8. Nunca podre odiarte.

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Carlos estaba detrás de la puerta durante toda la conversación.

No me gusta Carlos. Me gusta Andrés.

Sus ojos empezaron a nublarse y sin pensar empezó a llorar. Sus llantos seguian y seguian al punto de empapar el piso repentinamente. Pronto, su llanto y tristeza se volvió ira y repulsión. Sebastian ya sabía de todo pero no que él era quien lo hacía.

Todo esta bien, aun no estaba perdido.

Tal solo trago saliva y las lágrimas dejaron de brotar para luego secarse en sus mejillas rojas.

Ese día salio temprano saltándose dos clases importantes. Ahora mismo ya no le importaría bajar sus notas. Se acostaria con los profesores y saldría bien. Su mente ahora se concentraba en una cosa.

La inocencia de Andres es algo único, es algo que todos hemos notado, la paz que trasmite es increíble.

Inocencia.

Pensar que lo admira por el hecho que aún es virgen y que él haya perdido su virginidad a edad muy temprana le daba náuseas. Pero, si le gusta porque él aún permanece virgen, si ya no lo fuera..¿cambiaría algo?

Su mente se empezó a corromper poco a poco, sentía su ira tomar el control de su mente.

Andrés contemplaba la vista a los lejos, estaba feliz, logró pasar el examen de biología y geografía, todo con la ayuda de Sebastian que volvió a enseñarle

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Andrés contemplaba la vista a los lejos, estaba feliz, logró pasar el examen de biología y geografía, todo con la ayuda de Sebastian que volvió a enseñarle. Podría decir que estaba todo bien. Solo faltan unas semanas y terminaría el tercer año. Tan solo faltaba un examen, era el que Ari le había estado enseñando pero que ahora Sebastian estaba volviendo a enseñar.

Aunque estaba feliz no podía evitar sentirse algo cansado. Sus estudios iban bien, pero no podía evitar sentir como ahora se sentía muy observado, cada que salía del colegio podía ver como los maltratos habían parado, pero aun así tenía una mala sensación.

....

— Andrés, lleva estos libros a la biblioteca.

— Esta bien..

Caminaba despacio y relajado, con cuidado trataba de esquivar a toda la gente que estaba en su camino, cuando llegó volvió a sentirse observado, miró a ambos lados pero no había nadie. Supuestamente todos estaban hablando o jugando afuera no le sorprendería que no haya nadie, pero aun así, de verdad sentía una mala vibra.

— ¿Acaso ese es Andres? — Se sobresalto al escuchar su nombre, giro su cabeza encontrándose con Felipe.

— Sabes, me contó alguien que hiciste hacerlo enojar más que nunca, ¿que hiciste pequeñito?

Andrés no respondió, dejó los libros sobre un estante pequeño y bajo su cabeza ignorandolo completamente. Sintió pasos dirigirse hacia él, no tembló, solo que quedó quieto, esperando que no haga nada.

Nunca podre odiarte. Te amo [spartor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora