me avergonzaba la idea de saber de que me acompañaría pero no tenía otra forma de llegar a casa.

—Déjame llevarla, solo dame la dirección.— —No hace falta , puedo ir sola.— di sólo dos pasos y ya caí al suelo. —Auch!— hice una mueca de dolor.
—Ya la llevo yo.— nunca había visto unos ojos tan bonitos como los de él, ese color marrón miel me hacía perderme en su mirada. Me quedé tan hipnotizada que no me di cuenta que estaba en sus brazos. —Quien iba a decir que al volver del extranjero me pasaría esto.— Todo lo que decía lo decía con una sonrisa.

—Puedes llevarme mejor a caballito, es que me siento un poco incómoda así.— el chico cuyo nombre no sabía lo entendió a la primera, me bajo por un momento hasta que me monte en su espalda. —No creas que tengo coche princesita, te voy a llevar hasta tu casa en una moto.— trague saliva al oír eso pero me emocionaba la idea de ir en moto, jamas había ido en una. 

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