6. Nunca podre odiarte.

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22 de noviembre de 1922 — dos años antes

Un día cualquiera.

"Bastardo"

"Que asco, como pudo golpear a alguien como Carlos"

"..."

...

—¿Comiste? ¿cómo estas allí en la ciudad?

— Estoy bien, mamá, aquí.. todo esta bien.

— Me alegro hijo, sabes que trabajamos duro para que estudies, nunca dejes el colegio.

— Lo se, mamá.

— Si ocurre algo sabes que volverás aquí a la cosecha como tus demás hermanos, así que ponle ganas.

— ..si, mamá..

Andrés colgó el teléfono y jugo un rato con los cables rizados del teléfono fijo. Su mente divago un momento a que pasaría si llegara a perder un año, su estado académico no es tan buena, por lo que es más difícil para él, aún peor, el estrés y ganas de nunca más ir, cualquier normal saldría de ahí y denunciaría por acoso escolar, cualquiera menos Andrés.

A su corta edad quería lograr ser algo más que el resto de su familia agricultora, lloro y suplico terminar la secundaria y seguir a la universidad, era el único de sus dos hermanos en tener secundaria completa, estaba decidido ser quien termine exitoso y sacar a su familia de la tierra húmeda.

— Solo un mes más.. si puedo.

— Dios, que asco

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— Dios, que asco..

— Pobre, parece que es muy fuerte..

En la cafetería se encontraban la mayoría de estudiantes que venía a comer, lamentablemente no fue posible cuando dos jóvenes de último año empezaron a tirar cáscaras en el plato de un chico de piel blanca, este joven no hacía nada, solo miraba su bandeja con asco pero no decía nada.

— Los cerdos como tú comen eso, ¿Me equivoco? Cerdito..~ — Andrés miraba el suelo clavando sus ojos en el, no era capaz de levantar la mirada, pero esta bien, solo debía esperar a que un docente intervenga, solo debía resistir.

— Oh vamos...cerdito

Andrés sintió un jalón en su pelo y luego fue tirado al suelo terminando arrodillado con la espalda arqueada, su cabeza era tirada por atrás mientras uno de los chicos agarraba la cáscara putrefacta con su mano.

— El cerdito debe comer. El cerdito debe comer.

Poco a poco, iba acercando la comida hacia el rostro de Andrés, cuando este sintió las sobras en sus labios, trato de esquivarlo, hasta que el olor repugnante llegó a sus fosas nasales revolviendo su estómago y sintiera ganas de vómitar.

Y todo el mundo miraba la escena, todos miraban y los rodeaban en círculo. Andres miró a todos lados, buscando a alguien.

— ¡Hey! Que creen que están haciendo. — Andrés suspiro, dentro sintió mucha felicidad al ver como intervenía el pedagogo y se llevaba al joven lejos a quien sabe donde.

Nunca podre odiarte. Te amo [spartor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora