16. te odio, Maldito reptil.

77 6 1
                                    


— No me moveré de aquí.

Al final, Ari terminó siendo expulsado de aquella casa. Los papás de Andrés solo lo miraron triste por la ventana, veían al chico parado frente a la puerta sin mover un músculo, mientras soltaba un rostro firme.

— Hijo...

— No, mamá, no lo quiero cerca de aquí.

— Parece que está decidido a quedarse todo el día..

— Entonces que se quede esperando, no abriré esa puerta.

Pasaron alrededor de tres horas, Andrés veía a Ari desde su ventana mientras comía tranquilamente, sus padres solo sintieron pena, era un muchacho muy bello, pero su rostro delgado e intranquilo arruinaba sus facciones faciales.

— Hijo, dale por lo menos un plato de comida.

— Papá, esa persona no es quien crees.

— Lo dejaré entrar, puede que se esté muriendo de calor.

— Mamá-...

Cuando la puerta se abrió, Se pudo ver un brillo en los ojo de Ari, mientas se arrastraba hacia la mujer abrazandola como si de un peluche de felpa se tratara. La pobre señora sonrió alegré, el chico era muy cariñoso, era muy lindo la manera sutil y relajado con la que se acercaba. Andrés solo se escondió detrás de su padre con la cabeza baja, maldiciendo cada que lo veía.

— Muchas gracias señora, Vine desde muy lejos y no he logrado comer o beber algo, muchas gracias por dejar quedarme aquí..

— ¿¡Qué?!

.
.
.

Andrés tuvo una gran discusión con sus padres, no paraba de maldecir y decir que él nunca se quedaría en su casa, sus padres trataban de calmarlo, de hacerlo entender que era un pobre e inocente sujeto.

— Por favor.. no tengo donde quedarme o donde comer..

Maldito idiota..

Solo una noche, solo eso hijo..— rogaron sus padres con ojitos de perrito, tanto que el mismo Andrés se ablando, suspirando y mirando a sus padres—, Esta bien, pero solo una noche.

Sin decir más, Ari y hasta sus propios padres saltaron de alegría cuando acepto su hospedaje.

— Ven, te daré un plato.

— Si, señora, solo déjeme hacer una pequeña llamada..

— Claro, el teléfono esta en aquella mesita. — señaló hacia un teléfono inalámbrico rojizo, tanto que el mismo Ari sonrió por la modernidad del teléfono, que puede que sea lo único moderno de ese lugar.

~

— Cancela mi hospedaje en ese cuarto.

— Pero Señor, ya está todo pagado..

— aah..entonces te lo regalo, y todo el buffet de la noche, cómetelo.

— ¿¡En serio?! G-gracias señor..

Bip..bip...bip..

— ¿Qué quieres?

— Comunícate con Francisco, dile que lo espero aquí a las siete.

— No creo que tenga para venir aquí..

— ..bien, pagaré su traslado, pero lo quiero aquí.

~

— Aah..—quejido—, que imbéciles. —chasqueo su lengua irritado—

— Ari~ ya está servido.

Nunca podre odiarte. Te amo [spartor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora